El periodista italiano Sandro Magister publicó este artículo sobre la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, con hondas raíces en territorio argentino, donde tienen casas en Buenos Aires; en Martínez , Pilar, Gregorio de Laferrere, Caraza, Mar del Plara y La Reja, Prov. de Buenos Aires; en la provincia de Córdoba en la capital, Alta Gracia, Río Cuarto y Yacanto; en Corrientes, en la capital, Mercedes y Curuzú Cuatiá; en la capital de Jujuy; en Mendoza, Godoy Cruz; en Río Negro, Pichi Mahuida; en la capital salteña y en Tartagal; en la ciudad de San Luis; en Rosario, Santa Fe; y en las capitales de Santiago del Estero y Tucumán.

Los lefebvristas ya no están excomulgados. Pero la paz está lejos
Es más, aumentan los motivos de conflicto, también con los hijos de Israel. Benedicto XVI multiplica los gestos de apertura, pero no consigue nada a cambio. El incidente del obispo negacionista, con un comentario de la docente judía Anna Foa

ROMA, 28 de enero de 2009 – A Benedicto XVI le cabe muchas veces encontrarse en particular dificultad con dos zonas extremas que se entrecruzan: con los lefebvristas y con los judíos.

El 24 de enero el Papa Joseph Ratzinger ha revocado la excomunión a cuatro obispos ordenados ilegítimamente por Marcel Lefebvre en 1988, excomunión en la que habían incurrido "latae sententiae", es decir, en forma automática simplemente por haber llevado a cabo esa acción. De todos modos, los cuatro obispos siguen suspendidos "a divinis", lo que significa que no pueden ejercer su ministerio en la Iglesia Católica y sus comunidades están en estado de cisma.

Uno de los cuatro obispos, el inglés Richard Williamson (foto), es un entusiasta negacionista y recientemente ha vuelto a lanzar sus tesis negadoras del exterminio de los judíos por obra de los nazis. La coincidencia entre estas posturas suyas y la revocación de su excomunión – además a pocos días de la Jornada mundial en memoria de la Shoah, el 27 de enero – ha provocado fuertes protestas de muchos judíos, también de aquellos generalmente más benévolos con la Iglesia Católica y con el actual Papa.

Una análoga suma de circunstancias había hecho estallar en los meses pasados una polémica similar. Cuando Benedicto XVI liberalizó para todos los católicos el rito antiguo de la Misa, baluarte de los lefevbrianos, muchos judíos protestaron porque había en dicho rito una oración considerada por ellos inaceptable y ofensiva, en cuanto apunta a su "conversión". El Papa reescribió el texto de la oración, pero algunos judíos rechazaron también la nueva fórmula.

La razón de fondo de estas turbulencias está en la teología antijudía que distingue en general a los lefebvristas. Según muchos judíos, la Iglesia Católica hace muy poco para contrarrestar este antijudaísmo y exigir el arrepentimiento de sus responsables.

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En efecto, los "magnánimos gestos de paz" que Benedicto XVI ha llevado a cabo muchas veces en dirección a los lefebvristas no han sido seguidos hasta ahora, por parte de éstos, con algún paso significativo de arrepentimiento y de acercamiento.

El primero de estos gestos ha sido la audiencia concedida el 29 de agosto de 2005 por Benedicto XVI al sucesor de Lefebvre y cabeza de la comunidad, el obispo – en esa época excomulgado – Bernard Fellay.

El segundo gesto ha sido el discurso del Papa a la curia romana el 22 de diciembre de 2005. Un discurso de importancia capital, porque fue al corazón de la cuestión de la cual ha nacido el cisma lefebvrista: la aceptación e interpretación del Concilio Vaticano II. Benedicto XVI mostró que el Vaticano II no significaba ninguna ruptura con la tradición de la Iglesia, más aún, estaba en continuidad con ella también allí donde parecía significar un giro neto respecto al pasado, con el pleno reconocimiento de la libertad religiosa como derecho inalienable de cada persona.

Hace tres días, "L'Osservatore Romano" ha vuelto a publicar ese discurso del Papa, junto al decreto de revocación de la excomunión de los cuatro obispos lefebvristas. El 25 de enero fue también el quincuagésimo aniversario del primer anuncio del Concilio por parte de Juan XXIII. Pero durante más de tres años, por parte de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, fundada por Lefebvre, no ha habido ningún signo de adhesión a las tesis de Benedicto XVI sobre la interpretación del Concilio.

