12.12.08 - MANUEL DE UNCITI | SACERDOTE Y PERIODISTA
Qué hacía aquel cura dándole y quitándole una y otra vez el gorro y el bastón al obispo?». Formula la pregunta un muchacho que, junto con otros adolescentes, acaba de recibir el sacramento de la confirmación. Se lo pregunta a su catequista. Y éste, de entrada, le corrige el vocabulario: el 'gorro' se llama 'mitra'; el 'bastón', 'báculo'. El muchacho le corta la palabra a su mentor: «Vale, pero parecía el señorito con el criado a su lado». El comentario del catequista, dicho a continuación, es inquietante, ciertamente, pero agudo y certero. «¿Cuándo reconoceremos que en muchos de nuestros ritos oscurecemos y ocultamos en lugar de transmitir e iluminar?».
Aquí está la madre del cordero, a buen seguro. Muchos creyentes se han preguntado en más de una ocasión qué idea puede hacerse del cristianismo el musulmán o el budista, valga por caso, que un buen día se asoma a la pequeña pantalla y contempla un rito sacro católico en la pontificia Basílica de San Pedro en el Vaticano o en la Catedral metropolitana de Sevilla. Verá, y hasta se admirará, del fulgor de los oros, de las proporciones y ritmo de las esculturas y tallas, de la cadencia de los rituales, de los brocados de los paramentos litúrgicos, de la bella sonoridad de las corales y de las filigranas del contrapunto. Pero, ¿qué le dirán todas estas maravillas del arte y de la opulencia sobre el mensaje de Aquél que dijo «Bienaventurados los pobres, los humildes, los limpios de corazón»? ¿Qué de la buena nueva «amemos a Dios porque Él nos ha amado primero»? ¿Qué del «perdonad y seréis perdonados» y qué del «tuve hambre y me disteis de comer»?
La inadecuación de las expresiones y manifestaciones de la Iglesia a la fe que se propone proclamar y a la cultura democrática del presente, no se reduce, claro está, al ámbito de la liturgia. Hay otros muchísimos rostros de la Iglesia que, en lugar de transparentar el brillo del mensaje evangélico, parecen empeñados en oscurecerlo y confundirlo. Mensaje para el hombre de hoy, como lo ha sido para millones de hombres durante dos milenios, ¿cómo conectarlo con la modernidad diaria si a los pastores de la Iglesia los revestimos con tocados y atuendos de lo más rancio y anacrónico? Se inaugura en Roma -es un decir a modo de ejemplo- un sínodo universal y la maravilla de la Plaza de San Pedro se envanece con una larga teoría de mitras que brillan al sol y que, precediendo al Papa, se encaminan hacia el interior de la basílica pontificia... Al hombre de a pie tiene que parecerle necesariamente un tocado extraño. Los más eruditos podrán comentarle que los antiguos sacerdotes persas del culto al dios Mitra, revestidos de blancas albas, ya cubrían sus cabezas con un 'gorro' del que, en el correr de los siglos, es heredero el que hoy refulge en las testas de los obispos, arzobispos, cardenales y hasta del mismísimo Benedicto XVI, por no mentar, de paso, esa figura tan extraña -¡testimonio de sencillez evangélica en algunos monasterios!- de los abades... mitrados. De la mitra episcopal actual penden -en consonancia con su origen histórico- las llamadas ¡ínfulas! símbolo de poder. ¿Quién no ha oído decir 'menudas ínfulas tiene' para censurar el orgullo o el despotismo de algunos sujetos? Y la pregunta se impone: ¿Esas mitras y esas ínfulas hablan algo de Aquél que dijo «el que sea mayor entre vosotros muéstrese como el menor»?
Con menos tradición cuenta el que los papas vistan una sotana o túnica de color blanco. Fue San Pío V quien introdujo este color en el atuendo de los pontífices. Él era fraile dominico cuando le eligieron para el ministerio pontificio y los frailes dominicos siempre han llevado, desde el siglo XIII, un hábito de color blanco. Pío V, llevado de su humildad, no quiso desprenderse de su ropa de fraile. Pero, ay, 'pegó' el color blanco y, desde el siglo XVI a hoy, los papas han vestido de blanco.
Y ¡vaya que si pegó! Las gentes están acostumbradas a ver en el color blanco un símbolo de lo inmaculado, de lo puro y, si se apura un tanto, de lo espiritual. Desde esta elemental consideración, se descubre que está muy puesto en razón que los papas vistan de blanco. Son ellos -se sobreentiende- los encargados de arrastrar consigo a todo el pueblo cristiano hacia los lejanos cielos donde mora el Altísimo. Que sea o no sea así, dependerá, claro es, de cada pontífice, que de todo ha habido en la viña del Señor. Porque los papas, para nuestra fortuna, continúan siendo hombres, por más que algunos propendan a espiritualizarlos hasta extremos poco admisibles. Tal ocurrió, por ejemplo, con Pío XII. A tenor de la 'profecía' de Malaquías le correspondía, como es sabido, el título de 'Pastor angelicus' -'Pastor angélico'- y tanto y tanto se insistió en este remoquete, que muchos llegaron a ver en el Papa Pacelli a un ser más espiritual que humano...
Y esto es lo malo. El cristianismo es una fe de encarnación de Dios, no una religión de cumbres inaccesibles. Camino, como estamos ya, de la Navidad, bueno será recordar la afirmación paulina con la que el apóstol de las gentes define la epifanía de Dios en Jesús de Nazaret: «Se nos ha hecho patente el humanitarismo y la benignidad de Dios, nuestro Salvador». Un Dios que, según el mismo Pablo de Tarso, «se despojó de su rango» y se «anuló» para compartir la vida con los hombres. Resultaría incomprensible, ciertamente, un cristianismo que se vaciara de misterio y trascendencia. El Otro, el absolutamente Otro, está ahí, y se sugiere en la conciencia humana como el horizonte último de la existencia en esta tierra de hombres; y esto es precisamente lo que la Iglesia tiene que proclamar en todas las plazas y vivir en la sucesión de las jornadas. Pero el cristianismo no se reduce a trascendencia y misterio. Es un mensaje para esta vida. Es aquí donde ha de florecer el reino de paz y justicia, el reino de vida y verdad, el reino de libertad y amor. No se encuentra a Dios en las alturas, sí en el pan compartido y en la mano tendida. Y, así las cosas, ¿qué tal un Papa que dejara a un lado su sotana blanca y su esclavina roja y se vistiera para recibir a sus huéspedes con camisa y corbata, pantalón y chaqueta, y se calzara con zapato negro y no con calzas rojas, obsequio -según se comenta- de la firma Prada?
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Si Juan XXIII pasó "del anatema al diálogo", los dos últimos papas han hecho el camino inverso
Juan José Tamayo
La figura de Juan XXIII, de cuya elección papal hemos celebrado recientemente el 50° aniversario, está indisociablemente unida al Concilio Vaticano II, inaugurado el 11 de octubre de 1962 y clausurado en Roma, el 8 de diciembre de 1965. Fue un concilio que venía a corregir el rumbo contrarreformista y contrarrevolucionario de los dos concilios anteriores: el de Trento (1545-1563), que condenó la Reforma protestante, y el Vaticano I (1870), que proclamó el dogma de la infalibilidad del Papa. Fue, sin duda, uno de los acontecimientos sociorreligiosos más importantes del siglo XX por sus repercusiones no solo en el terreno religioso, sino también en el cultural, político y social, en plena sintonía con las transformaciones producidas durante aquella década de alta temperatura utópica en la esfera internacional. El cuarto de hora de locura de Juan XXIII, como algunos calificaron su decisión de convocar aquel concilio, fue en realidad un huracán que derribó los muros de incomunicación de la Iglesia católica con el mundo moderno. Juan XXIII solo pudo asistir a la primera sesión (de octubre a diciembre de 1962), pero su talante humanista y su espíritu reformador estuvieron presentes en las cuatro sesiones celebradas._El Vaticano II marca el final de la cristiandad triunfante, considerada consustancial a la Iglesia católica, cuando fue una de sus más graves patologías y desviaciones del proyecto originario de Jesús de Nazaret. Con él tocaban a su fin el absolutismo eclesiástico y las multiseculares alianzas entre el trono y el altar, en nuestro caso, entre la Iglesia católica española y la dictadura del general Franco, legitimada por Pío XII con la firma del Concordato de 1953, pero cuestionada por sus sucesores Juan XXIII y Pablo VI, críticos severos del franquismo. En expresión feliz del teólogo español José María González Ruiz, el Vaticano II se convirtió en la "tumba de la cristiandad"._Los obispos de todo el mundo reunidos en el concilio hicieron una valoración positiva, y en clave emancipatoria, del fenómeno de la secularización en todos los campos del ser, del saber y del quehacer humano, que venía gestándose en Europa desde el Renacimiento, corrigiendo las condenas de los papas anteriores. Pío IX afirmaba en el Syllabus, en 1864, que la Iglesia no podía reconciliarse con el progreso, y declaraba anatema a quien defendiera dicha reconciliación.__JUSTO UN SIGLO después, el Vaticano II defendía, en el mismo lugar, la autonomía de las realidades temporales y los avances de la civilización moderna, si bien críticamente, llamando la atención sobre las abismales desigualdades y asimetrías entre pueblos ricos y pueblos pobres. Durante los dos últimos pontificados se ha producido el proceso inverso: hemos pasado de la secularización a la confesionalización. Un ejemplo doméstico es la defensa de los símbolos cristianos en la escuela pública por parte de la jerarquía católica._El concilio quiso poner fin a una larga etapa de anatemas y condenas contra la modernidad y abrir un camino para un diálogo en varias direcciones: con la increencia (ateísmo, agnosticismo e indiferencia religiosa); con el pensamiento crítico, que se incorporaba a la reflexión teológica; con las iglesias cristianas no católicas, con las que inició un fecundo proceso de aproximación; con las religiones no cristianas, a las que reconocía como caminos de salvación. Pero con Juan Pablo II y Benedicto XVI han vuelto los anatemas y las condenas de las religiones, de la modernidad, de la teología de la liberación, del diálogo interreligioso, de las revoluciones científicas, del pensamiento crítico en la Iglesia católica, etcétera. Si Juan XXIII pasó "del anatema al diálogo", los dos últimos papas han hecho el camino inverso: del diálogo al anatema._El Vaticano II llevó a cabo una revolución copernicana en la concepción de la Iglesia al definirla como comunidad cristiana y no como sociedad desigual, según la expresión de algunos papas, y al poner el pueblo de Dios por delante de la jerarquía, no sin un fuerte enfrentamiento entre el ala episcopal conservadora y el ala reformadora. Aquí el orden de factores sí alteraba el producto. Primero se hablaba de lo que era común a todos los creyentes; después, de los diferentes ministerios de la comunidad entendidos como servicio, no como poder. Eso comportaba un cambio en las relaciones entre los cristianos, más simétricas, igualitarias y fraternas.__ESTA NUEVA situación es la "Iglesia de los pobres", expresión acuñada por Juan XXIII en un memorable discurso: "La Iglesia se presenta, para los países subdesarrollados, tal como es y quiere ser: como la Iglesia de todos y, particularmente, la Iglesia de los pobres". La opción por los pobres se hizo realidad en las iglesias del tercer mundo. Juan Pablo II y Benedicto XVI intentaron decapitarla con denuncias contra sus principales cultivadores, aunque no lo consiguieron. La teología de la liberación sigue viva y activa._El Vaticano II es un legado que no puede mitificarse, pero tampoco olvidarse en un rincón, sino que ha de activarse, reformularse y recrearse en los nuevos climas culturales. Un legado que puede mantener viva la utopía de que otro cristianismo es posible.__*Director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid.
