¿PARA QUÉ SER CRISTIANA/O?

Homilía 24.08.08

Porque cada día somos una sociedad más lejos del Dios de Jesús… siguen los hambrientos. Cada vez aparecen más noticias que van de la insensatez a la criminalidad. Y la Iglesia -Pueblo de Dios- ¿qué hacemos? –Falta una catequesis que movilice a la sociedad… en clave cristiana… La gran mayoría de los bautizadas/os viven y actúan en otra clave… ¿Hay cacerolazos por los muertos de hambre? La gran mayoría de asistentes a Misa dominical viven motivados por sus propios intereses. No se sienten involucrados en el “crimen social” que es la muerte prematura de niños, jóvenes y ancianos por falta de alimento. Están convencidos que es responsabilidad del gobierno de turno. Como “religiosos” que son, dejan limosna… a veces considerable… para Cáritas… o ayudan a los “comedores” parroquiales… o escolares…
¿Qué pasa con nuestros católicos que no toman conciencia del pecado principal que denuncia el Vaticano II de la separación de la Fe y la Vida? Una mayoría, viven alienados (engañados) en un espiritualismo esquizofrénico…
En la catequesis no se les ha anunciado el Reino -la “pasión” de Jesús- para vivirlo en todas las dimensiones de la vida humana. No se ha evangelizado a “todo el hombre”. Y el resultado es que nuestros templos se llenan de “gente piadosa” al margen de las exigencias de Jesús y su Evangelio. No se han formado discípulos de Jesús para ser testigos del Reino y así cumplir la misión de ser cristianas/os (Cfr. Hechos 1, 1-8 y Documento Episcopal APARECIDA)
Lamentablemente, salvo excepciones y muchas muy laudables, se hace catequesis en la práctica parroquial y en los colegios, tan solo, para recibir los Sacramentos y no para encontrarse con Jesús y vivir su Evangelio.
Teóricamente se ha avanzado mucho… Se está ensayando hasta catequesis familiar ¿Pero, para vivir el reinado de Dios en la sociedad, según el proyecto pastoral de Jesucristo, Señor de la Iglesia y de la Historia? Falta catequesis social-política.
Falta sembrar la semilla del Evangelio en el surco concreto de la dimensión política de la persona humana. Es la “deuda interna” de la Iglesia en la Argentina. Es el pecado social que grava nuestra conciencia de discípulos de Jesús. Es la incoherencia de estar bautizados en Cristo y vivir al margen del Evangelio de Jesús. Es la injusticia que cometemos cuando pedimos frutos cristianos a quienes no hemos evangelizado. S.Pablo no pedía actitudes cristianas al Emperador. En sus cartas, sí, exige coherencia de la FE a las Comunidades Cristianas, que han surgido y se van evangelizando como resultado del anuncio del Evangelio de Jesús. Es la coherencia personal-familiar-social-política de la vida ciudadana con la Fe Cristiana.
Ahora levantamos la bandera de la Doctrina Social de la Iglesia; pero, sigue quedando en Semanas Sociales, en aulas escolares… Mientras el mensaje social cristiano no pase por la catequesis sacramental –de iniciación - Confirmación- y jóvenes y adultos prosigan procesando el Evangelio con las diversas situaciones de la vida, se seguirá con católicos piadosos al margen del proyecto de Jesús en su Evangelio. Se seguirá con un Culto religioso vacío de compromiso cristiano. Desde el Concilio Vaticano II se viene insistiendo en el compromiso social político del cristiano, con 15 números, Medellín con 11 y Puebla con 25 y Aparecida con 47, Santo Domingo con el Cap. II y San Miguel el Cap. IV… Evangelli Nuntiandi nº 70 al 73. Pero se insiste en el cumplimiento del Precepto, sin mención del compromiso de comunión y participación social política que comporta el “ir a Misa”. Hemos de recuperar para las bautizadas/os la conciencia de pertenecer al Pueblo de Dios con la misión de ser luz-sal-levadura, viviendo los valores evangélicos en las estructuras de la Sociedad. Esta es la Misión. Sí, la Misión de formar “ciudadanos del Reino”. Cosa que no se logra si no se forman ciudadanos que vivan, en clave cristiana, su compromiso con la Patria terrenal.

Miguel Esteban Hesayne
Obispo

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Comunicado emitido por el Obispado de Santiago del Estero

BUENOS AIRES, viernes, 22 agosto 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el comunicado que ha emitido el obispado argentino de Santiago del Estero, cuyo pastor es monseñor Francisco Polti Santillán, ante informaciones publicadas sobre el presbítero Ariel Álvarez Valdés, profesor de Teología.

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La Secretaría de Prensa del Obispado de Santiago del Estero informa que, ante la publicación en medios de comunicación locales de informaciones inexactas relativas a la supuesta situación canónica del presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés, sacerdote incardinado en esta diócesis, el Obispado de Santiago del Estero se ve en la necesidad de aclarar a los fieles católicos de la diócesis y a la opinión pública en general:

1. El presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés no ha sido afectado por "condena" alguna.
2. No corresponde a la verdad que dicho sacerdote haya sido sancionado y suspendido en sus funciones académicas por una decisión que lleve la firma del cardenal Tarcisio Bertone, ex secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y actual Secretario de Estado de la Santa Sede.
3. En ejercicio de la responsabilidad propia de su oficio, el Obispo diocesano de Santiago del Estero y superior eclesiástico inmediato del mencionado sacerdote, emitió con fecha cuatro de agosto del corriente año un decreto que dice:

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Decreto del Obispo

Vistos los los numerosos intercambios epistolares efectuados en forma personal con el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés acerca del contenido de muchas de sus reflexiones y propuestas teológicas publicadas en diversos medios de la Argentina y de otros países.

