Otras voces de la Iglesia

Matrimonio igualitario

Dos grupos de la Iglesia de Quilmes se manifiestan en disidencia con la opinión que la mayoría de los obispos vienen proclamando respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo. Uno de ellos denuncia la falta de consulta al laicado y las presiones para forzar la asistencia a la movilización pública planeada en oposición a la ley de matrimonio igualitario. Se reproduce también una nota del diario Clarín en la que el cura Nicolás Alessio, al parecer vocero de alrededor de 60 sacerdotes, se manifiesta en forma similar a los grupos quilmeños.


CON LOS QUE SUFREN
Posición de algunos cristianos respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo.
Los cristianos y cristianas que abajo firmamos, reafirmando nuestra opción por el ser humano, a imagen de las opciones de Jesús, e implorando que se hagan carne sus opciones en nuestra querida Iglesia y podamos abrazar como madre y como padre a los hrmanos y hermanas nuestros que hoy sufren por su condición sexual.
Convencidos de que a veces el silencio es prudente, pero que en otros tiempos puede significar complicidad e infligir sufrimientos incompatibles con las opciones cristianas que hemos realizado. Elevamos nuestra voz, esperando que uniéndose a otras, permita que se escuche otra voz en la Iglesia de Jesús, que es familia de todos y todas y no sólo de los pastores o de la jerarquía eclesiástica.

Haciendo ejercicio de la libertad, autonomía y conciencia para ser parte del coro de voces que defiende la dignidad humana, antes que cualquier situación especial y siendo testigos de la Encarnación que da cuenta del infinito y tierno amor de Dios, que nos eligió para ser uno de nosotros y que por ello desde entonces nadie puede arrogarse ninguna autoridad sobre quién es digno de justicia y de derecho.
Afirmando que, si el Reino no es inclusivo y a la mesa no nos podemos sentar todos y todas, entonces, no es el Reino del Padre ni la mesa de Jesús.
Sin intentar dar lecciones de teología, pero haciendo opciones concretas por gritar en el desierto lo sagrado de la vida humana y la riqueza de su diversidad, así como la defensa de los derechos de cada uno y de cada una de vivir su identidad,

Y eligiendo estar al lado de los sufren injusticias, elevamos nuestras voces diciendo:
Que expresamos nuestro más enérgico rechazo a las expresiones que han asociado y descripto el debate por los proyectos de ley, respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo, como una guerra entre quienes apoyan dichos proyectos y quienes los rechazan. Semejante asociación empobrece el debate, disminuye la deliberación, aumenta la confrontación irracional y otorga excusas para las acciones violentas y el continuo hostigamiento, sufrimiento y discriminación al que se encuentran sometidas las personas homosexuales por esa exclusiva condición.
Y que ante la reiteración de ciertos argumentos, utilizados para rechazar la propuesta de ley que permitiría el matrimonio entre personas del mismo sexo, deseamos hacer algunas importantes aclaraciones para que cada cristiano pueda decidir informadamente que postura adoptar sin caer en prácticas ni justificaciones homofóbicas.

Reiteradamente, expresa o implícitamente, se presenta a la homosexualidad como una desviación de la naturaleza, o como una enfermedad. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud no tiene catalogada a la homosexualidad como una enfermedad, a la vez que no existen argumentos científicamente plausibles al día de hoy que permitan sostener lo contrario.
También insistentemente, se ha afirmado que no permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, no significa discriminar, porque se están distinguiendo realidades distintas y que esa distinción entonces no implica discriminación alguna. Ante ello es necesario recordar cual es el contenido del derecho a la igualdad y la no discriminación y examinar si los argumentos utilizados son compatibles con dicho contenido.
Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el derecho a la Igualdad y no discriminación implica la imposibilidad de hacer distinciones, aún ante la presencia de evidentes diferencias, si es que esas distinciones carecen de justificaciones objetivas y razonables. Son por ejemplo evidentes las diferencias físicas entre un hombre y una mujer, pero por el sólo hecho de apelar a dichas diferencias no se podría justificar objetiva y razonablemente el vedarle por ejemplo a la mujer el derecho a votar, aunque lamentablemente hasta no hace mucho tiempo esto se realizaba.

La distinción, para no constituir una discriminación, debe poseer una justificación objetiva y razonable. Ahora bien, en los argumentos en contra del matrimonio homosexual se afirma que resulta razonable dicha prohibición porque permitir lo contrario vulnera y perjudica al matrimonio entre hombre y mujer, y pone en igualdad dos uniones que no se asemejan. Ante dichas afirmaciones hay que examinar si resulta verdaderamente razonable o no la prohibición, en razón de la defensa del matrimonio heterosexual. Ante lo que surge la pregunta, ¿cuál es el mecanismo real por el que se perjudica al matrimonio heterosexual, si se permitiera el matrimonio igualitario? ¿Cuál es el perjuicio por igualar estas dos realidades? Es relevante la pregunta, ya que no nos encontramos frente a derechos que se contraponen y por ende hay que explicar la afectación, no alcanza con decir que existe sin demostrar realmente el perjuicio que causaría, porque al no encontrarse un verdadero perjuicio demostrable y objetivo, esas expresiones constituyen fundamentos para la discriminación.