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Éste es el artículo de Juan José Broch, titulado "Cristiano y homosexual, gracias a Dios" que salio publicado en el ultimo número de la revista española Vida Nueva.
Desde pequeño fui educado en una fe del deber hacer, del voluntarismo ante un Dios todopoderoso y exigente. En ese entorno eclesial y social, la sexualidad era un tema tabú y la homosexualidad motivo de burla y rechazo. Cuando en la adolescencia descubro que no vivo la afectividad como mis amigos, intento ocultarlo (también a ese Dios de las alturas). Tras un período de búsqueda, incluso en la vida religiosa, vuelvo a mi ciudad y me integro en la parroquia de mi barrio. Allí me encuentro con unas religiosas de trato cercano y con una opción preferencial por los últimos. A través de ellas descubro un nuevo rostro de Dios, pegado a la realidad de sus criaturas y apasionado por darles vida, y una vida en abundancia.
Mis afectos, todavía escondidos, se resitúan tras una sana crisis personal; con 28 años asumo que soy homosexual y opto por vivir como lo que soy. A ello me ayuda el buen Dios que me quiere tal como soy y desea mi felicidad. Mi vida, mi fe se abren a una paz y un gozo desconocidos hasta ese momento.
En este nuevo camino, sostenido por Dios y acompañado por familia y amigos, me encuentro con un grupo católico homosexual. ¡Un espacio donde poder vivir mi fe y mi orientación sexual!
A partir de ahí se me abre un mundo nuevo de mujeres y hombres lgtb (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) creyentes que viven su fe en la Iglesia Católica, y lo hacen en grupos cristianos homosexuales (que los hay en España y en el mundo entero) o en comunidades cristianas que integran esta realidad en su seno. Son espacios de acogida y encuentro, de oración, de formación y reflexión, de compromiso…
En el grupo en el que me incorporo descubro que Jesús nunca condenó la homosexualidad y que alabó la fe del centurión enamorado de su criado; que la Iglesia celebró uniones entre parejas del mismo sexo hasta el siglo XIII; que la Organización Mundial de la Salud reconoce que la homosexualidad no es un trastorno ni una enfermedad (y, por tanto, no tiene curación, como tampoco la heterosexualidad)… Todo esto me habla de un Dios bueno al que servir y mostrar a tantas lesbianas y gays que viven de espaldas a una Iglesia que no les reconoce su dignidad, me habla de un Dios bueno que quiere una Iglesia acogedora de toda la diversidad creada por Él.
Tras un período de discernimiento, ejercicios espirituales incluidos, respondo a esa llamada de Dios, comprometiéndome en el grupo cristiano homosexual de Valencia y, después, en la organización estatal, que engloba un total de 16 grupos locales o autonómicos. Fundamentales en todo este devenir son la eucaristía dominical en mi parroquia, la oración personal, el examen espiritual de conciencia, el acompañamiento espiritual, los ejercicios espirituales y mi comunidad cristiana de referencia. Doy gracias a la Iglesia porque de ella he recibido todo esto.
Ahora que estoy a pocos meses de finalizar una etapa de más de 15 años con diferentes responsabilidades en este ámbito eclesial, miro atrás y contemplo, gracias a la existencia de estos grupos, los caminos de vida que se han abierto y de los que yo he sido instrumento o destinatario. Son muchas las personas homosexuales que han descubierto que no han de renunciar a su afectividad para seguir siendo cristianas, ni a su fe para vivir con plenitud su orientación sexual. Con gozo han vuelto a esa Iglesia que les acoge tal como son. Son muchas las personas homosexuales agnósticas o ateas, y las organizaciones de las que forman parte, que reconocen y agradecen esa Iglesia abierta a su realidad. Son muchos los católicos y católicas, y sus grupos, que asumen como propia la lucha del colectivo homosexual. Y cada vez son más las organizaciones católicas que muestran una actitud dialogante hacia la realidad homosexual cristiana.
Por otro lado, ha habido ataques hacia nuestro colectivo y una lucha activa en contra de nuestros derechos por parte de grupos y dirigentes de la Iglesia. Sin embargo, sólo un acontecimiento me ha hecho cuestionarme la pertenencia a la misma: la reciente negativa del Vaticano a apoyar una iniciativa presentada ante la ONU para acabar con las aberrantes leyes de algunos países que permiten encarcelar o condenar a muerte (como Irán o Arabia Saudita) a las personas por el hecho de ser homosexuales.
Para aquellos sectores de la Iglesia que no entienden nuestra realidad, les invito a que se pregunten dónde creen que está Dios, si en la amargura, resentimiento, sufrimiento… de tantas lesbianas, gays… que se han visto obligados a renunciar a una vida afectiva plena para poder seguir siendo cristianos, o bien en el gozo, la paz, la alegría de quienes vivimos con normalidad la homosexualidad en el seno de nuestras comunidades de fe.
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Piñami Chico 7 de septiembre del 2008-09-07
A los Obispos de Bolivia, a todos los cristianos del País, collas, cambas, prefectos, ciudadanos en general.
NOTA: Los hermanitos del Evangelio Patricio Rondeau y Jose Luis Muñoz mandamos este comunicado de la Comunidad Cristiana de Piñami Chico desde nuestra dirección, pues la comunidad cristiana no tiene dirección alguna. Lo mandamos a los destinatarios del encabezamiento y a los amigos y conocidos nuestros, para que lo extiendan y busquen su expansión, que pertenece –repetimos- a la comunidad cristiana del barrio y que hacemos nuestro.
La comunidad cristiana de Piñami Chico, de la diócesis de Cochabamba, reflexionando sobre el Evangelio de este domingo 7 de septiembre, relacionándolo con los hechos de violencia y de racismo, sucedidos en los últimos días en el Oriente, hemos tomado la resolución de dirigirnos a ustedes en la libertad que nos da el ser cristianos y hermanos, para decirles:
1. Todos los bolivianos/as somos hermanos/as, independientemente de la religión que profesemos y de la cultura a la que pertenezcamos. Pero si pensamos que la mayoría somos cristianos y católicos, bautizados en Cristo, hijos del mismo Padre, que llevamos a nuestros hijos a la catequesis y los acompañamos en la misma Comunión y que recibimos los mismos sacramentos y que les hablamos de Jesús y su Evangelio, con mas razón queremos decir que somos hermanos.
2. En el Evangelio de hoy hemos leído que Jesús nos dice: “Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo a solas y, si se corrige, habrás ganado a tu hermano. Si no, toma a otros cuantos como testigos y corrígelo. Si no, díselo a la comunidad…”
3. Estamos dolidos por lo que está ocurriendo entre hermanos bolivianos y cristianos, por lo que está ocurriendo de pecado en los departamentos del Oriente del País, y queremos decirles en nombre de Dios que basta ya de agresiones a indefensos, a policías desarmados que cumplen con su labor, a mujeres ambulantes que buscan pacíficamente el sustento del día. Hay quien habla que esto es prácticamente una guerra civil. No es así como nosotros lo vemos. En realidad son agresiones unilaterales, del más fuerte al más débil. No es esto lo que profesamos cuando vamos a misa o recibimos la comunión o bautizamos a nuestros hijos. A todos nos han enseñado el respeto, el amor al prójimo, el sentido de la justicia y del bien común. Todos enseñamos a nuestros hijos a perdonar y a pedir perdón.
4. A los obispos queremos decirles que se pongan en medio del pueblo y nos recuerden estos principios que hemos aprendido de Jesús, y que ellos nos enseñan, que nos digan que es la hora de ponerlos en práctica, que nos los digan a todos sin miedo en todos los medios de comunicación y en las iglesias y les digan a nuestros sacerdotes, religiosas y religiosos que nos prediquen la verdad de Dios sin pelos en la lengua.
5. Nosotros somos campesinos y participamos del proceso de cambio que se está dando en el País. Es algo que hemos estado esperando desde muchos años y recibimos con mucha alegría y esperanza el acceso a la Presidencia de uno de los nuestros, el Presidente Evo Morales. Constatamos que esta alegría y esperanza la compartimos con el 67.4 % del País. Nosotros le damos gracias a Dios por ello y creemos que lo mismo hacen todos los pobres de nuestra Patria.
6. Al otro 33% de hermanos/as les decimos que no tengan miedo. Nuestro Presidente no ha llegado a meter a los contrarios a la cárcel ni los ha hecho torturar ni hay desaparecidos ni muertos por la represión, como ha ocurrido en épocas pasadas. Es un cambio pacifico el que se está produciendo por la presión de los pobres y por tantas penurias padecidas, pero nadie quiere matar ni hacer desaparecer a nadie ni quitarle el derecho a seguir viviendo. Entiéndanlo, por favor.
7. Estamos dolidos cuando vemos en la TV apalear a hermanos/as nuestros, indefensos, personas mayores, mujeres, a manos de jóvenes armados de palos y chicotes y de los insultos con que los humillan. ¡Somos hermanos¡ A lo mejor hemos participado el domingo en la misma Eucaristía. Nos avergüenza que nuestros hijos vean esto, cuando los llevamos a la catequesis y saben que Cristo enseña lo contrario.
8. Estamos extrañados de que los obispos no hablen ni intervengan ni denuncien estos atropellos, como esperamos. Volvemos a rogarles: Hablen en nombre de Dios. Y, si los violentos no les hacen caso, “considérenlos como publícanos y pecadores”, nos dice Jesús en el Evangelio de hoy. ¿No ven que, si no, da la impresión de que estuvieran de su parte? Al invitar a todos en general a un dialogo y al decir que depongan todos las violencia, meten a todos en el mismo saco. Y ahí si que nos quedamos escandalizados todos los pobres por nuestros pastores, porque a quien hay que denunciar es a los prefectos del Oriente y a los jóvenes que les hacen caso. El oficialismo no ha atentado de esta manera contra nadie ni contra el Estado. Esto es lo que hay que denunciar en serio con los pobres, cuyos intereses se ven afectados, porque los otros es con la rabia de perder sus privilegios que actúan, para que los demás les sigamos sometidos.
9. Muchos de nosotros, hemos aprendido de nuestros sacerdotes y formadores que la Iglesia latinoamericana tiene una opción tomada por los pobres, desde Medellín, Puebla y que la ha confirmado el año pasado en Aparecida. No se puede dejar en letra muerta todo esto: es la hora de ponerlo en práctica. Para nosotros es un tiempo bonito, que nos da la oportunidad de poner en obra mejor el Evangelio y el sueño de tantos cristianos de nuestro Continente, por el que dieron la vida muchos de ellos.
10. Quisiéramos que esta carta llegue al mayor número de personas. Que nadie tenga miedo a los cambios. Es la hora de compartir. No es posible el bochorno e una Bolivia rica llena de pobres. Si hay para todos, favorezcamos el reparto. ¿Cómo se entiende una familia en la que unos son ricos y otros son pobres? En nombre de Dios y Maria, su madre y nuestra Madre, que se acaben las violencias, los insultos, las amenazas, los destrozos. Hagámoslo por nuestros hijos y por el bien de todos.