El tercer gesto ha sido la liberalización del rito antiguo de la Misa, con el motu proprio "Summorum Pontificum" del 7 de julio de 2007. Con esta decisión, el Papa Ratzinger se dirigió ante todo al conjunto de la Iglesia Católica, pero entre sus intenciones se contaba también la voluntad de remediar el cisma con los lefebvristas.

Pero los lefebvristas interpretaron este gesto simplemente como un reconocimiento de sus posiciones. Además, se hizo presente la reacción de muchos judíos por la oración que pide su "conversión", pese a que Benedicto XVI la ha reformulado posteriormente.

El cuarto gesto es el de los días pasados: la revocación de la excomunión. El Papa Ratzinger la ha efectuado unilateralmente, como "don de paz", con la esperanza explícita de alentar una rápida discusión y solución de los puntos que dividen.

Pero hay que decir que el pasado 15 de diciembre, en su última carta escrita a las autoridades de la Iglesia de Roma antes del "don", el superior de los lefebvristas Fellay no dio ningún signo de querer aceptar íntegramente el Vaticano II:

"Estamos dispuestos a escribir el Credo con nuestra sangre, a firmar el juramento antimodernista, la profesión de fe de Pío IV, aceptamos y hacemos nuestros todos los Concilios hasta el Vaticano II, respecto al cual expresamos reservas".

Luego han llegado las declaraciones negacionistas del obispo Williamson, personaje no nuevo en pronunciamientos de este tenor. De él se recuerda, luego de setiembre de 2001, una alucinante explicación de la caída de las Torres Gemelas, atribuida a un fantasmal "estado de policía" destinado a someter América y Europa.

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Respecto a los lefebvristas, la crítica que en la curia romana y entre los obispos se dirige a Benedicto XVI es la de actuar sólo con gestos unilaterales, sin conseguir nada a cambio.

Se observa que todos los gestos tienen nítida coherencia y consistencia teológica. Pero caen en un terreno no cultivado adecuadamente.

También la revocación de la excomunión de los cuatros obispos cae bajos estas críticas. Se observa que también entre Roma y Constantinopla se han derogado las excomuniones, pero este gesto fuertemente simbólico ha sido efectuado dentro de un camino de real acercamiento ecuménico. Un camino que, por el contrario, está ausente entre los lefebvristas, con quienes las divisiones se mantienen intactas.

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Con los judíos ocurre lo mismo. Se reconoce que Benedicto XVI ha elaborado los textos más elevados y más constructivos para el diálogo entre las dos confesiones de fe. Pero se le imputa que contra sus palabras colisionan demasiados hechos.

Un ejemplo de ello es lo que ha ocurrido días pasados. En el Angelus del domingo 25 de enero, Benedicto XVI ha pronunciado palabras audaces sobre la "conversión" del judío Pablo. Inclusive ha dicho que es inapropiado aplicar a Pablo el término "conversión", "porque él ya era creyente, más aún, un judío ferviente que no debía abandonar la fe judía para adherir a Cristo".

Pero el mismo día, un obispo que el mismo Benedicto XVI había absuelto hacía muy poco de la excomunión, inundaba los medios de comunicación de todo el mundo con afirmaciones aberrantes contra los judíos.

Voces católicas autorizadas se han levantado para remarcar que Ratzinger no tenía la culpa de tales afirmaciones, y que éstas no tenían ninguna relación con la decisión papal de revocar la excomunión al obispo que las había pronunciado. Pero en el plano comunicacional el nexo entre las dos cosas se mantuvo inexorable. La noticia era entonces la siguiente: el Papa absuelve de la excomunión al obispo negacionista.

Para algunos ha sido fácil echar en cara a las autoridades vaticanas que hayan callado demasiado también sobre otro negacionismo, inclusive más peligroso, el propugnado públicamente por los líderes de Irán. En efecto, en casi cuatro años de este pontificado, sólo una vez - y con palabras vagas - se ha condenado en un texto oficial vaticano el programa iraní de expulsar a Israel de la faz de la tierra.

Pero ningún silencio se le puede reprochar hoy a la Santa Sede, frente a la negación de la Shoah hecha por el obispo lefebvrista Williamson.