Considerando

1. Que algunas de sus afirmaciones causan perplejidad y llevan a pastores y fieles a preguntarse si dichas afirmaciones son compatibles con la enseñanza del Magisterio auténtico de la Iglesia.
2. Que el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés ha reconocido lo fundado de dichas reacciones provocadas por sus escritos y ha manifestado reiteradamente estar dispuesto a hacer las rectificaciones pertinentes en sus nuevas publicaciones.
3. Que el interesado también ha manifestado su disposición de hacer públicas las retractaciones correspondientes a las cuestiones teológicas que, en sus intervenciones, presentan ambigüedades o errores.
4. Que, sin embargo, el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés ha hecho notar que dichas retractaciones serían publicadas a condición de incluir una mención expresa a que se efectúan por pedido explícito de la autoridad eclesiástica.
5. Que de ser incluida en el texto dicha cláusula limitaría severamente la consistencia y la autenticidad de las retractaciones.

Por tanto, en virtud de lo establecido en los cánones 772, 812, 823, 824 y la legislación complementaria de la Conferencia Episcopal Argentina, por las presentes letras Decreto:
1. A partir del 5 de agosto de 2008 y mientras no se disponga otra cosa, el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés carece de licencias para hacer nuevas publicaciones o disponer la reedición de publicaciones anteriores.
2. A partir del 5 de agosto de 2008, el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés carece de misión canónica para la enseñanza de disciplinas teológicas en cualquier nivel de docencia, incluyendo cursos cortos, conferencias y toda otra actividad análoga.
3. A partir del 5 de agosto de 2008, el presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés carece de licencias para participar en la organización y uso de medios de comunicación social, incluyendo internet, ya sea a través de escritos, grabaciones, filmaciones y cualquier otro tipo de soporte.
4. Exhorto al presbítero doctor Ariel Álvarez Valdés a que revise su actitud en espíritu de humildad, obediencia y comunión, para el bien de toda la Iglesia, y de un mayor y fructuoso servicio ministerial.
5. Notifíquese a quienes corresponda y, una vez cumplido, archívese.


Santiago del Estero, 21 de agosto de 2008.
Sonia Quiroz, Secretaría de Prensa del Obispado de Santiago del Estero

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Le prohiben dar clases por no creer en Adan y Eva

El sacerdote Ariel Álvarez Valdés es columnista de EL LIBERAL.
EL LIBERAL/Archivo


Causa. Es porque el biblista santiagueño, entre otros puntos, se negó a afirmar la existencia histórica de Adán y Eva. La Santa Sede lo suspendió en sus actividades académicas. El cardenal Tarcisio Bertone firmó la dura sanción.

Con la firma del cardenal Tarcisio Bertone, ex secretario de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, fue sancionado y suspendido en sus funciones académicas el sacerdote santiagueño Ariel Álvarez Valdés, reconocido biblista y teólogo con divulgación internacional. La prohibición para continuar dando clases le fue comunicada a través del obispo diocesano de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti, miembro del Opus Dei. El motivo por el que retiraron al sacerdote su permiso para seguir enseñando, según expresa la carta del cardenal Bertone, se basa -entre otras cosas- en haberse negado a afirmar la existencia histórica de Adán y Eva.
Según pudo saberse, desde hace más de 13 años la Santa Sede viene exigiendo al padre Álvarez Valdés que se retracte de ésa y otras afirmaciones, supuestamente peligrosas y contrarias a la doctrina de la Iglesia Católica. Pero no obstante la disponibilidad para retractarse del sacerdote, el Vaticano resolvió ahora suspenderlo y prohibirle toda clase de actividad académica: clases, cursos, conferencias, así como el escribir artículos, realizar publicaciones, y hablar por radio y televisión.
Entre las afirmaciones del padre Ariel, consideradas contrarias a la fe por el cardenal Bertone figuran: la negación de la historicidad del ángel que habló con la Virgen María, la negación de las apariciones “físicas” de la Virgen, la aseveración de que los estigmas no vienen de Dios, y la negación del valor cristiano del libro de Job.
Sin embargo, el sacerdote sancionado es miembro de varios institutos de origen pontificio, que lo han honrado con designaciones.
Fuentes de la Iglesia, consultadas por este medio, coincidieron en sostener que llama la atención la dureza del castigo, teniendo en cuenta que en marzo de 2007 el Vaticano acusó al teólogo Jon Sobrino de negar supuestamente la divinidad de Jesús, una verdad central de la fe, sin que por eso fuera oficialmente impedido de enseñar desde Roma, mientras que Álvarez Valdés es sancionado por “afirmaciones periféricas a la fe”.

DATO
Desde hace varios años Álvarez Valdés, que es miembro de Asociación Bíblica Española, y de la Asociación Bíblica Italiana, dedica la mayor parte de su labor docente a la Universidad Católica de Santiago del Estero, al Seminario Mayor, y a escribir numerosos artículos, principalmente de divulgación bíblica, que fueron publicados por EL LIBERAL y por diversos medios de Europa. El padre Ariel es licenciado en Teología en Israel y doctorado en Teología Bíblica por la Universidad Pontificia de Salamanca.