(11 de septiembre, jueves).- Hoy, cuando vamos a publicar la carta, que hemos revisado entre varios miembros de la comunidad y por eso se ha retrasado el envío, vemos con indignación y vergüenza los destrozos hechos en Santa Cruz y El Oriente: toma de instalaciones publicas por parte de jóvenes armados de palos y mazas, que han saqueado y destruido oficinas del Estado, el INRA y la TV estatal, que han amedrentado e insultado a periodistas y otras personas honestas, la voladura de un gasoducto etc. Esto confirma lo que decimos: No hay que condenar a todos por igual. Estos son los violentos. Por lo tanto, si se invita al dialogo hay que ponerse del lado de los violentados, sin mediar, como si los violentos tuvieran igual razón. Porque, además, los violentados, somos el 67.3% del País y los otros son la minoría .En el dialogo hay que concederle la razón a las mayorías, so pena de querer desautorizar a las urnas, con el pretexto de que no se enrabien los otros. Que todas las personas de bien de Bolivia condenemos esto, les quitemos la autoridad a esos prefectos que piden al gobierno “volver a la legalidad”. Son ellos los ilegales. Digámoslo todos sin rodeos, los obispos, los religiosos y religiosas, los maestros, el defensor del pueblo, los DDHH, el Ejército, todas las confesiones religiosas. Que nadie quede sin manifestarse. No digan que hay violencia de lado y lado. No es cierto. Solo la están ejerciendo esas minorías enardecidas y ciegas de la “Media Luna”. Y hay que quitarles la razón con la denuncia y la no-violencia, para no entrar en su juego. Que se vean solos, pues son bien pocos, aunque ruidosos y peligrosos.
Comunidad Cristiana de Piñami Chico
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Miércoles 27 de agosto de 2008
Aunque se trata de la aproximación inicial y de los primeros resultados de una investigación de más largo aliento, el estudio sobre las creencias y actitudes religiosas presentado ayer constituye un valioso aporte que enriquecerá la reflexión y el debate social.
No es poco que el trabajo dirigido por Fortunato Mallimaci , ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, subraye algunas intuiciones e invite a matizar o corregir otras a la vez que seguramente promoverá el intercambio de ideas y aun controversias al interior de la Iglesia Católica y de otras confesiones.
Asi , el estudio ratifica que el bautismo es el rito de ingreso más practicado (95,3%) y lo contrasta con una menor tasa de matrimonios religiosos, a la vez que advierte sobre el fenómeno de la desinstitucionalización religiosa y de individuación de las creencias y registra que el 76 por ciento de los encuestados dice concurrir poco o nunca a los lugares de culto, aunque casi el 24 por ciento lo hace “muy frecuentemente” y de ese conjunto más del 60 por ciento declara pertenecer a iglesias evangélicas.
Al procurar opiniones sobre cuestiones controversiales como el aborto, la educación sexual , el uso de anticonceptivos, el estudio preliminar revela “la autonomía de conciencia y decisión” y la toma de distancia con postulados doctrinales de las instituciones religiosas.
No obstante, al explorar en la confianza en las instituciones y como ha sucedido en otras investigaciones, la Iglesia Católica y los medios de comunicación figuran a la cabeza con el 59 y 58 por ciento dentro de un panorama de calificaciones por debajo del 60% “que reflejaría bajo niveles de credibilidad”.
Son esas algunas de las vertientes sobre las que ahondarán no solo los responsables de la investigación sino, seguramente, para cotejarlas, confrontarlas o aprovecharlas dirigentes laicos, sacerdotes, obispos, pastores, teólogos, pastoralistas, estudiosos, miembros de la Iglesia católica y de otras confesiones.
La medición de carácter nacional cuyos datos fueron relevados en los primeros dos meses de este año , denota que la nuestra es una sociedad creyente, que valora la dimensión religiosa y en la que prevalece una cultura cristiana de largo espesor histórico que se expresa en las principales creencias de los argentinos.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1043778
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Homilía 24.08.08
Porque cada día somos una sociedad más lejos del Dios de Jesús… siguen los hambrientos. Cada vez aparecen más noticias que van de la insensatez a la criminalidad. Y la Iglesia -Pueblo de Dios- ¿qué hacemos? –Falta una catequesis que movilice a la sociedad… en clave cristiana… La gran mayoría de los bautizadas/os viven y actúan en otra clave… ¿Hay cacerolazos por los muertos de hambre? La gran mayoría de asistentes a Misa dominical viven motivados por sus propios intereses. No se sienten involucrados en el “crimen social” que es la muerte prematura de niños, jóvenes y ancianos por falta de alimento. Están convencidos que es responsabilidad del gobierno de turno. Como “religiosos” que son, dejan limosna… a veces considerable… para Cáritas… o ayudan a los “comedores” parroquiales… o escolares…
¿Qué pasa con nuestros católicos que no toman conciencia del pecado principal que denuncia el Vaticano II de la separación de la Fe y la Vida? Una mayoría, viven alienados (engañados) en un espiritualismo esquizofrénico…
En la catequesis no se les ha anunciado el Reino -la “pasión” de Jesús- para vivirlo en todas las dimensiones de la vida humana. No se ha evangelizado a “todo el hombre”. Y el resultado es que nuestros templos se llenan de “gente piadosa” al margen de las exigencias de Jesús y su Evangelio. No se han formado discípulos de Jesús para ser testigos del Reino y así cumplir la misión de ser cristianas/os (Cfr. Hechos 1, 1-8 y Documento Episcopal APARECIDA)
Lamentablemente, salvo excepciones y muchas muy laudables, se hace catequesis en la práctica parroquial y en los colegios, tan solo, para recibir los Sacramentos y no para encontrarse con Jesús y vivir su Evangelio.
Teóricamente se ha avanzado mucho… Se está ensayando hasta catequesis familiar ¿Pero, para vivir el reinado de Dios en la sociedad, según el proyecto pastoral de Jesucristo, Señor de la Iglesia y de la Historia? Falta catequesis social-política.
Falta sembrar la semilla del Evangelio en el surco concreto de la dimensión política de la persona humana. Es la “deuda interna” de la Iglesia en la Argentina. Es el pecado social que grava nuestra conciencia de discípulos de Jesús. Es la incoherencia de estar bautizados en Cristo y vivir al margen del Evangelio de Jesús. Es la injusticia que cometemos cuando pedimos frutos cristianos a quienes no hemos evangelizado. S.Pablo no pedía actitudes cristianas al Emperador. En sus cartas, sí, exige coherencia de la FE a las Comunidades Cristianas, que han surgido y se van evangelizando como resultado del anuncio del Evangelio de Jesús. Es la coherencia personal-familiar-social-política de la vida ciudadana con la Fe Cristiana.
Ahora levantamos la bandera de la Doctrina Social de la Iglesia; pero, sigue quedando en Semanas Sociales, en aulas escolares… Mientras el mensaje social cristiano no pase por la catequesis sacramental –de iniciación - Confirmación- y jóvenes y adultos prosigan procesando el Evangelio con las diversas situaciones de la vida, se seguirá con católicos piadosos al margen del proyecto de Jesús en su Evangelio. Se seguirá con un Culto religioso vacío de compromiso cristiano. Desde el Concilio Vaticano II se viene insistiendo en el compromiso social político del cristiano, con 15 números, Medellín con 11 y Puebla con 25 y Aparecida con 47, Santo Domingo con el Cap. II y San Miguel el Cap. IV… Evangelli Nuntiandi nº 70 al 73. Pero se insiste en el cumplimiento del Precepto, sin mención del compromiso de comunión y participación social política que comporta el “ir a Misa”. Hemos de recuperar para las bautizadas/os la conciencia de pertenecer al Pueblo de Dios con la misión de ser luz-sal-levadura, viviendo los valores evangélicos en las estructuras de la Sociedad. Esta es la Misión. Sí, la Misión de formar “ciudadanos del Reino”. Cosa que no se logra si no se forman ciudadanos que vivan, en clave cristiana, su compromiso con la Patria terrenal.
Miguel Esteban Hesayne
Obispo
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Comunicado emitido por el Obispado de Santiago del Estero
BUENOS AIRES, viernes, 22 agosto 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el comunicado que ha emitido el obispado argentino de Santiago del Estero, cuyo pastor es monseñor Francisco Polti Santillán, ante informaciones publicadas sobre el presbítero Ariel Álvarez Valdés, profesor de Teología.
* * *
La Secretaría de Prensa del Obispado de Santiago del Estero informa que, ante la publicación en medios de comunicación locales de informaciones inexactas relativas a la supuesta situación canónica del presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés, sacerdote incardinado en esta diócesis, el Obispado de Santiago del Estero se ve en la necesidad de aclarar a los fieles católicos de la diócesis y a la opinión pública en general:
1. El presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés no ha sido afectado por "condena" alguna.
2. No corresponde a la verdad que dicho sacerdote haya sido sancionado y suspendido en sus funciones académicas por una decisión que lleve la firma del cardenal Tarcisio Bertone, ex secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y actual Secretario de Estado de la Santa Sede.
3. En ejercicio de la responsabilidad propia de su oficio, el Obispo diocesano de Santiago del Estero y superior eclesiástico inmediato del mencionado sacerdote, emitió con fecha cuatro de agosto del corriente año un decreto que dice:
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Decreto del Obispo
Vistos los los numerosos intercambios epistolares efectuados en forma personal con el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés acerca del contenido de muchas de sus reflexiones y propuestas teológicas publicadas en diversos medios de la Argentina y de otros países.
Considerando
1. Que algunas de sus afirmaciones causan perplejidad y llevan a pastores y fieles a preguntarse si dichas afirmaciones son compatibles con la enseñanza del Magisterio auténtico de la Iglesia.
2. Que el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés ha reconocido lo fundado de dichas reacciones provocadas por sus escritos y ha manifestado reiteradamente estar dispuesto a hacer las rectificaciones pertinentes en sus nuevas publicaciones.
3. Que el interesado también ha manifestado su disposición de hacer públicas las retractaciones correspondientes a las cuestiones teológicas que, en sus intervenciones, presentan ambigüedades o errores.
4. Que, sin embargo, el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés ha hecho notar que dichas retractaciones serían publicadas a condición de incluir una mención expresa a que se efectúan por pedido explícito de la autoridad eclesiástica.
5. Que de ser incluida en el texto dicha cláusula limitaría severamente la consistencia y la autenticidad de las retractaciones.
Por tanto, en virtud de lo establecido en los cánones 772, 812, 823, 824 y la legislación complementaria de la Conferencia Episcopal Argentina, por las presentes letras Decreto:
1. A partir del 5 de agosto de 2008 y mientras no se disponga otra cosa, el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés carece de licencias para hacer nuevas publicaciones o disponer la reedición de publicaciones anteriores.
2. A partir del 5 de agosto de 2008, el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés carece de misión canónica para la enseñanza de disciplinas teológicas en cualquier nivel de docencia, incluyendo cursos cortos, conferencias y toda otra actividad análoga.
3. A partir del 5 de agosto de 2008, el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés carece de licencias para participar en la organización y uso de medios de comunicación social, incluyendo internet, ya sea a través de escritos, grabaciones, filmaciones y cualquier otro tipo de soporte.