Una prueba está en este artículo publicado con gran evidencia en el "L'Osservatore Romano" del 26-27 de enero. La autora es Anna Foa, judía y docente de historia en la Universidad de Roma "La Sapienza":


El antisemitismo es el único motor de los negacionistas
por Anna Foa

La negación de la Shoah no es una interpretación historiográfica, no es una corriente interpretativa del exterminio de los judíos practicado por el nazismo, no es una forma radical del revisionismo histórico, y no debe ser confundida con éste. La negación de la Shoah es una mentira que se cubre con el velo de la historia, que adquiere apariencia científica y objetiva, para cubrir su verdadero origen, su verdadero motor: el antisemitismo.

Un negacionista es también antisemita. Y es quizás, en un mundo como el occidental en el que declararse antisemita no es tan fácil, el único antisemita claro y evidente.

El odio antijudío está en el origen de esta negacion de la Shoah que comienza en los primeros años de la posguerra, volviéndose a aliar idealmente al proyecto mismo de los nazis, cuando cubrían las huellas de los campos de exterminio, destruían las cámaras de gas y escarnecían a los deportados diciéndoles que aunque llegasen a sobrevivir nadie en el mundo les creería.

El negacionismo atraviesa las formaciones políticas, no está vinculado solamente a la extrema derecha nazi, sino que agrupa tendencias diversas: el pacifismo más extremo, el antiamericanismo, la hostilidad contra la modernidad.

Nació en Francia a fines de los años ´40 por obra de dos personajes: Maurice Bardèche y Paul Rassinier, uno fascista declarado, el otro comunista. Desde ese momento se desarrolló ampliamente, y sus partidarios más conocidos son el francés Robert Faurisson y el inglés David Irving, ninguno de los dos historiadores de profesión.

Los negacionistas desarrollan procedimientos absolutamente fuera de lo común en su negación de la realidad histórica. Ante todo, consideran todas las fuentes judías de cualquier género inaceptables y mentirosas. Sacados así del medio una buena parte de los testigos, toda la memoria expresa de los sobrevivientes judíos y la historiografía obra de historiadores judíos o presuntamente tales, los negacionistas se disponen a demoler el resto de los testimonios, de las pruebas y de los documentos.

Todo esto que es posterior a la derrota del nazismo es para ellos desconfiable, porque pertenece a la "verdad de los vencedores". Siguen repitiendo en forma incansable que la historia de la Shoah la han elaborado los vencedores, poniendo en duda todo lo que ha surgido en sede judicial, desde el juicio de Nüremberg en adelante, como fruto de presiones, torturas y violencias.

Pero queda todavía una parte de la documentación que hay que refutar, la de la parte nazi que precede a 1945. Aquí, los negacionistas han descubierto que ninguna afirmación escrita por los nazis luego de 1943 puede ser declarada como verdadera, porque en esa época los nazis comenzaban a perder la guerra y habrían podido hacer afirmaciones dirigidas a complacer a los futuros vencedores. "Et voilà", el juego está hecho: ¡la Shoah no existe!

El negacionismo se dedica en particular a demostrar la inexistencia de las cámaras de gas, mediante complejos razonamientos técnicos: no habrían podido funcionar, habrían tenido necesidad de chimeneas altísimas y cosas por el estilo. Ésta es la tesis a la que ha dado notoriedad un pseudo-ingeniero, Fred Leuchter, y que domina en los sitios negacionistas de Internet.

Hoy, el negacionismo es considerado un delito en muchos países de Europa, aunque una parte de la opinión pública es reacia - como la autora de este artículo - a transformar a los embusteros en mártires, al llevarlos a la cárcel. No faltan tampoco partidarios del negacionismo en clave antijudía.

Pero es necesario repetir que detrás del negacionismo hay un solo motor, una sola intención: el antisemitismo. Todo lo demás es mentira.

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De este modo respondió Benedicto XVI a las críticas

Comunicaciones al término de la audiencia general del miércoles 28 de enero de 2009
Sobre la revocación de la excomunión de los obispos lefebvristas:

"En la homilía pronunciada en ocasión de la solemne inauguración de mi Pontificado, dije que es obligación ‘explícita’ del Pastor ‘llamar a la unidad’, y al comentar las palabras evangélicas referidas a la pesca milagrosa dije: ‘si bien fueron tan numerosos los peces, la red no se rompió’, continué luego de estas palabras evangélicas: 'Ay de mí, amado Señor, ella – la red – ahora se ha roto, queremos decirlo con dolor’. Y continué diciendo: ‘Pero no – ¡no debemos estar tristes! Alegrémonos por tu promesa que no decepciona y hagamos todo lo posible para recorrer el camino hacia la unidad que Tú has prometido... No permitas, Señor, que tu red se rompa y ayúdanos a ser servidores de la unidad'’.

