El primer ministro ruso y candidato de nuevo a la presidencia de su inmenso país, Vladirmir Putin, reservó a sus conciudadanos una sorpresa el día de Navidad (que los ortodoxos celebran con dos semanas de retraso respecto a los católicos).
Ese día, saliendo de la catedral de San Petersburgo, su ciudad natal, el político reveló que había sido bautizado precisamente en el templo donde acababa de asistir a los oficios religiosos.
En el año 1952, en pleno furor estalinista, su madre acudió clandestinamente a la catedral con el pequeño Vladimir en brazos para que recibiera las aguas bautismales (por inmersión, naturalmente), sin decirle una palabra a su marido, ferviente miembro del Partido Comunista ruso.
No fue, seguramente, un caso único, porque, a pesar de la persecución, muchos rusos mantuvieron la fe y los hábitos religiosos.
Sería interesante saber si, siendo ya un hábil agente del temible KGB, Putin era consciente de su condición de cristiano bautizado y por qué se ha decidido a revelarlo ahora.
Como se recordará, años atrás otro antecesor suyo, Mijail Gorbachov, que se declaraba ateo, admitió haber sido bautizado de niño en la Iglesia Ortodoxa Rusa.
0 comentarios:
Publicar un comentario