Debe quedar claro que el matrimonio heterosexual no se deroga, no se le quita ningún derecho, no se le impone ningún otro requisito que lo dificulte, por las dudas aclaramos que el matrimonio como sacramento no está en discusión ni se ve afectado, estamos hablando del matrimonio civil, aquél que deciden contraer personas de otras religiones y personas que no profesan ninguna religión. Por lo que no existiría afectación real alguna, para que a partir de la sanción de una nueva ley como la discutida, un hombre y una mujer con convicciones y/o prácticas religiosas o no, puedan contraer matrimonio. Ante ello resulta clara la falta de razonabilidad de la distinción que se pretende, y una distinción carente de justificación objetiva y razonable constituye una discriminación, discriminación que no puede ser tolerada, ni sostenida, ni desde la Iglesia, ni desde ninguna concepción y resulta contraria a los principios constitucionales y a los tratados internacionales sobre derechos humanos que rigen la materia y de los que nuestro Estado es parte.

Por ello es que los que abajo firmamos, pedimos que se deje de aplastar la dignidad de nuestros hermanos homosexuales, dejemos de infligirles sufrimientos, enjuaguemos sus lágrimas y escuchemos su voz, su voz que reclama el fin de la discriminación el fin de la homofobia y el reconocimiento de los derechos que ya nadie puede negarles.
Para agregar tu firma enviá un mail a conlosquesufren@gmail.com o sumate en Facebook http://www.facebook.com/pages/Con-los-que-sufren/138065099544935

FIRMAS:
Ab. Gabriel F. Bicinskas, miembro del Departamento de Justicia y Paz, Diócesis de Quilmes.
Prof. Gladys Alcaráz, miembro del Departamento de Justicia y Paz, Diócesis de Quilmes.
Lic. Claudio Spícola, miembro del Departamento de Justicia y Paz, Diócesis de Quilmes.
Lic. Patricia Fernández Schellemberg, Coordinadora Dpto. de Laicos, Diócesis de Quilmes
Natalia Estela Bettoni, Integrante del Dpto. Pastoral Social, Diócesis de Quilmes.
Cristian Rodríguez, Integrante del Dpto. de Laicos, Diócesis de Quilmes
Prof. Liliana Patricia Giammarino, Derechos Humanos, Municipalidad de Florencio Varela
Prof. Guillermo D. Ñáñez, Director de Derechos Humanos, Municipalidad de Florencio Varela
L.A. María Cristina Grieco.
C.P. Elizabeth G. Blanco.
Ing. Luis Ignacio Grieco.
Y continúan las firmas.

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Manifiesto Final Laicos por la Diversidad

“Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie…,
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda”.
(Oración por la Patria)