Una multitud salió a apoyar al sacerdote
Manifestación. La medida provocó enfado en estudiantes y fieles. Ahora piden ser recibidos por el Obispo y comenzarán con marchas a favor del padre Ariel.
La noticia sacudió a los santiagueños. La mayoría se enteró por la prensa, mientras que sus allegados más cercanos lo hicieron por boca del propio padre Ariel, que se fue despidiendo de sus alumnos en cada una de sus clases. La prohibición que impuso la jerarquía de la Iglesia Católica al sacerdote para hacer publicaciones, dar clases y expresarse en los medios de comunicación inquietó a propios y extraños. Así, en horas de la tarde, comenzaron a circular mensajes de textos sin remitente convocando a un encuentro en apoyo del cura, mientras de forma paralela se organizaban rápidas reuniones en los claustros de la Universidad Católica. A las ocho de la noche, estudiantes, familias, profesionales y los transeúntes que pasaban por la plaza Libertad, se congregaron en la Plaza Libertad a manifestarse a favor del padre Ariel.
“Lo quieren borrar por su capacidad, y porque ha hecho pensar a mucha gente”, dijo Amanda Pereyra, que asiste a uno de los seminarios de catequesis que Ariel brinda en la misma Catedral Basílica donde ayer se reunieron los manifestantes.
Luís Atia, otro de sus estudiantes, manifestó que “el padre Ariel es un hombre que invitaba a pensar y eso a mucha gente la molesta, ahora nos dejan sin él”.
La sensación de enojo se repetía entre los manifestantes, que pedían hablar con alguna autoridad eclesial, pero en la Catedral nadie salió a atender. Muchos de los presentes vincularon el caso de Ariel al del sacerdote marfileño Gilbert Koffi Kouman, a quién también se le prohibió dar misa. “Esto da a que pensar – sostuvo Mario Lavaisse, uno de las personas que habló ante los presentes – en Santiago cada vez hay menos libertad, estas decisiones de marginar a los sacerdotes que tienen convocatoria y reúnen gente son las que hacen que cada ves más fieles se alejen del catolicismo, y se vayan a sectas y otras religiones”.

Compromiso

Cerca de las 20.30 apareció en la Catedral el padre Eduardo Navelino, quién llegó en reemplazo del párroco Walter de la Iglesia, quien había informado momentos antes que no daría la misa de anoche. Navelino, hasta ese momento la única cara visible del clero, fue rodeado por la multitud en busca de explicaciones en el atrio de la Catedral. El sacerdote sostuvo que “es una decisión que ha venido desde Roma”, y que los curas santiagueños se encuentran “todos rezando por el padre Ariel”.
Los presentes pidieron al sacerdote gestionar una audiencia con el obispo monseñor Francisco Polti, y Navelino se comprometió a extender el pedido a sus inmediatos superiores para tratar de cerrar un encuentro.
Tras dialogar con el cura, los presentes se reunieron para coordinar una serie de acciones “en caso de que no tengamos respuestas inmediatas”, según manifestó Julio Olivares, uno de los alumnos del padre Ariel en la Ucse.
Los estudiantes decidieron unirse con la feligresía que se había convocado en la Catedral para poner en marcha una serie

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Tercer Congreso Americano Misionero CAM3comla8

Mensaje y Declaración finales del Tercer Congreso Americano Misionero
El Congreso Misionero, un “Pentecostés” para la Iglesia en América
QUITO, lunes 18 de agosto de 2008 (Zenit.org).- Ofrecemos a continuación los textos completos de la Declaración final y del Mensaje Final del Tercer Congreso Americano Misionero (CAM 3), celebrado en Quito (Ecuador) entre el 12 y el 17 de agosto, y que ha hecho públicos la organización del Congreso.