4. Exhorto al presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés a que revise su actitud en espíritu de humildad, obediencia y comunión, para el bien de toda la Iglesia, y de un mayor y fructuoso servicio ministerial.
5. Notifíquese a quienes corresponda y, una vez cumplido, archívese.
Santiago del Estero, 21 de agosto de 2008.
Sonia Quiroz, Secretaría de Prensa del Obispado de Santiago del Estero
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Causa. Es porque el biblista santiagueño, entre otros puntos, se negó a afirmar la existencia histórica de Adán y Eva. La Santa Sede lo suspendió en sus actividades académicas. El cardenal Tarcisio Bertone firmó la dura sanción.
Con la firma del cardenal Tarcisio Bertone, ex secretario de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, fue sancionado y suspendido en sus funciones académicas el sacerdote santiagueño Ariel Álvarez Valdés, reconocido biblista y teólogo con divulgación internacional. La prohibición para continuar dando clases le fue comunicada a través del obispo diocesano de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti, miembro del Opus Dei. El motivo por el que retiraron al sacerdote su permiso para seguir enseñando, según expresa la carta del cardenal Bertone, se basa -entre otras cosas- en haberse negado a afirmar la existencia histórica de Adán y Eva.
Según pudo saberse, desde hace más de 13 años la Santa Sede viene exigiendo al padre Álvarez Valdés que se retracte de ésa y otras afirmaciones, supuestamente peligrosas y contrarias a la doctrina de la Iglesia Católica. Pero no obstante la disponibilidad para retractarse del sacerdote, el Vaticano resolvió ahora suspenderlo y prohibirle toda clase de actividad académica: clases, cursos, conferencias, así como el escribir artículos, realizar publicaciones, y hablar por radio y televisión.
Entre las afirmaciones del padre Ariel, consideradas contrarias a la fe por el cardenal Bertone figuran: la negación de la historicidad del ángel que habló con la Virgen María, la negación de las apariciones “físicas” de la Virgen, la aseveración de que los estigmas no vienen de Dios, y la negación del valor cristiano del libro de Job.
Sin embargo, el sacerdote sancionado es miembro de varios institutos de origen pontificio, que lo han honrado con designaciones.
Fuentes de la Iglesia, consultadas por este medio, coincidieron en sostener que llama la atención la dureza del castigo, teniendo en cuenta que en marzo de 2007 el Vaticano acusó al teólogo Jon Sobrino de negar supuestamente la divinidad de Jesús, una verdad central de la fe, sin que por eso fuera oficialmente impedido de enseñar desde Roma, mientras que Álvarez Valdés es sancionado por “afirmaciones periféricas a la fe”.
DATO
Desde hace varios años Álvarez Valdés, que es miembro de Asociación Bíblica Española, y de la Asociación Bíblica Italiana, dedica la mayor parte de su labor docente a la Universidad Católica de Santiago del Estero, al Seminario Mayor, y a escribir numerosos artículos, principalmente de divulgación bíblica, que fueron publicados por EL LIBERAL y por diversos medios de Europa. El padre Ariel es licenciado en Teología en Israel y doctorado en Teología Bíblica por la Universidad Pontificia de Salamanca.
Una multitud salió a apoyar al sacerdote
Manifestación. La medida provocó enfado en estudiantes y fieles. Ahora piden ser recibidos por el Obispo y comenzarán con marchas a favor del padre Ariel.
La noticia sacudió a los santiagueños. La mayoría se enteró por la prensa, mientras que sus allegados más cercanos lo hicieron por boca del propio padre Ariel, que se fue despidiendo de sus alumnos en cada una de sus clases. La prohibición que impuso la jerarquía de la Iglesia Católica al sacerdote para hacer publicaciones, dar clases y expresarse en los medios de comunicación inquietó a propios y extraños. Así, en horas de la tarde, comenzaron a circular mensajes de textos sin remitente convocando a un encuentro en apoyo del cura, mientras de forma paralela se organizaban rápidas reuniones en los claustros de la Universidad Católica. A las ocho de la noche, estudiantes, familias, profesionales y los transeúntes que pasaban por la plaza Libertad, se congregaron en la Plaza Libertad a manifestarse a favor del padre Ariel.
“Lo quieren borrar por su capacidad, y porque ha hecho pensar a mucha gente”, dijo Amanda Pereyra, que asiste a uno de los seminarios de catequesis que Ariel brinda en la misma Catedral Basílica donde ayer se reunieron los manifestantes.
Luís Atia, otro de sus estudiantes, manifestó que “el padre Ariel es un hombre que invitaba a pensar y eso a mucha gente la molesta, ahora nos dejan sin él”.
La sensación de enojo se repetía entre los manifestantes, que pedían hablar con alguna autoridad eclesial, pero en la Catedral nadie salió a atender. Muchos de los presentes vincularon el caso de Ariel al del sacerdote marfileño Gilbert Koffi Kouman, a quién también se le prohibió dar misa. “Esto da a que pensar – sostuvo Mario Lavaisse, uno de las personas que habló ante los presentes – en Santiago cada vez hay menos libertad, estas decisiones de marginar a los sacerdotes que tienen convocatoria y reúnen gente son las que hacen que cada ves más fieles se alejen del catolicismo, y se vayan a sectas y otras religiones”.
Compromiso
Cerca de las 20.30 apareció en la Catedral el padre Eduardo Navelino, quién llegó en reemplazo del párroco Walter de la Iglesia, quien había informado momentos antes que no daría la misa de anoche. Navelino, hasta ese momento la única cara visible del clero, fue rodeado por la multitud en busca de explicaciones en el atrio de la Catedral. El sacerdote sostuvo que “es una decisión que ha venido desde Roma”, y que los curas santiagueños se encuentran “todos rezando por el padre Ariel”.
Los presentes pidieron al sacerdote gestionar una audiencia con el obispo monseñor Francisco Polti, y Navelino se comprometió a extender el pedido a sus inmediatos superiores para tratar de cerrar un encuentro.
Tras dialogar con el cura, los presentes se reunieron para coordinar una serie de acciones “en caso de que no tengamos respuestas inmediatas”, según manifestó Julio Olivares, uno de los alumnos del padre Ariel en la Ucse.
Los estudiantes decidieron unirse con la feligresía que se había convocado en la Catedral para poner en marcha una serie
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Mensaje y Declaración finales del Tercer Congreso Americano Misionero
El Congreso Misionero, un “Pentecostés” para la Iglesia en América
QUITO, lunes 18 de agosto de 2008 (Zenit.org).- Ofrecemos a continuación los textos completos de la Declaración final y del Mensaje Final del Tercer Congreso Americano Misionero (CAM 3), celebrado en Quito (Ecuador) entre el 12 y el 17 de agosto, y que ha hecho públicos la organización del Congreso.
DECLARACIÓN FINAL
Tercer Congreso Americano Misionero CAM3comla8
La Iglesia de América se ha congregado en la ciudad de Quito en estos días, y ha experimentado un Pentecostés junto a María, la Madre de Jesús y Madre nuestra. La creciente conciencia misionera de nuestras Iglesias locales nos ha motivado a contemplar el futuro y la presencia de Dios, los dones y carismas en nuestros pueblos, a escuchar sus necesidades, esperanzas y su profunda experiencia de Fe.
En actitud de discípulos, hemos mirado los caminos del Maestro, su estilo de vida y entrega por los pobres para iluminar nuestra conversión personal y comunitaria. El discipulado implica revestirse de Cristo ser sus testigos.
Estamos prestos a anunciar el Evangelio, "esperanza para toda persona sedienta de Dios" y juntos construir un mundo fraterno, justo y solidario; y ser colaboradores del Espíritu en la construcción del Reino.
La experiencia de Pentecostés nos urge a dialogar con todos los pueblos con actitud profética, estar abiertos a los cambios, reconocer "las semillas del Verbo" y compartir las tradiciones culturales y religiosas de los pueblos. Por eso, una comunidad discípula debe ser acogedora, integradora y solidaria.
La Iglesia, comunidad llevada por el Espíritu Santo, nos impulsa a configurarnos con Cristo, para formar el hombre nuevo, a vivir en comunión fraterna, a ser solidarios con el prójimo y a evangelizar sin exclusión.
La Iglesia, "lugar de encuentro" con Jesucristo, convoca, envía a los testigos del Resucitado y forma nuevos discípulos en comunidades vivas, que testimonian el Reino de Dios. La misión aviva la esperanza de que otro mundo es posible, aún en situaciones difíciles. Se necesitan profetas y peregrinos que denuncien las situaciones de pecado y las estructuras injustas, y anuncien los valores de la vida plena realizada en Cristo.
A la luz de estas reflexiones, los misioneros de América, declaramos:
1. MISIÓN AD GENTES: La Misión "Ad Gentes" es "Misión para la Humanidad", si cumple simultáneamente ser "Servicio a la Iglesia" y "Luz de las Naciones". ¡La misión es servicio al futuro de la Humanidad! Por eso como laicos, religiosos, sacerdotes y obispos de América, asumimos con entusiasmo y corresponsabilidad eclesial la Misión Ad Gentes que implica una conversión personal y el cambio de estructuras pastorales para que el Evangelio llegue a todos los hombres y mujeres sedientos de Dios.
2. MISIÓN, FAMILIA Y DEFENSA DE LA VIDA: Urge una opción fuerte por la formación y acompañamiento de las familias cristianas para que sean evangelizadoras y misioneras con su vida, fidelidad y comunión. Nos comprometemos a revitalizar la Pastoral Familiar y apoyar experiencias de familias misioneras Ad Gentes.
3. MISIÓN Y GLOBALIZACIÓN: Reconocemos que el fenómeno de la globalización acarrea consecuencias positivas y negativas para la humanidad. Favorece la expresión plena de la Iglesia, que no pertenece a ninguna cultura y es de todas. Asumimos una nueva manera de ser Iglesia que alimenta su vida desde la escucha de la Palabra y de la realidad, para ser signo del Reino desde cada cultura y cada pueblo.
4. MISIÓN, EXCLUSIÓN Y MIGRACIÓN: Asumimos que la migración y exclusión son un desafío de primera categoría, palpable en la situación de niños, mujeres, hombres y familias que viven atropellos en sus derechos. La Iglesia, con valentía, debe promover proféticamente la cultura de la dignidad humana.
5. MISIÓN Y LAICADO: Impulsados por el Espíritu Santo, los laicos y laicas de todos los pueblos, etnias y culturas del continente americano, en comunión con los Obispos, Sacerdotes, Religiosas y Religiosos, asumimos el compromiso de una formación integral: espiritual, pastoral y misionera, que nos haga corresponsables de la Gran Misión Continental y Ad Gentes.
6. MISIÓN Y JUVENTUD: Los jóvenes, como presente y futuro de la Iglesia, asumimos el Proyecto Misionero Americano con las siguientes dimensiones: Espiritualidad, para poder ver donde caminamos; Responsabilidad, para asumir consecuencias y no interrumpir el camino; y Mística que integre formación, proyecto personal y compromiso.
7. MISIÓN, ACTIVIDAD Y DIGNIDAD HUMANA: Asumimos como Iglesia el desafío de experimentar y suscitar cambios concretos y estructurales que promuevan verdaderamente la dignidad humana, desde la formación misionera integral y permanente, las nuevas organizaciones parroquiales en red y la apertura a nuevos espacios misioneros.