Domingo 11 Julio de 2010
Un grupo de laicos y laicas de la Iglesia Diocesana de Quilmes decidimos hacer pública nuestra reflexión, animados por el relato que compartimos hoy en nuestra celebración litúrgica: “la parábola del buen samaritano” (Lucas 10, 25-37).
El Evangelio nos habla de “prójimo”, de “aproximarnos”, de “hacer visibles a los invisibles”, ¿cómo no conmovernos y hacernos cargo, en nuestra patria, de muchas y muchos que están mal heridos al costado del camino?
En estos días, ante el tratamiento de la Ley de matrimonio de personas del mismo sexo (“ley de la Igualdad”), nos vimos atravesados por un enorme caudal de información. Recibimos animosas exhortaciones para asistir a la marcha del próximo martes 13 de julio en la plaza de los dos Congresos bajo el lema: “Los chicos tenemos derecho a mamá y papá – Matrimonio entre varón y mujer”. El objetivo: que la comunidad católica del país se movilice en contra de la aprobación de la mencionada ley.
Quienes suscribimos este texto somos también laicos, católicos y ciudadanos. Somos personas comprometidas en los ámbitos de la militancia eclesial, social y política. Personas capaces de análisis, de madurar nuestra fe y nuestra conciencia. No estamos dispuestos a actuar con “anteojeras”, ni a responder a operaciones “coercitivas” o “corporativistas”, como las que hemos experimentado durante este último tiempo.
No estamos de acuerdo con esta propuesta, con esta movilización.
Hacemos un fraterno llamado a los laicos de todo el país a reflexionar y a repensar esta convocatoria.
Estas son las razones que invocamos para no asistir el martes 13 a la Plaza de los dos Congresos:
• Es una marcha que no expresa el sentir de una Iglesia “en comunión”. Iglesia somos todos y, como laicos, no hemos sido consultados sobre esta propuesta. Nuestros pastores (e incluso los dirigentes del Departamento de Laicos de la CEA) no nos han consultado al respecto. Sólo nos llegaron correos con decisiones tomadas, rígidas, inflexibles.
• Pensamos que los modos con que se ha convocado a la marcha tienen rasgos de fanatismo, expresiones de intolerancia, tintes conspirativos. Personas y organizaciones homosexuales se han sentido discriminados por la Iglesia. Conocemos situaciones de docentes, alumnos y familias en colegios, institutos y universidades católicas, intimadas a acudir y adherir a la marcha. Pastores que han intentado direccionar las decisiones de los fieles para lograr su participación en esta movilización. Palabras hirientes, discriminatorias, arbitrarias, y hasta absurdas, hacia hermanas y hermanos homosexuales.
• La tergiversación de los mensajes y la utilización de la voz e imagen de niños clamando por “una madre y un padre”, intentando instalar en la opinión pública la idea de que “la familia y su supervivencia están en serio peligro”. Llegando a incitarnos a ser parte de “la guerra de Dios”.
Finalmente, nos hacemos eco de la reflexión de un grupo de sacerdotes de nuestra diócesis. Ellos nos animaron a repreguntarnos algunas cosas:
1) “¿Se puede seguir afirmando que la homosexualidad es una “enfermedad”, y desde una comprensión prejuiciosa de la misma, condenar tal identidad y sus eventuales derechos civiles?”
2) ¿No será necesario revisar el concepto burgués de “familia”, defendido detrás de slogans discriminatorios a la condición homosexual? ¿No han generado los pretendidos “sanos” matrimonios heterosexuales (“sanos” por el mero hecho de ser “hetero”) situaciones disfuncionales, abandono de hijos, abusos y violaciones a la vida?
3) ¿Por qué tantos y tantas “cruzados/as” católicos/as que levantan sus voces y se movilizan no lo hacen para combatir la pobreza, la injusticia, la desocupación, la falta de salud, de vivienda digna, cosas que ciertamente “atentan contra la familia”?
No nos sentimos dueños de la verdad. Todo lo contrario, nos reconocemos buscadores de claves y luces para construirla, para redescubrirla.
Sólo invitamos a repensar y a discutir estos temas.
Nos animamos a seguir soñando con el Reino de Jesús.

“Al final del camino me dirán: -¿has vivido? ¿has amado?
Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres”
Don Pedro Casaldáliga

Para adherir a este manifiesto, envíanos tu mail al correo: laicosxladiversidad@gmail.com
Muchas gracias!!

FIRMAS:
• Natalia Estela Bettoni (Integrante del Dpto. Pastoral Social, Diócesis de Quilmes)
• Cristian Rodríguez (Integrante del Dpto. de Laicos, Diócesis de Quilmes )
• Prof. Guillermo Daniel Ñáñez, Católico, Director de Derechos Humanos - Municipalidad de Florencio Varela
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El cura que desafió a Bergoglio
Clarín 11/07/10
Cuando opina sobre los conceptos del cardenal Jorge Bergoglio acerca del matrimonio gay, el sacerdote cordobés Nicolás Alessio no duda: “Sobrepasó todos los límites y ha sido absolutamente desatinado. Una cosa es discutir y muy otra es abordarlo como una guerra santa. Lo único que falta es que pida que quemen gente, como en la Inquisición. Es un regreso al Medioevo, cuando se atribuía al “Maligno y sus procederes” el comportamiento de las personas. Ha caído en lo más primitivo y oscurantista de la historia de la Iglesia”. Alessio es un cura rebelde tan querido por sus feligreses, como incómodo para la curia oficial. Adepto a la doctrina de la Iglesia Tercermundista, integra el “Grupo Angelelli”, llamado así en honor al obispo asesinado en la última dictadura.
Alessio es uno más y el vocero de unos 60 sacerdotes que apoyan el matrimonio entre personas del mismo sexo, y cuestionan el celibato y “la estructura canónica, monárquica y verticalista de la Iglesia Católica oficial que anula toda aceptación de la diversidad”.
¿Tan grave le parece? Es absolutamente grave lo expresado. Recurre a lo que debería ser lo contrario en la Iglesia: sigue estigmatizando a los homosexuales como la causa de un futuro de catástrofe social. Y es grave porque fogonea los miedos y prejuicios de una gran parte de la sociedad frente a lo diverso, a lo distinto.
Algunos fueron amonestados por el obispo de Córdoba por su postura, ¿seguirán en esa línea? Sí. Y, como siempre, para calmar los ánimos. El contexto de esa carta –hay un plan para destruir los planes de Dios– es medieval: hay un enemigo satánico y se piden oraciones y ayuno. Si bien cae en algo grosero, muchos obispos piensan que un homosexual es una persona enferma. La doctrina eclesiástica no está muy lejos de Bergoglio. El cambio que deberían hacer es copernicano.

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