"Precisamente en cumplimiento de este servicio a la unidad, que cualifica en forma específica mi ministerio de Sucesor de Pedro, he decidido días atrás conceder la remisión de la excomunión en la que habían incurrido los cuatro Obispos ordenados sin mandato pontificio en 1988 por Monseñor Lefebvre. He efectuado este acto de misericordia paterna, porque estos Prelados me han manifestado en forma reiterada el vivo sufrimiento en el que se han llegado a encontrar. Deseo que a este gesto mío le siga el solícito esfuerzo por parte de ellos para cumplir los pasos ulteriores necesarios para realizar la comunión plena con la Iglesia, testimoniando así verdadera fidelidad y verdadero reconocimiento del magisterio y de la autoridad del Papa y del Concilio Vaticano II".

Sobre la negación de la Shoah:

“En estos días en los cuales recordamos la Shoah, vuelven a mi memoria las imágenes que recogí en mis reiteradas visitas a Auschwitz, uno de los lugares en los que se ha consumado el feroz exterminio de millones de judíos, víctimas inocentes de un ciego odio racial y religioso. Mientras renuevo con afecto la expresión de mi plena e indiscutible solidaridad con nuestros Hermanos destinatarios de la Primera Alianza, deseo que la memoria de la Shoah lleve a la humanidad a reflexionar sobre el imprevisible poder del mal cuando conquista el corazón del hombre. Que la Shoah sea para todos una advertencia contra el olvido, contra la negación o el reduccionismo, porque la violencia efectuada contra un solo ser humano es violencia contra todos. Ningún hombre es una isla, ha escrito un conocido poeta. Que la Shoah enseñe especialmente tanto a las viejas como a las nuevas generaciones que sólo el fatigoso camino de la escucha y del diálogo, del amor y del perdón conduce a los pueblos, a las culturas y a las religiones del mundo a la ansiada meta de la fraternidad y de la paz en la verdad. ¡Que nunca más la violencia humille la dignidad del hombre!".

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ustedes los progresistas prefieren estar bien con los judios, que con los lefevristas... porque a estos ultimos los consideran fundamentalistas, y sin embargo son mas projimo por ser católicos. El hecho de que los lefevristas se preocupen por mantener laintacta la tradición católica, a ustedes los irrita y no los quieren en comunion con toda la Iglesia Católica. Ese rencor que tienen contra los tradicionalistas, es rencor a Cristo, y tambien les impide ver con claridad y actuar con caridad. Espero que la subvrsión de valores que tienen toda la manga de progresistas que se resisten a jugarselá, algun día cambie.

Anónimo dijo...
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Ivan Popovich dijo...

Mucho gusto señor anónimo.
Curiosos comentarios sobre todo el de "mas prójomo". Yo creía que eramos todos iguales y hermanos.
Si hablas de rencor debe ser que sabes de él.
Por otro lado negar la shoa es insulto, estupidez y tal vez delito lo que hagan los demás es responsabilidad suya, nosotros nos encargamos de los nuestros (si es que son nuestros), y de su pesada carga.
Este es un espacio para gente abierta y de buena voluntad.
Que Dios te bendiga y nos perdone a todos.

Anónimo dijo...

con respecto a lo de "mas projimo" te digo que la caridad empieza por casa... te lo ilustro con un versito:
primero mis dientes,
despues mis parientes,
y despues el resto de la gente

recordá ademas cuando Jesus dijo que el que ama a Dios y aborrece a su hermano es un hipocrita, pues si no ama a su hermano a quien ve, como amará a Dios a quien no ve. parece que nos preocupa mas la opinion de los judios acerca nuestro, que la de nuestros correligionarios, los lefevristas, a quienes debemos abrirnos mas por ser tambien parte de la iglesia.
gracias, Dios te bendiga tambien

Ivan Popovich dijo...

Ser Cristiano no te da garantia de nada. ¿No leíste la parábola del buen samaritano? si la leiste no la entendiste.
Tu versito y tu argumentación es puro sofisma.

Anónimo dijo...

Anonimo. Si sabes latin, te felicito. Si deseas que te den la liturgio de espaldas a ti, realmente eres libre de desearlo. El concilio vaticano 2 cambia este tipo de cosas. Ademas, el Papa està abriendose a los Levebvristas, y al hacerlo, està recibiendo una bofetada en la cara al no regresar estos a la santa doctrina catòlica. El tema judìo es importante, mas secundario.

Lionel Barrientos dijo...

el tema judio???
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