DECLARACIÓN FINAL
Tercer Congreso Americano Misionero CAM3comla8

La Iglesia de América se ha congregado en la ciudad de Quito en estos días, y ha experimentado un Pentecostés junto a María, la Madre de Jesús y Madre nuestra. La creciente conciencia misionera de nuestras Iglesias locales nos ha motivado a contemplar el futuro y la presencia de Dios, los dones y carismas en nuestros pueblos, a escuchar sus necesidades, esperanzas y su profunda experiencia de Fe.
En actitud de discípulos, hemos mirado los caminos del Maestro, su estilo de vida y entrega por los pobres para iluminar nuestra conversión personal y comunitaria. El discipulado implica revestirse de Cristo ser sus testigos.
Estamos prestos a anunciar el Evangelio, "esperanza para toda persona sedienta de Dios" y juntos construir un mundo fraterno, justo y solidario; y ser colaboradores del Espíritu en la construcción del Reino.
La experiencia de Pentecostés nos urge a dialogar con todos los pueblos con actitud profética, estar abiertos a los cambios, reconocer "las semillas del Verbo" y compartir las tradiciones culturales y religiosas de los pueblos. Por eso, una comunidad discípula debe ser acogedora, integradora y solidaria.
La Iglesia, comunidad llevada por el Espíritu Santo, nos impulsa a configurarnos con Cristo, para formar el hombre nuevo, a vivir en comunión fraterna, a ser solidarios con el prójimo y a evangelizar sin exclusión.
La Iglesia, "lugar de encuentro" con Jesucristo, convoca, envía a los testigos del Resucitado y forma nuevos discípulos en comunidades vivas, que testimonian el Reino de Dios. La misión aviva la esperanza de que otro mundo es posible, aún en situaciones difíciles. Se necesitan profetas y peregrinos que denuncien las situaciones de pecado y las estructuras injustas, y anuncien los valores de la vida plena realizada en Cristo.
A la luz de estas reflexiones, los misioneros de América, declaramos:
1. MISIÓN AD GENTES: La Misión "Ad Gentes" es "Misión para la Humanidad", si cumple simultáneamente ser "Servicio a la Iglesia" y "Luz de las Naciones". ¡La misión es servicio al futuro de la Humanidad! Por eso como laicos, religiosos, sacerdotes y obispos de América, asumimos con entusiasmo y corresponsabilidad eclesial la Misión Ad Gentes que implica una conversión personal y el cambio de estructuras pastorales para que el Evangelio llegue a todos los hombres y mujeres sedientos de Dios.
2. MISIÓN, FAMILIA Y DEFENSA DE LA VIDA: Urge una opción fuerte por la formación y acompañamiento de las familias cristianas para que sean evangelizadoras y misioneras con su vida, fidelidad y comunión. Nos comprometemos a revitalizar la Pastoral Familiar y apoyar experiencias de familias misioneras Ad Gentes.
3. MISIÓN Y GLOBALIZACIÓN: Reconocemos que el fenómeno de la globalización acarrea consecuencias positivas y negativas para la humanidad. Favorece la expresión plena de la Iglesia, que no pertenece a ninguna cultura y es de todas. Asumimos una nueva manera de ser Iglesia que alimenta su vida desde la escucha de la Palabra y de la realidad, para ser signo del Reino desde cada cultura y cada pueblo.
4. MISIÓN, EXCLUSIÓN Y MIGRACIÓN: Asumimos que la migración y exclusión son un desafío de primera categoría, palpable en la situación de niños, mujeres, hombres y familias que viven atropellos en sus derechos. La Iglesia, con valentía, debe promover proféticamente la cultura de la dignidad humana.
5. MISIÓN Y LAICADO: Impulsados por el Espíritu Santo, los laicos y laicas de todos los pueblos, etnias y culturas del continente americano, en comunión con los Obispos, Sacerdotes, Religiosas y Religiosos, asumimos el compromiso de una formación integral: espiritual, pastoral y misionera, que nos haga corresponsables de la Gran Misión Continental y Ad Gentes.
6. MISIÓN Y JUVENTUD: Los jóvenes, como presente y futuro de la Iglesia, asumimos el Proyecto Misionero Americano con las siguientes dimensiones: Espiritualidad, para poder ver donde caminamos; Responsabilidad, para asumir consecuencias y no interrumpir el camino; y Mística que integre formación, proyecto personal y compromiso.
7. MISIÓN, ACTIVIDAD Y DIGNIDAD HUMANA: Asumimos como Iglesia el desafío de experimentar y suscitar cambios concretos y estructurales que promuevan verdaderamente la dignidad humana, desde la formación misionera integral y permanente, las nuevas organizaciones parroquiales en red y la apertura a nuevos espacios misioneros.
8. MISIÓN, CULTURAS Y PUEBLOS: Como Iglesia valoramos y respetamos a los pueblos indígenas y afro descendientes del continente, asumimos la urgencia de reconocer sus espacios, expresiones y tradiciones para que tengan su lugar en la sociedad y en la Iglesia. Nuestro espíritu misionero se fortalece en escuchar, aprender y anunciar explícitamente a Cristo en las diversas culturas.
9. MISIÓN Y ECOLOGIA: Anunciamos la Buena Nueva para restaurar el orden en la naturaleza, en comunión con lo que el mundo espera: renovar en todos los pueblos, culturas y corazones el rostro de la Humanidad mediante la conversión y la salvación; y desarrollar una conciencia creciente en su lucha por la conservación del medio ambiente.
10. MISIÓN Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL: Con la fuerza del Espíritu Santo y a la luz del mandato de Jesús "Vayan y anuncien el Evangelio", queremos responder a las nuevas situaciones históricas, sociales y eclesiales, comunicando el amor de Dios y la Buena Nueva del Reino con una comunicación testimonial, coordinada e integrada en la pastoral ordinaria, para construir la unidad y la comunión.
11. MISIÓN, ECUMENISMO Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: Contemplamos "las semillas del Verbo" en cada pueblo, cultura, religión y creencia: por ello asumimos un diálogo, encuentro y cooperación ecuménica e interreligiosa desde nuestra propia identidad de Discípulos Misioneros de Jesucristo.
12. MISIÓN, EDUCACIÓN Y MUNDO INTELECTUAL: Somos Iglesia educadora y nos comprometemos a crear, con los actores del ámbito educativo, espacios de formación y diálogo profético para ser testigos de la Buena Nueva del Reino en el mundo contemporáneo.
13. ESPIRITUALIDAD MISIONERA: Queremos vivir una espiritualidad de Discípulos Misioneros, una espiritualidad de las bienaventuranzas encarnada en la vida: contemplativos, alegres, comunicadores de la experiencia de Dios, pobres, sencillos, itinerantes, capaces de buscar y escuchar a todos, con confianza en el Espíritu.
14. MISIÓN Y FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO: Interpelados por el Señor de la Historia, que nos llama a la unidad en el Amor, rechazamos toda actitud fundamentalista dentro y fuera de la Iglesia Católica, y nos abrimos al pluralismo y al diálogo que aúna a las personas y a los pueblos en la construcción de la armonía y la paz.
15. MISIÓN Y PRESENCIA DE LA MUJER: Siguiendo los pasos de Jesucristo, reconocemos y valoramos la presencia y participación activa de la mujer en todos los ámbitos sociales y eclesiales, y propugnamos nuevas relaciones no jerarquizadas entre mujeres y varones como riqueza para la Humanidad y para la Iglesia.
16. MISIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGIA: Queremos orientar la incidencia de la ciencia y la tecnología en el desarrollo de la humanidad, a partir de los valores propios del Evangelio, para que esté al servicio de la Evangelización y de la cultura de la vida. La ciencia y la tecnología estén al alcance de todos, posibilitando reales soluciones a la exclusión, la desigualdad, la injusticia, el hambre y la muerte.
17. MISIÓN Y VIDA RELIGIOSA: Los religiosos y religiosas, estamos llamados a ser Discípulos Misioneros con sólida espiritualidad trinitaria de la acción entre los más pobres y diferentes; con un corazón indiviso y solidario que ama a todos; encarnados en cada cultura de manera desprendida y despretendida; proponiendo vivencial y proféticamente los valores alternativos del Reino; y abiertos a la Misión y al envío Ad Gentes.
Misioneros de América. Hoy, al concluir el CAM3 comla8, Jesús nos envía a ser testigos de todo lo que hemos escuchado, aprendido y anunciado hasta los últimos confines de la tierra. "Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos... yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).
¡América con Cristo: escucha, aprende y anuncia!
San Francisco de Quito, 17 de Agosto de 2008