8. MISIÓN, CULTURAS Y PUEBLOS: Como Iglesia valoramos y respetamos a los pueblos indígenas y afro descendientes del continente, asumimos la urgencia de reconocer sus espacios, expresiones y tradiciones para que tengan su lugar en la sociedad y en la Iglesia. Nuestro espíritu misionero se fortalece en escuchar, aprender y anunciar explícitamente a Cristo en las diversas culturas.
9. MISIÓN Y ECOLOGIA: Anunciamos la Buena Nueva para restaurar el orden en la naturaleza, en comunión con lo que el mundo espera: renovar en todos los pueblos, culturas y corazones el rostro de la Humanidad mediante la conversión y la salvación; y desarrollar una conciencia creciente en su lucha por la conservación del medio ambiente.
10. MISIÓN Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL: Con la fuerza del Espíritu Santo y a la luz del mandato de Jesús "Vayan y anuncien el Evangelio", queremos responder a las nuevas situaciones históricas, sociales y eclesiales, comunicando el amor de Dios y la Buena Nueva del Reino con una comunicación testimonial, coordinada e integrada en la pastoral ordinaria, para construir la unidad y la comunión.
11. MISIÓN, ECUMENISMO Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: Contemplamos "las semillas del Verbo" en cada pueblo, cultura, religión y creencia: por ello asumimos un diálogo, encuentro y cooperación ecuménica e interreligiosa desde nuestra propia identidad de Discípulos Misioneros de Jesucristo.
12. MISIÓN, EDUCACIÓN Y MUNDO INTELECTUAL: Somos Iglesia educadora y nos comprometemos a crear, con los actores del ámbito educativo, espacios de formación y diálogo profético para ser testigos de la Buena Nueva del Reino en el mundo contemporáneo.
13. ESPIRITUALIDAD MISIONERA: Queremos vivir una espiritualidad de Discípulos Misioneros, una espiritualidad de las bienaventuranzas encarnada en la vida: contemplativos, alegres, comunicadores de la experiencia de Dios, pobres, sencillos, itinerantes, capaces de buscar y escuchar a todos, con confianza en el Espíritu.
14. MISIÓN Y FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO: Interpelados por el Señor de la Historia, que nos llama a la unidad en el Amor, rechazamos toda actitud fundamentalista dentro y fuera de la Iglesia Católica, y nos abrimos al pluralismo y al diálogo que aúna a las personas y a los pueblos en la construcción de la armonía y la paz.
15. MISIÓN Y PRESENCIA DE LA MUJER: Siguiendo los pasos de Jesucristo, reconocemos y valoramos la presencia y participación activa de la mujer en todos los ámbitos sociales y eclesiales, y propugnamos nuevas relaciones no jerarquizadas entre mujeres y varones como riqueza para la Humanidad y para la Iglesia.
16. MISIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGIA: Queremos orientar la incidencia de la ciencia y la tecnología en el desarrollo de la humanidad, a partir de los valores propios del Evangelio, para que esté al servicio de la Evangelización y de la cultura de la vida. La ciencia y la tecnología estén al alcance de todos, posibilitando reales soluciones a la exclusión, la desigualdad, la injusticia, el hambre y la muerte.
17. MISIÓN Y VIDA RELIGIOSA: Los religiosos y religiosas, estamos llamados a ser Discípulos Misioneros con sólida espiritualidad trinitaria de la acción entre los más pobres y diferentes; con un corazón indiviso y solidario que ama a todos; encarnados en cada cultura de manera desprendida y despretendida; proponiendo vivencial y proféticamente los valores alternativos del Reino; y abiertos a la Misión y al envío Ad Gentes.
Misioneros de América. Hoy, al concluir el CAM3 comla8, Jesús nos envía a ser testigos de todo lo que hemos escuchado, aprendido y anunciado hasta los últimos confines de la tierra. "Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos... yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).
¡América con Cristo: escucha, aprende y anuncia!
San Francisco de Quito, 17 de Agosto de 2008
MENSAJE A LA HUMANIDAD FAMILIA DE DIOS
1. Don del Espíritu Santo para la Humanidad.
Este Tercer Congreso Americano Misionero (CAM 3 comla8) celebrado en Quito, mitad del mundo acontecimiento que congrega a hombres y mujeres, discípulos y discípulas, llegados de todos los confines a esta fiesta Pascual "paso de Dios por su pueblo". La Humanidad, la familia de Dios congregada con pasión por la misión para el mundo.
Somos Iglesia de América y queremos sentir con el corazón del mundo. Hemos oído y hemos aprendido.
El Evangelio se amplía y universaliza en nuestra conciencia, ensancha la tienda. Es el Espíritu el que nos impulsa a sentir con Asia, África, Europa y Oceanía; a querer compartir nuestra fe y hacer juntos el camino del Reino. Se hace viva la comunidad misionera, una y universal, comunidad para la humanidad.
"A este Congreso, como a un cenáculo continental, llega la fuerza potente del Espíritu Santo, que con sus dones y carismas continúa impulsando a la Iglesia a pregonar la Buena Noticia de la salvación a cada persona, en particular a las que desconocen a Cristo o, tal vez, lo han olvidado, llegando hasta los extremos confines de la tierra".
Sentimos de nuevo el Pentecostés, la Iglesia, comunidad de discípulos y discípulas, congregada con María, la Madre, vuelve a renacer y se siente enviada a toda la tierra. Celebramos la experiencia de unidad que obra el Espíritu entre nosotros de la diversidad de pueblos, razas y culturas. Unidad en un mundo fragmentado, unidad coherente y valiente de fragmentos que se hacen comunión plural por la vida del mundo.
Somos Iglesia peregrina, nacida de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio del Padre (Cf AG 2), gestora de amor y acción, con radical seguimiento a Jesús, atenta a la encrucijada de la realidad y pronta a responder con ternura, amor y acción concretas para una profecía creíble.
2. El discipulado del Señor en la Pascua comienza en amor por Jesús y en la experiencia por el Espíritu.
Comienza en el amor de Jesús que llama y en el amor del discípulo que se compromete a irse con él, en la misma aventura y misión. Un estilo de vida, provocador y contracorriente, dispuesto a asumir la lógica de lo pequeño y de lo pobre de Jesús. Brota de la fascinante pregunta de Jesús "¿Me amas más que estos?", ¿estás dispuesto a seguirme exponiendo tu vida por la causa del Reino? Descubrimos que Jesús nos ha llamado con impresionante autoridad y libertad.
Aprendemos a ser discípulos de Jesús en el signo silencioso del Bautismo entre la gente. Aprendemos de su cariño y compasión por todos, de su modo de tocar el corazón y comunicar la Buena Noticia de liberación.
Nos fascina la belleza de su rostro transfigurado y su reflejo en la dignidad humana. Aprendemos a ver los paradigmas humanos a la luz de Dios; a amar la salvación como humanización y vida abundante. Aprendemos de Jesús a orar, padecer y amar contemplando su cuerpo crucificado y estando junto a las victimas. Discípulos que pregustan felicidad, belleza y resurrección.
Queremos permanecer siempre como discípulos que escuchamos y aprendemos con fidelidad y aventura creativa. Seguirle dejando atrás situaciones establecidas, redes, barcas, padres, tierra, todo; estructuras, éxitos y estilos que establecen y dan seguridad porque Jesús nos ofrece compartir su causa, identificarnos con él. Nos ha cautivado la radicalidad de su vida y la autoridad libre y vigorosa con las que nos invita a dejar nuestras seguridades y a seguirle en la misión.
Somos testigos de Jesús, de su vida y su proyecto, porque él nos ha configurado consigo mismo desde dentro como evangelizadores en la experiencia de una íntima comunión y amistad con Él. La centralidad de Cristo en nuestra vida de discípulos es la raíz de la identidad misionera, crea y renueva constantemente la comunión fraterna y sostiene el compromiso en la transformación del mundo por medio del servicio misionero.
El cambio de época y el pluralismo cultural, religioso nos acucia a preguntarnos por el modo de configurarnos con Cristo. El discipulado con sus criterios evangélicos nos coloca a contracorriente de esta sociedad. Nos urge a asumir el gran reto del crecimiento de la pobreza que afecta a la mayoría de la población mundial y que es consecuencia de la expansión de estructuras y sistemas socioeconómicos y políticos injustos.
Esto nos lleva a reafirmar nuestras convicciones y opciones creyentes, para ser luz encendida en gratuidad y para dar razón de nuestra esperanza. Nos lleva a beber el agua vivificante del Evangelio y compartirla con los sedientos de justicia, paz y verdad; con quienes no ven o se mueven en la violencia. Estos retos exigen superar el individualismo y el aislamiento y reclaman robustecer el sentido de pertenencia eclesial y la colaboración leal con los Pastores, con el fin de formar comunidades cristianas orantes, concordes, fraternas y misioneras.
3. Comunidad llevada por el Espíritu, Iglesia para todos, sirvienta de la Humanidad.
El Espíritu Santo promueve una nueva época de la humanidad, un nuevo modo de ser iglesia. Hemos vivido y recordado relatos vivientes de misioneros y misioneras, muchos de ellos también presentes en el congreso. Nos han animado. Hemos revivido con la memoria de nuestros mártires de América, que por amor dieron su vida como Jesús a favor de sus hermanos. En ellos la misión se hace transparencia de Evangelio, fecundidad de humanismo. Son testigos y mártires que nos contagian el entusiasmo por la misión.
Nuestra espiritualidad misionera es vida según el Espíritu, el cual da testimonio (cf Jn 15,26-27). Nuestro santos y mártires de América hablaron con su sangre la verdad de Dios que libera. Ellos nos indican la fuente de la vida, que viene de Jesús, encarnada en nuestra tierra. Profunda espiritualidad de Evangelio.
El Espíritu nos lleva a hacer de la misión, encarnación en las culturas y pueblos, a sembrarse y renacer en nuevos rostros y fecundidad de frutos; al diálogo y a la colaboración ecuménica e interreligiosa. Nos lleva a hacernos pan partido y compartido que junta a todos en la mesa de amistad y fraternidad, sentirnos comunión con la humanidad para ser redención y alabanza de gloria. Hacemos proyecto del Reino desde la gratuidad y pequeñez, con los pobres y víctimas de este mundo para ser justicia y liberación, amor y alternativa social con un corazón recreado de Iglesia.
El Espíritu irrumpe, nos toca y nos empuja hacia Dios, a la historia, a la interioridad y a la acción. Amor que brota del Padre y del Hijo, se traduce en la historia como solidaridad más allá de las fronteras. El Espíritu que unge a Jesús para llevar la buena noticia a los pobres, es constructor de unidad y relación, anuncia libertad a los presos, da vista a los ciegos, libera a los oprimidos y anuncia el año favorable del Señor (cf. Lc 4, 18ss).
4. Misión en el corazón del mundo
La Comunidad Misionera para la Humanidad está llamada a vivir en el Misterio de Dios, en su corazón salvífico por todos, llenos de amor y humanización. Misión de Dios para todos los hombres y mujeres a fin de constituir una sola familia en la casa común de la creación. Por eso nos preguntamos ¿hacia dónde va la configuración de la humanidad hoy?