MENSAJE A LA HUMANIDAD FAMILIA DE DIOS

1. Don del Espíritu Santo para la Humanidad.
Este Tercer Congreso Americano Misionero (CAM 3 comla8) celebrado en Quito, mitad del mundo acontecimiento que congrega a hombres y mujeres, discípulos y discípulas, llegados de todos los confines a esta fiesta Pascual "paso de Dios por su pueblo". La Humanidad, la familia de Dios congregada con pasión por la misión para el mundo.
Somos Iglesia de América y queremos sentir con el corazón del mundo. Hemos oído y hemos aprendido.
El Evangelio se amplía y universaliza en nuestra conciencia, ensancha la tienda. Es el Espíritu el que nos impulsa a sentir con Asia, África, Europa y Oceanía; a querer compartir nuestra fe y hacer juntos el camino del Reino. Se hace viva la comunidad misionera, una y universal, comunidad para la humanidad.
"A este Congreso, como a un cenáculo continental, llega la fuerza potente del Espíritu Santo, que con sus dones y carismas continúa impulsando a la Iglesia a pregonar la Buena Noticia de la salvación a cada persona, en particular a las que desconocen a Cristo o, tal vez, lo han olvidado, llegando hasta los extremos confines de la tierra".
Sentimos de nuevo el Pentecostés, la Iglesia, comunidad de discípulos y discípulas, congregada con María, la Madre, vuelve a renacer y se siente enviada a toda la tierra. Celebramos la experiencia de unidad que obra el Espíritu entre nosotros de la diversidad de pueblos, razas y culturas. Unidad en un mundo fragmentado, unidad coherente y valiente de fragmentos que se hacen comunión plural por la vida del mundo.
Somos Iglesia peregrina, nacida de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio del Padre (Cf AG 2), gestora de amor y acción, con radical seguimiento a Jesús, atenta a la encrucijada de la realidad y pronta a responder con ternura, amor y acción concretas para una profecía creíble.
2. El discipulado del Señor en la Pascua comienza en amor por Jesús y en la experiencia por el Espíritu.
Comienza en el amor de Jesús que llama y en el amor del discípulo que se compromete a irse con él, en la misma aventura y misión. Un estilo de vida, provocador y contracorriente, dispuesto a asumir la lógica de lo pequeño y de lo pobre de Jesús. Brota de la fascinante pregunta de Jesús "¿Me amas más que estos?", ¿estás dispuesto a seguirme exponiendo tu vida por la causa del Reino? Descubrimos que Jesús nos ha llamado con impresionante autoridad y libertad.
Aprendemos a ser discípulos de Jesús en el signo silencioso del Bautismo entre la gente. Aprendemos de su cariño y compasión por todos, de su modo de tocar el corazón y comunicar la Buena Noticia de liberación.
Nos fascina la belleza de su rostro transfigurado y su reflejo en la dignidad humana. Aprendemos a ver los paradigmas humanos a la luz de Dios; a amar la salvación como humanización y vida abundante. Aprendemos de Jesús a orar, padecer y amar contemplando su cuerpo crucificado y estando junto a las victimas. Discípulos que pregustan felicidad, belleza y resurrección.
Queremos permanecer siempre como discípulos que escuchamos y aprendemos con fidelidad y aventura creativa. Seguirle dejando atrás situaciones establecidas, redes, barcas, padres, tierra, todo; estructuras, éxitos y estilos que establecen y dan seguridad porque Jesús nos ofrece compartir su causa, identificarnos con él. Nos ha cautivado la radicalidad de su vida y la autoridad libre y vigorosa con las que nos invita a dejar nuestras seguridades y a seguirle en la misión.
Somos testigos de Jesús, de su vida y su proyecto, porque él nos ha configurado consigo mismo desde dentro como evangelizadores en la experiencia de una íntima comunión y amistad con Él. La centralidad de Cristo en nuestra vida de discípulos es la raíz de la identidad misionera, crea y renueva constantemente la comunión fraterna y sostiene el compromiso en la transformación del mundo por medio del servicio misionero.
El cambio de época y el pluralismo cultural, religioso nos acucia a preguntarnos por el modo de configurarnos con Cristo. El discipulado con sus criterios evangélicos nos coloca a contracorriente de esta sociedad. Nos urge a asumir el gran reto del crecimiento de la pobreza que afecta a la mayoría de la población mundial y que es consecuencia de la expansión de estructuras y sistemas socioeconómicos y políticos injustos.
Esto nos lleva a reafirmar nuestras convicciones y opciones creyentes, para ser luz encendida en gratuidad y para dar razón de nuestra esperanza. Nos lleva a beber el agua vivificante del Evangelio y compartirla con los sedientos de justicia, paz y verdad; con quienes no ven o se mueven en la violencia. Estos retos exigen superar el individualismo y el aislamiento y reclaman robustecer el sentido de pertenencia eclesial y la colaboración leal con los Pastores, con el fin de formar comunidades cristianas orantes, concordes, fraternas y misioneras.
3. Comunidad llevada por el Espíritu, Iglesia para todos, sirvienta de la Humanidad.
El Espíritu Santo promueve una nueva época de la humanidad, un nuevo modo de ser iglesia. Hemos vivido y recordado relatos vivientes de misioneros y misioneras, muchos de ellos también presentes en el congreso. Nos han animado. Hemos revivido con la memoria de nuestros mártires de América, que por amor dieron su vida como Jesús a favor de sus hermanos. En ellos la misión se hace transparencia de Evangelio, fecundidad de humanismo. Son testigos y mártires que nos contagian el entusiasmo por la misión.
Nuestra espiritualidad misionera es vida según el Espíritu, el cual da testimonio (cf Jn 15,26-27). Nuestro santos y mártires de América hablaron con su sangre la verdad de Dios que libera. Ellos nos indican la fuente de la vida, que viene de Jesús, encarnada en nuestra tierra. Profunda espiritualidad de Evangelio.
El Espíritu nos lleva a hacer de la misión, encarnación en las culturas y pueblos, a sembrarse y renacer en nuevos rostros y fecundidad de frutos; al diálogo y a la colaboración ecuménica e interreligiosa. Nos lleva a hacernos pan partido y compartido que junta a todos en la mesa de amistad y fraternidad, sentirnos comunión con la humanidad para ser redención y alabanza de gloria. Hacemos proyecto del Reino desde la gratuidad y pequeñez, con los pobres y víctimas de este mundo para ser justicia y liberación, amor y alternativa social con un corazón recreado de Iglesia.
El Espíritu irrumpe, nos toca y nos empuja hacia Dios, a la historia, a la interioridad y a la acción. Amor que brota del Padre y del Hijo, se traduce en la historia como solidaridad más allá de las fronteras. El Espíritu que unge a Jesús para llevar la buena noticia a los pobres, es constructor de unidad y relación, anuncia libertad a los presos, da vista a los ciegos, libera a los oprimidos y anuncia el año favorable del Señor (cf. Lc 4, 18ss).
4. Misión en el corazón del mundo
La Comunidad Misionera para la Humanidad está llamada a vivir en el Misterio de Dios, en su corazón salvífico por todos, llenos de amor y humanización. Misión de Dios para todos los hombres y mujeres a fin de constituir una sola familia en la casa común de la creación. Por eso nos preguntamos ¿hacia dónde va la configuración de la humanidad hoy?
Todo lo humano es nuestro, la situación y los problemas de la humanidad son también nuestros. Queremos aportar el anuncio de Jesús y el Evangelio como luz de Dios y paradigma de Humanidad, es una sola realidad como lo es el amor a Dios y al prójimo. Por eso, miramos a la sociedad entera en sus aspiraciones, proyectos, humanismo y sed de Dios. Nos duele verla sufrida por la crisis del modelo económico y social, por la crisis ecológica, cultural y democrática; más aún por la pobreza, la exclusión, la violencia y la persecución.