Todo lo humano es nuestro, la situación y los problemas de la humanidad son también nuestros. Queremos aportar el anuncio de Jesús y el Evangelio como luz de Dios y paradigma de Humanidad, es una sola realidad como lo es el amor a Dios y al prójimo. Por eso, miramos a la sociedad entera en sus aspiraciones, proyectos, humanismo y sed de Dios. Nos duele verla sufrida por la crisis del modelo económico y social, por la crisis ecológica, cultural y democrática; más aún por la pobreza, la exclusión, la violencia y la persecución.
¿Qué podemos hacer o proponer?
Un Mundo de Dios. La comunidad misionera es enviada por el Espíritu Santo para articular universalmente los pueblos y culturas en una gran "red" de solidaridad, diversa y una a la vez (cf. Jn 21,11); desde la periferia hacia el centro para su liberación. Deseamos con el sueño de Dios un mundo sin periferia y sin centro. Un mundo de Dios.
Somos aprendices. Ante la gravedad de los problemas todos somos aprendices. No tenemos una receta sino la confianza en el Señor, el corazón abierto y dar razón de nuestra esperanza a la luz del Evangelio. La esperanza es mensaje central de la fe bíblica (Cfr SpS 2). La esperanza y la alternativa se evidencian cuando pobres y víctimas comienzan a hablar, a hacerse presentes. Todo lo humano es nuestro aunque hay excluidos
La misión se recrea con la solidaridad, el compartir y la gratuidad. Jesús nos dice con su práctica que los expropiados y excluidos son también gestores de la misión de la Iglesia, partícipes del proyecto de Dios, con ellos se nos abren espacios amplios, signos de justicia y razones de esperanza.
Cooperamos a la unidad de la humanidad, con la universalidad plural del Espíritu Santo obrada en la gratuidad y en la esperanza junto con los pobres. Tarea permanente que se realizará al final, somos caminantes en la fe, el Evangelio nos abre el horizonte de la cosecha final sin arrancar ya la cizaña (cf. Mt 13,24-30).
La misionalización de la vida y misión de la Iglesia. Estamos convocados a comprometernos con nuestra iglesia y sociedad, colaborando en definir y realizar etapas, prioridades y metas de esta historia; a vivir la solidaridad, el compartir y la gratuidad vividas por la comunidad misionera.
Queremos una humanidad plenamente realizada en el amor de Dios. "Tenemos mucho que ofrecer, ya que "no cabe duda de que la Doctrina Social de la Iglesia es capaz de suscitar esperanza en medio de las situaciones más difíciles, porque, si no hay esperanza para los pobres, no la habrá para nadie, ni siquiera para los llamados ricos" (PG 67). (DA 395). La opción preferencial por los pobres "debe atravesar todas nuestras estructuras y prioridades pastorales" (DA 396). Iglesia misionera consoladora, mediadora y abogada de los pobres (DA 395, 533).
Entrar al corazón de los hombres y mujeres de América. Queremos ponernos con la Iglesia en estado permanente de misión. "Llevemos nuestras naves mar adentro, con el soplo potente del Espíritu Santo, sin miedo a las tormentas, seguros de que la Providencia de Dios nos deparará grandes sorpresas" (DA 551).
5. Estar en el mundo entero
Queremos sentir en nuestro corazón el mundo entero y la humanidad, con una gran empatía de Dios y de humanismo. Acompañándonos, todos juntos. Llamados a salir de nuestra tierra, sin saber a dónde nos llevará la misión en caminos y situaciones, pero siempre con la esperanza y la confianza puesta en Dios, en su promesa que se realiza con creces. Hacia un mundo nuevo como metáfora y símbolo de que la novedad del Reino ya se vislumbra entre nosotros. La humanidad nueva es obra del Espíritu, nosotros la aguardamos, esperamos y colaboramos con todo nuestro ser. La Iglesia de América debe intervenir con signos de justicia en el mundo injusto y lanzar las semillas del Reino.
La pasión por Jesús y el deseo de que sea conocido y amado es el corazón de la misión:
Todos nosotros discípulos, que vivimos de Jesús, queremos que sea conocido y amado. Queremos ser servidores entre los pobres, consuelo y fortaleza del corazón. Somos llamados a dar vida por toda la humanidad, a comunicar la belleza y el vigor de Jesús, a reconciliar y unir a la familia humana en protagonismo social y eclesial.
Los jóvenes fascinados por la fuerza y aventura de Jesús e impulsados por el Espíritu, han sido constituidos por Dios como testigos de la fe y de la esperanza. Son Iglesia en novedad, alternativa social y de la humanidad.
Con María la Madre
Queremos ser discípulos, emprender la misma misión de Jesús. Ella nos enseña que sin corazón, sin ternura, sin amor, no hay profecía creíble. María profirió la Palabra, porque antes la concibió en su corazón; proclamó un Magnificat profético, porque antes creyó; estuvo junto a la Cruz y en Pentecostés porque fue la tierra buena que acogió la Palabra con un corazón alegre, la hizo fructificar el ciento por uno y pidió a los demás que lo hicieran. "A su lado volvemos a escuchar de sus labios: "Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19).
Quito, 17 de Agosto de 2008
Mensaje final del CAM 3 y Comla 8
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Charla pública: “Una mirada social sobre la sostenibilidad”
El martes 19 de Agosto a las 10:30 horas, el teólogo y ecologista brasileño Leonardo Boff, ofrecerá una charla gratuita y abierta al público en el Centro Cultural Borges -Viamonte 525, esq. San Martín, 2ºpiso, Sala 2-, Ciudad de Buenos Aires.
Durante la conferencia, Boff abordará problemáticas ligadas a los desafíos que el mundo debe afrontar frente a los fenómenos vinculados al cambio climático, el desarrollo sostenible y el rol de las organizaciones comprometidas con el cambio global. También disertará sobre su concepto de Las 4 ecologías y hablará de su participación, junto a personalidades mundiales, en la redacción de La Carta de la Tierra, aprobada el año 2000 por la UNESCO (www.earthcharter.org)
Encuentro y desayuno de prensa con Leonardo Boff: martes 19 de Agosto a las 9:30 hs. en el Centro Cultural Borges, Sala 2 -Viamonte 525 2º piso- Confirmar a capozzoyasoc@fibertel.com.ar o al 4328-6590 / 4393-4926
La presentación de Boff en Argentina es organizada por la Fundación AVINA (www.avina.net) y cuenta con el apoyo de Opción Argentina, Ecoclubes, y el Movimiento Agua y Juventud.
Leonardo Boff es uno de los principales mentores de la Teología de la Liberación y un referente del movimiento ecologista de Brasil. En 1992, en razón de las tesis expuestas en su libro “Iglesia: Carisma y Poder”, fue sometido a un proceso por parte de la Sagrada Congregación para la Defensa de la Fe en el Vaticano. Amenazado y presionado por las autoridades de Roma, renunció a sus actividades sacerdotales y se autopromovió al estado laico. Actualmente continúa su lucha en defensa de los Derechos Humanos como teólogo de la liberación, escritor, profesor y conferencista.
Para más información: www.leonardoboff.com
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Mientras que la Guerra Fría justificaba tácticas para- legales, la idea de una cruzada religiosa suspendía el juicio ético en función de la defensa del Occidente y la Nación misma. De ahí la represión contra otros modos de ser católicos.
Gustavo Morello s.j.
Autor de “Cristianismo y Revolución”
En su alegato final, Luciano Benjamín Menéndez hizo una referencia a la revista Cristianismo y Revolución en la que Montoneros explicaba su concepción de la guerra revolucionaria. Más allá del error en las fechas (Menéndez dijo que era un número de setiembre de 1977, cuando en realidad la revista dejó de salir en 1971), el reo en realidad citaba un trabajo que, supongo, le sirvió de inspiración en su alegato. Se trata del libro de su colega Díaz Bessone, Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978).
Díaz Bessone y Menéndez toman a dicha revista como un vocero de Montoneros. En realidad, la revista surgió por la iniciativa de un grupo que quería debatir el rol de los cristianos en la revolución y postuló la necesidad del cristiano de comprometerse con la lucha revolucionaria para ser coherente con su fe. Cristianismo y Revolución nació como un órgano de oposición a Onganía y como un espacio de difusión de las organizaciones armadas. Su estrategia fue denunciar la pretensión de “catolicismo” del gobierno de Onganía, basándose en ideas cristianas. La revista tomó como base dos consignas: la del cura guerrillero colombiano Camilo Torres: “El deber de todo cristiano es ser revolucionario”, y la del Che Guevara: “El deber de todo revolucionario es hacer la revolución”.
En una actualización de la doctrina del tiranicidio, sostuvo que la violencia revolucionaria era un recurso frente a estructuras intolerables e injustas. La tiranía no era ya la de un gobernante sino la del sistema y sus intereses económicos. En la lectura de Cristianismo y Revolución, los documentos de la Iglesia abrían la puerta para que los cambios de sistemas injustos se hagan por la vía violenta. Establece que a la luz del Evangelio y la revelación cristiana, no se puede condenar la violencia del oprimido para liberarse de las injusticias que lo someten.
Al abrir la posibilidad de un cristianismo revolucionario, pero sobre todo al reflejar la profunda diversidad de posturas sociales al interior del catolicismo argentino, la revista fue descalificada y combatida (su director Juan García Elorrio murió en un sospechoso accidente automovilístico) por el nacionalismo católico que necesitaba estrechar filas en su cruzada contra el comunismo internacional.
Contra el comunismo, “ma non troppo”. Menéndez, siguiendo la tesis de Díaz Bessone, vinculó el surgimiento de la guerrilla a la resistencia peronista. Para ellos, la aparición de los “uturuncos” en la Navidad de 1959 marcó el comienzo de la infiltración cubana en Argentina. La guerrilla, en esta visión, era parte de una revolución mundial del marxismo-leninismo para controlar al Tercer Mundo, imponiendo un sistema de vida ajeno a nuestras tradiciones. Los países comunistas no respetan la soberanía internacional, la política exterior de la URSS se mostró realmente cuando se invadió Hungría en 1956, en Berlín en 1961 y en el intento de base misilística en Cuba en 1963. El comunismo quería destruir las ideas tradicionales de todo el mundo utilizando la violencia.
No deja de ser curioso entonces que la principal aliada exterior del proceso militar haya sido la URSS. En el marco de las crecientes protestas internacionales por la violación de derechos humanos en Argentina, todas las sanciones propuestas en las Naciones Unidas fueron vetadas por los soviéticos, que no estaban dispuestos a tolerar intervenciones en cuestiones de derechos humanos. Más aun, la URSS fue el principal socio comercial: Argentina no apoyó el embargo por la invasión a rusa a Afganistán y se aseguró así un importante superávit en las exportaciones. El proceso apoyó la expansión del comunismo internacional con trigo patrio.
La dulce Francia. La Revolución Cubana marcó sin duda a la insurgencia argentina y también a los militares. Alarmados por la expansión comunista en el marco de la Guerra Fría, las Fuerzas Armadas argentinas empezaron a ocuparse del problema de la insurgencia. Sin haber combatido desde su profesionalización, los militares argentinos estaban ávidos de encontrar una guerra en la cual participar.
El 1956, el coronel Carlos Rosas regresó al país luego de ser agregado militar en Francia, para dirigir la revista de la Escuela Superior de Guerra. Allí había tenido contacto con algunos oficiales combatientes en Argelia. El triunfo de la Revolución Cubana despertó el interés en la doctrina francesa y así, escuela y revista se ocuparon de la contrainsurgencia.
El ideólogo francés era el general André Beaufre y su obra principal el libro La guerra revolucionaria. Allí establecía que lo que caracterizaba a la guerra contrarrevolucionaria era la importancia de la ideología, el método de pequeñas emboscadas y atentados más que batallas abiertas, y sugería que el contra-terror y la represión a gran escala como el método más adecuado.
Beaufre fue invitado a dar clases en 1971 en la Escuela de Guerra, en donde insistió en la importancia de una ideología contrarrevolucionaria como parte integral de la estrategia. También vino a la escuela el coronel Patrice de Naurois, otro veterano francés de Indochina. Él afirmó que el Estado necesitaba información y que las Fuerzas Armadas debían centralizarla. Para ello propuso la división del territorio en zonas bajo la autoridad de algún militar. Éste, al estar más próximo, tendría un mejor conocimiento del territorio y los habitantes.
La guerra santa. Los militares argentinos filtraron estas doctrinas con sus prismas ideológicos propios. Más que un capítulo de la Guerra Fría, el nacional catolicismo los llevó a concebir una cruzada del Occidente cristiano contra el comunismo. Por eso insistían con que los problemas habían comenzado con la modernidad: la Reforma Luterana y la Revolución Francesa. Tanto el protestantismo como el liberalismo eran fuentes de decadencia que llevaban al marxismo. Por eso Menéndez habló de una “guerra revolucionaria total por el alma del pueblo”.
La doctrina de seguridad nacional produjo un desequilibrio en la apreciación de la realidad que llevó a una hipersensibilidad hacia lo “comunista”, a una intolerancia con lo diferente. Habiendo identificado su ideología como una “causa justa”, los militares llegaron fácilmente a una “guerra santa”. Mientras que la Guerra Fría justificaba tácticas paralegales, la idea de una cruzada religiosa suspendía el juicio ético en pos de una causa mayor: defender Occidente y la Nación misma. Por eso, la represión contra otros modos de ser católicos: todo lo que no fuera nacionalismo católico era comunista, subversivo, apátrida.
Este modo de concebir la realidad hizo que todo el pueblo se transforme en sospechoso. Y aquí hay un error en la aplicación de la doctrina francesa, gravísimo en sus consecuencias: los franceses hicieron la guerra en una población no-francesa. Aquí, militares argentinos, en nombre de la argentinidad, declararon la guerra a los argentinos.
© La Voz del Interior
El día 4 de agosto en el cine Espacio INCAA Km 0, Gaumont. Rivadavia 1635 a las 20.00hs.
Esperamos su presencia.
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Roma nombra comisario pontificio al obispo Fernando Sebastián (foto) tras las acusaciones de desorden financiero y moral en la asociación, creada por el praviano Rodrigo Molina. Esta entidad también está presente en la Argentina, desde 1980, en las arquidiócesis de La Plata y Rosario, y en las diócesis de San Miguel y Lomas de Zamora.
El Vaticano ha intervenido de manera definitiva, cesando a todos sus dirigentes y nombrando un comisario pontificio, a la Unión Lumen Dei, una asociación católica muy vinculada a Asturias: fue fundada en 1967 por el sacerdote y jesuita Rodrigo Molina (1920-2002); también fue presidida, entre 2002 y 2007, por el presbítero Francisco Javier Mahía Colao, y cuenta en la región con dos comunidades de hermanas, una en Gijón y otra en el palacio episcopal ovetense de la Corrada del Obispo.
La crítica situación de Lumen Dei, con acusaciones internas sobre desórdenes financieros y morales, tiene desconcertada a la Conferencia Episcopal Española y a la propia Santa Sede, donde se han venido acumulando cientos de documentos en los que una parte de la asociación -pequeña, pero con fuertes apoyos episcopales- denuncia a la contraria. Tales circunstancias han conducido a la referida intervención del Vaticano, una medida drástica que el código de derecho canónico reserva a las situaciones muy graves.
Desde hace unos tres años, un violento enfrentamiento encaró al citado grupo con el resto de la organización. Las acusaciones vertidas, que rápidamente llegaron al Vaticano, consistieron en denunciar desórdenes sexuales entre algunos consagrados -no probados hasta la fecha-, o que los dineros recaudados no fluían debidamente hacia los centros de trabajo pastoral, o que la desintegración amenazaba a la Unión Lumen Dei. Sucesivas investigaciones canónicas han tratado de dilucidar la veracidad de las denuncias.
Lumen Dei, organización de espiritualidad clásica, cuenta con 675 miembros en tres sectores -sacerdotes, hermanas y matrimonios-, más unas 2.100 personas entre colaboradores y contratados. Trabaja en 14 países, sobre todo hispanoamericanos, donde conduce centros muy apreciados, tanto asistenciales (comedores populares, dispensarios, hospitales, clubes de madres, inmigrantes), como promocionales (desarrollo agropecuario). La Unión Lumen Dei esta reconocida canónicamente en 65 diócesis del mundo.
Lo que la Santa Sede ha determinado ahora -por decretos del dicasterio para la vida consagrada- es dar por concluido el mandato de todos los miembros del consejo general de Lumen Dei. Previamente, el Vaticano había nombrado «comisario pontificio, con atribuciones de presidente general», a Fernando Sebastián Aguilar, arzobispo emérito de Pamplona. Con ello, quedaba apartado del cargo de gobierno el sacerdote Daniel Zavala, hasta entonces presidente general provisional.
Lo que a continuación podría suceder es que el comisario pontificio ordene la destitución de «todos los superiores de Lumen Dei, presidentes generales adjuntos, presidentes regionales y zonales de los tres sectores, visitadores, prefectos específicos, consultores de la curia general y algunos directores de residencia (unos 40)», según se temía en una carta hecha pública ayer mismo el sector de matrimonios, que respalda a Daniel Zavala.
Por su parte, Fernando Sebastián, mediante una carta pública difundida este lunes, advierte de que «la Santa Sede, además de destituir al padre Zavala de su cargo, le ha prohibido expresamente que se presente y actúe como tal». Previamente, Zavala y sus colaboradores habían presentado recursos en el Vaticano contra el decreto que nombraba a Sebastián, al considerarlo nulo por carecer de respaldo canónico. Sobre este litigio tendrá que pronunciarse la Signatura Apostólica, el tribunal supremo de la Santa Sede. No obstante, la misma Signatura ha declarado ya que el recurso presentado por Zavala no suspende el nombramiento de comisario. Por tanto, Fernando Sebastián advierte de que «los miembros de Lumen Dei que quieran estar en comunión con la Iglesia católica tienen que aceptar el nombramiento del comisario pontificio».
Por otra parte, Sebastián «se ha incautado de bienes y ha intervenido las cuentas bancarias de Lumen Dei», lo que el citado sector de matrimonios califica de «apropiación indebida», por tratarse de «bienes privados que no se rigen por el derecho canónico, sino por el derecho civil». Agregan que «estas medidas arbitrarias perjudican gravemente necesidades básicas de Lumen Dei: atender a los enfermos de las comunidades, a nuestros geriátricos, casa de formación femenina y seminario».
Lumen Dei inauguró su comunidad en Gijón en marzo de 2005, aunque antes ya desarrollaba actividad pastoral en la ciudad. En abril de 2007, cuatro hermanas comenzaron a desempeñar varios trabajos en la curia diocesana del palacio episcopal de Oviedo, por invitación del arzobispo Carlos Osoro.
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Fernando Lugo estaba suspendido "a divinis" de su ministerio episcopal.
ASUNCIÓN, miércoles, 30 julio 2008 (ZENIT.org).- El nuncio apostólico en Paraguay anunció este miércoles la decisión de Benedicto XVI de conceder la reducción al estado laical al presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo, obispo ordenado en la Iglesia católica, que hasta ahora estaba suspendido "a divinis". "El Santo Padre le concede la pérdida del estado clerical, con todas las obligaciones, como sacerdote y obispo del Verbo Divino", explicó en una rueda de prensa en Asunción el arzobispo Orlando Antonini. "Se aceptó porque el pueblo lo ha elegido y se ha reconsiderado su petición porque no es compatible su estado clerical con la presidencia de la República", aclaró el nuncio apostólico en el país, quien al final del encuentro leyó un comunicado.
"Habiendo examinado cuidadosamente todas las circunstancias, Su Santidad Benedicto XVI ha concedido para él la pérdida del estado clerical con la consiguiente pérdida de los derechos inherentes al mismo", subrayó el nuncio apostólico que ha estado en el Vaticano en días pasados.
Con un decreto firmado el 20 de enero de 2007 por el prefecto de la Congregación vaticana para los Obispos, el cardenal Giovanni Battista Re, Lugo, de 57 años, fue suspendido "a divinis", por haberse presentado como candidato a la presidencia de la República de Paraguay, algo previsto por el canon 1333 & 1 del Código de Derecho Canónico. Según esa sanción, el obispo presidente mantenía el estado clerical, aunque no podía ejercer el ministerio. El obispo solicitó el 18 de diciembre de 2006 la pérdida del estado clerical para presentarse a las elecciones.Lugo pidió al día siguiente de su elección, 20 de abril de 2008, perdón a la Iglesia católica, y en particular a Benedicto XVI, por el "dolor" que causó su desobediencia a las leyes canónicas, al haberse lanzado a la carrera presidencial. "El Sumo Pontífice exhorta al señor Fernando Lugo Méndez hacer fiel a la fe católica, en la que fue bautizado y a llevar una vida coherente con el evangelio", concluye el comunicado leído por el nuncio.
Lugo asumirá el cargo de presidente el próximo 15 de agosto.
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A los 87 años, falleció el padre Fernando Storni, sacerdote jesuita.
Nacido el 26 de octubre de 1920 en Buenos Aires, se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires en 1943. Trabajó en periodismo, entre 1937 y 1944, en el diario El Mundo, donde fue muy amigo y compañero en sus años jóvenes de Juan Esteban Ezcurra y de Adolfo Jascalevich, de familia judía y converso al catolicismo, con quienes compartió muchas inquietudes.
En 1945 ingresó en el seminario de Villa Devoto donde cursó tres años de filosofía y en 1949 pasó a la Compañía de Jesús. En 1959 se doctoró en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, con su tesis “La moral de la ayuda de los países subdesarrollados”.
Durante muchos años fue miembro del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS), de la Compañía de Jesús, en el barrio de Belgrano, en Buenos Aires. También pasó parte importante de su vida en Córdoba, como rector de la Universidad Católica de Córdoba, entre 1965 y 1975. Asistió a muchos congresos internacionales universitarios en Tokio, Moscú, Kinshasa, Washington, Salamanca, etc. Integró los consejos directivos de la Unión de Universidades Latinoamericanas y de la Federación Internacional de Universidades Católicas. .
Dirigió el Centro de Investigaciones Educativas (CIES) y era miembro de número de la Academia Nacional de Educación Fue miembro del Consejo para la Consolidación de la Democracia , designado por el presidente Raúl Alfonsín.
En medio de sus actividades pastorales, académicas, educativas, siempre tuvo conexión con el periodismo. Colaboró en las revistas Estudios, Criterio y la del CIAS.
En los últimos años fue perdiendo la vista y estuvo afectado en su salud, pero mantuvo intacta su lucidez.