¿Qué podemos hacer o proponer?
Un Mundo de Dios. La comunidad misionera es enviada por el Espíritu Santo para articular universalmente los pueblos y culturas en una gran "red" de solidaridad, diversa y una a la vez (cf. Jn 21,11); desde la periferia hacia el centro para su liberación. Deseamos con el sueño de Dios un mundo sin periferia y sin centro. Un mundo de Dios.
Somos aprendices. Ante la gravedad de los problemas todos somos aprendices. No tenemos una receta sino la confianza en el Señor, el corazón abierto y dar razón de nuestra esperanza a la luz del Evangelio. La esperanza es mensaje central de la fe bíblica (Cfr SpS 2). La esperanza y la alternativa se evidencian cuando pobres y víctimas comienzan a hablar, a hacerse presentes. Todo lo humano es nuestro aunque hay excluidos
La misión se recrea con la solidaridad, el compartir y la gratuidad. Jesús nos dice con su práctica que los expropiados y excluidos son también gestores de la misión de la Iglesia, partícipes del proyecto de Dios, con ellos se nos abren espacios amplios, signos de justicia y razones de esperanza.
Cooperamos a la unidad de la humanidad, con la universalidad plural del Espíritu Santo obrada en la gratuidad y en la esperanza junto con los pobres. Tarea permanente que se realizará al final, somos caminantes en la fe, el Evangelio nos abre el horizonte de la cosecha final sin arrancar ya la cizaña (cf. Mt 13,24-30).
La misionalización de la vida y misión de la Iglesia. Estamos convocados a comprometernos con nuestra iglesia y sociedad, colaborando en definir y realizar etapas, prioridades y metas de esta historia; a vivir la solidaridad, el compartir y la gratuidad vividas por la comunidad misionera.
Queremos una humanidad plenamente realizada en el amor de Dios. "Tenemos mucho que ofrecer, ya que "no cabe duda de que la Doctrina Social de la Iglesia es capaz de suscitar esperanza en medio de las situaciones más difíciles, porque, si no hay esperanza para los pobres, no la habrá para nadie, ni siquiera para los llamados ricos" (PG 67). (DA 395). La opción preferencial por los pobres "debe atravesar todas nuestras estructuras y prioridades pastorales" (DA 396). Iglesia misionera consoladora, mediadora y abogada de los pobres (DA 395, 533).
Entrar al corazón de los hombres y mujeres de América. Queremos ponernos con la Iglesia en estado permanente de misión. "Llevemos nuestras naves mar adentro, con el soplo potente del Espíritu Santo, sin miedo a las tormentas, seguros de que la Providencia de Dios nos deparará grandes sorpresas" (DA 551).
5. Estar en el mundo entero
Queremos sentir en nuestro corazón el mundo entero y la humanidad, con una gran empatía de Dios y de humanismo. Acompañándonos, todos juntos. Llamados a salir de nuestra tierra, sin saber a dónde nos llevará la misión en caminos y situaciones, pero siempre con la esperanza y la confianza puesta en Dios, en su promesa que se realiza con creces. Hacia un mundo nuevo como metáfora y símbolo de que la novedad del Reino ya se vislumbra entre nosotros. La humanidad nueva es obra del Espíritu, nosotros la aguardamos, esperamos y colaboramos con todo nuestro ser. La Iglesia de América debe intervenir con signos de justicia en el mundo injusto y lanzar las semillas del Reino.
La pasión por Jesús y el deseo de que sea conocido y amado es el corazón de la misión:

Todos nosotros discípulos, que vivimos de Jesús, queremos que sea conocido y amado. Queremos ser servidores entre los pobres, consuelo y fortaleza del corazón. Somos llamados a dar vida por toda la humanidad, a comunicar la belleza y el vigor de Jesús, a reconciliar y unir a la familia humana en protagonismo social y eclesial.

Los jóvenes fascinados por la fuerza y aventura de Jesús e impulsados por el Espíritu, han sido constituidos por Dios como testigos de la fe y de la esperanza. Son Iglesia en novedad, alternativa social y de la humanidad.

Con María la Madre
Queremos ser discípulos, emprender la misma misión de Jesús. Ella nos enseña que sin corazón, sin ternura, sin amor, no hay profecía creíble. María profirió la Palabra, porque antes la concibió en su corazón; proclamó un Magnificat profético, porque antes creyó; estuvo junto a la Cruz y en Pentecostés porque fue la tierra buena que acogió la Palabra con un corazón alegre, la hizo fructificar el ciento por uno y pidió a los demás que lo hicieran. "A su lado volvemos a escuchar de sus labios: "Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19).
Quito, 17 de Agosto de 2008
Mensaje final del CAM 3 y Comla 8

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Leonardo Boff en Argentina

Charla pública: “Una mirada social sobre la sostenibilidad”

El martes 19 de Agosto a las 10:30 horas, el teólogo y ecologista brasileño Leonardo Boff, ofrecerá una charla gratuita y abierta al público en el Centro Cultural Borges -Viamonte 525, esq. San Martín, 2ºpiso, Sala 2-, Ciudad de Buenos Aires.

Durante la conferencia, Boff abordará problemáticas ligadas a los desafíos que el mundo debe afrontar frente a los fenómenos vinculados al cambio climático, el desarrollo sostenible y el rol de las organizaciones comprometidas con el cambio global. También disertará sobre su concepto de Las 4 ecologías y hablará de su participación, junto a personalidades mundiales, en la redacción de La Carta de la Tierra, aprobada el año 2000 por la UNESCO (www.earthcharter.org)

Encuentro y desayuno de prensa con Leonardo Boff: martes 19 de Agosto a las 9:30 hs. en el Centro Cultural Borges, Sala 2 -Viamonte 525 2º piso- Confirmar a capozzoyasoc@fibertel.com.ar o al 4328-6590 / 4393-4926

La presentación de Boff en Argentina es organizada por la Fundación AVINA (www.avina.net) y cuenta con el apoyo de Opción Argentina, Ecoclubes, y el Movimiento Agua y Juventud.

Leonardo Boff es uno de los principales mentores de la Teología de la Liberación y un referente del movimiento ecologista de Brasil. En 1992, en razón de las tesis expuestas en su libro “Iglesia: Carisma y Poder”, fue sometido a un proceso por parte de la Sagrada Congregación para la Defensa de la Fe en el Vaticano. Amenazado y presionado por las autoridades de Roma, renunció a sus actividades sacerdotales y se autopromovió al estado laico. Actualmente continúa su lucha en defensa de los Derechos Humanos como teólogo de la liberación, escritor, profesor y conferencista.

Para más información: www.leonardoboff.com

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Menéndez, el cristianismo y la revolución

Mientras que la Guerra Fría justificaba tácticas para- legales, la idea de una cruzada religiosa suspendía el juicio ético en función de la defensa del Occidente y la Nación misma. De ahí la represión contra otros modos de ser católicos.

Gustavo Morello s.j.
Autor de “Cristianismo y Revolución”

En su alegato final, Luciano Benjamín Menéndez hizo una referencia a la revista Cristianismo y Revolución en la que Montoneros explicaba su concepción de la guerra revolucionaria. Más allá del error en las fechas (Menéndez dijo que era un número de setiembre de 1977, cuando en realidad la revista dejó de salir en 1971), el reo en realidad citaba un trabajo que, supongo, le sirvió de inspiración en su alegato. Se trata del libro de su colega Díaz Bessone, Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978).

Díaz Bessone y Menéndez toman a dicha revista como un vocero de Montoneros. En realidad, la revista surgió por la iniciativa de un grupo que quería debatir el rol de los cristianos en la revolución y postuló la necesidad del cristiano de comprometerse con la lucha revolucionaria para ser coherente con su fe. Cristianismo y Revolución nació como un órgano de oposición a Onganía y como un espacio de difusión de las organizaciones armadas. Su estrategia fue denunciar la pretensión de “catolicismo” del gobierno de Onganía, basándose en ideas cristianas. La revista tomó como base dos consignas: la del cura guerrillero colombiano Camilo Torres: “El deber de todo cristiano es ser revolucionario”, y la del Che Guevara: “El deber de todo revolucionario es hacer la revolución”.