El 9 de agosto a las 18 se celebrará una misa en la iglesia del Salvador, Tucumán y Callo, que será presidida por Jean Ives Calvez.
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Hace algún tiempo leíamos con un amigo el titular "El vaticano ha decidido que el limbo ya no existe". El comentario socarrón de mi amigo fue: Parece que el Papa cerró el limbo pero se quedó adentro. Mas adelante la noticia fue que "El infierno existía y era eterno". Estoy acostumbrado a que los científicos te digan un día que el universo es infinito pero al año ya no lo es pero se expande. Claro, si hace mil años era plano y sostenido por elefantes. Bien, parece que los seguidores de San Pedro le tomaron el gustito a eso de "las llaves del reino", y les gustó tanto que lo pusieron en un logotipo con una corona y dos llaves. Con el tiempo se olvidaron lo del lavatorio de pies y eso de "el que quiera ser el mas grande sea el mas pequeño".
El tema es que con una de esas llaves hace poco cerraron el limbo. Toda esa gente que sufrió acerca de la bienaventuranza o no de seres queridos fallecidos sin bautizar fue vana y provocada por estos señores, teólogos temerarios influenciados mas por el Dante que por La Biblia que andan desparramando temores para someter a la feligresía. Y su soberbia no descansa porque la verdad que darle el carácter de "Eterno" al infierno es temerario y maniqueo. Todo intento de darle importancia al diablo o al infierno compite con Dios y está al borde de la herejía. Si, como verán uso sus mismas palabras que dan miedo -me olvidé de "Anatema"– palabras que suenan a hierro caliente.
Pasaré a comentarles o recordarles algunas cuestiones acerca del origen del mal y esas cosas, son solo algunos tips:
1-En la Biblia, los nombres como diablo, satan, lucifer, belcebú tienen distinto origen y significado y concluir que son un solo ser no es dogma de fe.
En las escrituras estos seres eran dioses paganos. En otras ocasiones signifacaba "el que me acusa", "el verdugo", etc. En el libro de Job, satan no era un demonio sino un ángel que acusaba a los hombres frente a Dios. Es obvio que el diablo no puede estar junto a Dios. "Lucifer" es el nombre del planeta Venus (o Júpiter). Significa "el portador de luz" o sea el lucero del alba. La antigua creencia que las estrellas eran ángeles o ancestros viene de la mano del símbolo de luces individuales como las velas: vidas individuales, espíritus, ángeles, antepasados. Los sacerdotes-astrónomos consideraron a los planetas o "astros errantes" (debido a su trayectoria diferente de los astros fijos) ángeles caídos.
Tenemos otros casos coloridos como Leviatán que significa "Cocodrilo" y es simbolo de Egipto, pueblo enemigo o Bafomet o Behemot que significa "Elefante" y se trataba de una deidad de oriente.
La imagen del tipo rojo con cuernos y patas de cabra es tomada tardíamente de los faunos o sátiros griegos que eran mas bien tipos divertidos que tocaban la flauta y perseguían chicas. El morbo sexual, tan acentuado en algunos personajes y alguna época, vio en ese fauno a un ser maligno.
2-El infierno tal cual lo imaginamos tiene origen en el Dante ya que antes no existía semejante cosa. El sheol era el lugar de los muertos y la oscuridad, digamos, la tumba, la tierra donde seremos sepultados. La gehena era algo asi como la quema. Donde se quema basura y los animales o gente indigna de ser sepultada. Tiene mas que ver con "desecho" u "olvido" que con castigo. El Hades griego era el lugar de los muertos y tenia entre otros lugares algunos muy lindos como los Campos Elíseos.
En conclusión, tanto el diablo como el infierno son construcciones tardías y que yo sepa no son dogmas de fe y cuando el credo dice "descendió a los infiernos" se refiere al sheol o sea, la muerte.
• La fe adulta no se mueve por las construcciones infantiles de lugares de premio y castigo.
• El comercio de indulgencias a cambio de un hotel cinco estrellas en el mas allá es patético y corrupto.
• El atemorizar a la feligresía ingenua con un lugar de castigo para que vayan a misa es pecado.
• El hablar mas del infierno que de Dios es herejía.
• El andar abriendo y cerrando habitaciones en el mas allá no es algo que pueda hacer ningún papa ni ningún mortal.
El origen del mal es complejo pero lo importante es que Dios se revela como un Padre de amor y misericordia quien nos perdona todo.
Lo que mostraba el Dante se parece mas a la justicia humana, justicia vengativa, que a la Divina.
Ivan Popovich
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El cura Rodolfo Ricciardelli, uno de los fundadores del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, falleció el domingo 13 de julio como consecuencia de un cáncer de médula que venía tratándose desde hace unos años.
"Su fe, su fuerza, lo hizo durar mucho más y hasta último momento estuvo con nosotros, los curas villeros. Nos deja su cristianismo popular, el amor al pueblo, y además un rayo de santidad", expresó su amigo el cura José Di Paola de la Villa de Barracas, en a ciudad de Buenos Aires.
Ricciardelli tenía 69 años. Conocido con el apodo de “Richard” vivía en la Villa del Bajo Flores. Hasta último momento ofició misa en la Parroquia María Madre del Pueblo creada por otro cura villero, el padre Jorge Vernazza.
Incorporado a la lucha popular pasó por innumerables situaciones de peligro en las que siempre privilegió el acompañamiento a las personas. Durante la Dictadura del 76 estuvo entre los que resistieron las topadoras que destruían los barrios de precarias viviendas, a los que se los conocía como “Villas de Emergencia”
A su sepelio concurrió mucha gente, de distintos sectores sociales, comprometidos con los más necesitados, en lo que en la Iglesia Católica Romana se denomina “la opción por los pobres”
Entre las innumerables anécdotas se encuentran aquellas referidas a que “Richard iba a las casas de los chorros y le hacia devolver las cosas"; sus enfrentamientos con “los poderosos”; su militancia sin declinaciones con el Movimiento de los Sacerdotes del Tercer Mundo.
Fotos de los curas asesinados en la convulsionada década argentina del 70, estaban en el velatorio como ofrendas de vida en la lucha por la dignidad humana. Junto a ellas, banderas de países hermanos, colocadas por los inmigrantes que viven en las Villas, al lado de réplicas de vírgenes y “Jesuses” negros.
En esta Villa, que al igual que tantas otras son “zonas de no derecho”, desconocidas para la mayoría de la ciudadanía –excepto por acontecimientos negativos-, las crónicas de los medios barriales repitieron la expresión “Se nos fue el cura”, en un significativo reflejo de la emoción que sobrevolaba en esa humilde capilla donde se despidió al cura Rodolfo Ricciardelli.+ (PE).
08/07/17 - PreNot 7505
Agencia de Noticias Prensa Ecuménica
598 2 619 2518 Espinosa 1493.
Montevideo. Uruguay
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Llegó en 1971 a La Quiaca, donde lo único que sobra es intemperie. Sabe que el peor enemigo de los pobres es el silencio.
DEL DIARIO CRITICA DE LA ARGENTINA
Por Reynaldo Sietecase.
Es andaluz, nació en Granada no en Belén. Es bajito, no tiene barba. No parece un rock star. Todo lo contrario: su cabello está perdiendo la batalla con el tiempo. Usa anteojos con vidrios gruesos. Igual se parece mucho al nazareno. Incluso, cuando siente que sus pedidos no son atendidos, se crucifica. Como si todo su cuerpo fuese una señal desesperada con destino al cielo y a la tierra, se crucifica.
El padre Jesús Olmedo es el párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Socorro de la Quiaca. Llegó al país en 1971, tenía 25 años y su imagen de la Argentina se resumía a una postal con vacas, pampa, abundancia, cultura y desarrollo. El flamante sacerdote no tardó mucho en comprobar que había llegado a uno de los lugares más pobres de Latinoamérica, dónde lo único que sobra es la intemperie.
Años después tuvo que volver a España y, a comienzos de los 90, regresó a La Quiaca para quedarse definitivamente. Como el otro Jesús, el tipo es un peleador y los niños del norte argentino le habían ganado el corazón. “Había venido a evangelizar y ellos me habían evangelizado a mí”, repite. Comprendió además que los integrantes de los pueblos originarios están en el último escalón de la pobreza. ¿En qué otro lugar debería estar Jesús?
En dos décadas de trabajo intenso, el padre Olmedo ayudó a establecer una decena de comedores. Es que el hambre es la necesidad más urgente. Según su propio diagnóstico, la mitad de los niños de esa zona de Jujuy están desnutridos. Por esa razón, la imagen de la leche derramada en la ruta, en mitad del conflicto entre el gobierno y el campo, lo indignó de manera especial y salió a decirlo: “mientras se pelean por las retenciones los pobres siguen pasando hambre”. Unos días antes, a comienzos de Junio, una movilización de pobres y desocupados fue reprimida de manera brutal por la policía provincial. Hubo varios heridos de bala, entre ellos, el propio Olmedo.
Jesús sabe que el peor enemigo de los pobres es el silencio. Escribió un libro sobre ese tema: La cultura del silencio. “Cuando un pueblo calla durante tanto tiempo es porque ha sido silenciado” y sugiere: “desde la cultura del silencio hay que pasar al grito de los excluidos”. Con esa idea, en la semana de los dos actos, bajó a Buenos Aires. En medio de la peor disputa de poder de los últimos años, Jesús bajó a la Capital. Aquí, como dicen en el interior, atiende Dios. Aunque él cree que si lo dejan, “si no lo encadenan, Dios está en todos lados”.
El padre logró algunas cosas, en medio de la disputa por la soja, la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, le prometió hacer un relevamiento de la zona y ayuda oficial inmediata. El líder chacarero Alfredo De Angeli, que lo cruzó en un canal de televisión, le garantizó el envío de alimentos. También recibió apoyo de distintas parroquias y organizaciones sociales de todo el país.
Jesús agradece pero sabe que nada será suficiente sino se remueven las causas profundas de la iniquidad. Por eso sigue exigiendo a las autoridades políticas la generación de puestos de trabajo, más escuelas, cloacas, agua potable, obra pública, subsidios para los desempleados. También pide que se controle el contrabando de artículos de primera necesidad desde La Quiaca hacia Villazón en Bolivia, que mezcla corrupción y carencias. Y que la legislatura jujeña declare a La Quiaca zona de emergencia.
Uno de los mayores desafíos asumidos por Olmedo es que la sociedad tome conciencia. Quiere que se asuma que en “La Quiaca comienza la Argentina” y para eso debe enfrentar los muros de silencio que imponen los prejuicios y la indiferencia hacia los coyas, hacia los antiguos dueños de la tierra, hacia los habitantes del norte profundo que están entre los argentinos más olvidados. Esos compatriotas que deben mendigar por lo que les pertenece por derecho propio.
Es por eso que a Jesús le cuesta entender algunas cosas de este país, al que considera suyo: “En el 2001 veíamos por televisión como se hablaba de la crisis argentina por la plata que se había quedado dentro de los bancos y no se hablaba de la crisis argentina por el hambre y la miseria”. Un periodista porteño le pidió una definición: “¿Usted está con el campo o con el gobierno?” y el padre respondió: “Con ninguno de los dos. Yo estoy con los pobres”.
Jesús estuvo en Buenos Aires. No organizó ningún acto.