En una actualización de la doctrina del tiranicidio, sostuvo que la violencia revolucionaria era un recurso frente a estructuras intolerables e injustas. La tiranía no era ya la de un gobernante sino la del sistema y sus intereses económicos. En la lectura de Cristianismo y Revolución, los documentos de la Iglesia abrían la puerta para que los cambios de sistemas injustos se hagan por la vía violenta. Establece que a la luz del Evangelio y la revelación cristiana, no se puede condenar la violencia del oprimido para liberarse de las injusticias que lo someten.

Al abrir la posibilidad de un cristianismo revolucionario, pero sobre todo al reflejar la profunda diversidad de posturas sociales al interior del catolicismo argentino, la revista fue descalificada y combatida (su director Juan García Elorrio murió en un sospechoso accidente automovilístico) por el nacionalismo católico que necesitaba estrechar filas en su cruzada contra el comunismo internacional.

Contra el comunismo, “ma non troppo”. Menéndez, siguiendo la tesis de Díaz Bessone, vinculó el surgimiento de la guerrilla a la resistencia peronista. Para ellos, la aparición de los “uturuncos” en la Navidad de 1959 marcó el comienzo de la infiltración cubana en Argentina. La guerrilla, en esta visión, era parte de una revolución mundial del marxismo-leninismo para controlar al Tercer Mundo, imponiendo un sistema de vida ajeno a nuestras tradiciones. Los países comunistas no respetan la soberanía internacional, la política exterior de la URSS se mostró realmente cuando se invadió Hungría en 1956, en Berlín en 1961 y en el intento de base misilística en Cuba en 1963. El comunismo quería destruir las ideas tradicionales de todo el mundo utilizando la violencia.

No deja de ser curioso entonces que la principal aliada exterior del proceso militar haya sido la URSS. En el marco de las crecientes protestas internacionales por la violación de derechos humanos en Argentina, todas las sanciones propuestas en las Naciones Unidas fueron vetadas por los soviéticos, que no estaban dispuestos a tolerar intervenciones en cuestiones de derechos humanos. Más aun, la URSS fue el principal socio comercial: Argentina no apoyó el embargo por la invasión a rusa a Afganistán y se aseguró así un importante superávit en las exportaciones. El proceso apoyó la expansión del comunismo internacional con trigo patrio.

La dulce Francia. La Revolución Cubana marcó sin duda a la insurgencia argentina y también a los militares. Alarmados por la expansión comunista en el marco de la Guerra Fría, las Fuerzas Armadas argentinas empezaron a ocuparse del problema de la insurgencia. Sin haber combatido desde su profesionalización, los militares argentinos estaban ávidos de encontrar una guerra en la cual participar.

El 1956, el coronel Carlos Rosas regresó al país luego de ser agregado militar en Francia, para dirigir la revista de la Escuela Superior de Guerra. Allí había tenido contacto con algunos oficiales combatientes en Argelia. El triunfo de la Revolución Cubana despertó el interés en la doctrina francesa y así, escuela y revista se ocuparon de la contrainsurgencia.

El ideólogo francés era el general André Beaufre y su obra principal el libro La guerra revolucionaria. Allí establecía que lo que caracterizaba a la guerra contrarrevolucionaria era la importancia de la ideología, el método de pequeñas emboscadas y atentados más que batallas abiertas, y sugería que el contra-terror y la represión a gran escala como el método más adecuado.

Beaufre fue invitado a dar clases en 1971 en la Escuela de Guerra, en donde insistió en la importancia de una ideología contrarrevolucionaria como parte integral de la estrategia. También vino a la escuela el coronel Patrice de Naurois, otro veterano francés de Indochina. Él afirmó que el Estado necesitaba información y que las Fuerzas Armadas debían centralizarla. Para ello propuso la división del territorio en zonas bajo la autoridad de algún militar. Éste, al estar más próximo, tendría un mejor conocimiento del territorio y los habitantes.

La guerra santa. Los militares argentinos filtraron estas doctrinas con sus prismas ideológicos propios. Más que un capítulo de la Guerra Fría, el nacional catolicismo los llevó a concebir una cruzada del Occidente cristiano contra el comunismo. Por eso insistían con que los problemas habían comenzado con la modernidad: la Reforma Luterana y la Revolución Francesa. Tanto el protestantismo como el liberalismo eran fuentes de decadencia que llevaban al marxismo. Por eso Menéndez habló de una “guerra revolucionaria total por el alma del pueblo”.

La doctrina de seguridad nacional produjo un desequilibrio en la apreciación de la realidad que llevó a una hipersensibilidad hacia lo “comunista”, a una intolerancia con lo diferente. Habiendo identificado su ideología como una “causa justa”, los militares llegaron fácilmente a una “guerra santa”. Mientras que la Guerra Fría justificaba tácticas paralegales, la idea de una cruzada religiosa suspendía el juicio ético en pos de una causa mayor: defender Occidente y la Nación misma. Por eso, la represión contra otros modos de ser católicos: todo lo que no fuera nacionalismo católico era comunista, subversivo, apátrida.

Este modo de concebir la realidad hizo que todo el pueblo se transforme en sospechoso. Y aquí hay un error en la aplicación de la doctrina francesa, gravísimo en sus consecuencias: los franceses hicieron la guerra en una población no-francesa. Aquí, militares argentinos, en nombre de la argentinidad, declararon la guerra a los argentinos.

© La Voz del Interior

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Exhibición de Angelelli: La palabra Viva



El día 4 de agosto en el cine Espacio INCAA Km 0, Gaumont. Rivadavia 1635 a las 20.00hs.
Esperamos su presencia.

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