PROPUESTAS DE LA ESCUELA DE CIUDADANIA

En la Iglesia buscan cambios: piden que renuncien los candidatos con cargo
26 de Mayo de 2009

Se trata de una de las conslusiones de la Escuela de Ciudadanía, que articuló una serie de propuestas políticas e institucionales sobre la base de un documento del Episcopado. Sugieren que se no se divulguen encuestas durante la campaña y se mejore la Coparticipación. 


Según informa el Arozobispado en su sitio web, el cuarto encuentro de la Escuela de Ciudadanía será el sábado 13 de junio, de 8,30 a 12 en el Salón San Ignacio de Jesús Nazareno. Disertará Mirta Sotelo de Andreau sobre “Políticas Públicas. Responsabilidad del Estado”.

Los laicos de la Iglesia Católica avanzan en su participación en cuestiones políticas y en el marco de la Escuela de Ciudadanía de Corrientes articularon una serie de propuestas en línea con el documento de la Conferencia Episcopal Argentina “Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad 2010-2016”. Se trata de un aporte de carácter cívico en medio de la etapa proselitista y en el que, entre otras sugerencias, proponen que los candidatos no ocupen cargos durante la candidatura o por ejemplo, que se prohíba la difusión de encuestas en época de campaña electoral.

El tercer encuentro de la Escuela de Ciudadanía se produjo el fin de semana pasado en el Salón “San Ignacio” de la Iglesia Jesús Nazareno con la presencia del Padre Jorge Lestani, Vicario de la Catedral de Resistencia (Chaco) y resultó en una serie de conclusiones a manera de aportes para la actividad política de Corrientes.

La síntesis general es el resultado de un análisis de los grupos que trabajaron en modalidad de taller el tema ‘Política Social‘, dentro de los márgenes del documento de la Conferencia Episcopal Argentina “Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad 2010-2016”, en el que entre otras cuestiones, se resalta la necesidad de diálogo en el país.

Así es que los participantes de la Escuela de Ciudadanía apuntaron en dos ejes las propuestas logradas: Sistema Electoral y Campaña.

Sobre el sistema, sostienen que debe ser uninominal y por circunscripciones, se debe consagrar la eliminación de listas sábanas y promover la boleta única. Propusieron voto electrónico, expusieron la necesidad de un cambio Cultural mediante la Educación, en tanto pidieron “promover la Reforma del Código Electoral y privilegiar la carrera jerárquica alcanzada en la política, lo cual no permitirá postulaciones a cargos de inferior rango”.

Y en el mismo esquema sostienen que en los partidos políticos se deben cumplir las internas abiertas simultáneas.

Sobre la campaña electoral sugirieron que los candidatos no ocupen cargos durante la candidatura; que el voto sea obligatorio, “hasta generar conciencia de la importancia de votar”; reclaman la prohibición de la difusión de las encuestas a los ciudadanos en época de campaña electoral, un fortalecimiento del Federalismo e incluso una “reforma del régimen de Coparticipación privilegiando los Municipios como fuente de desarrollo de los pueblos del interior, generadores de riqueza”.

Por otra parte solicitaron “focalizar objetivos concretos desde las instituciones” y destacaron la “importancia de los comunicadores para transmitir Ideas y Valores”.

Por otra parte, postularon la creación de Foros de Debate y orientados hacia la acción política como constructora del bien común desde el llano; fomentar las Organizaciones Sociales, “fundamentadas en Valores Morales y Principios Éticos, unidad en la acción local”; generar “caminos de participación” y -principalmente- “educar desde la acción”.

Y como corolario, propusieron “fortalecer la democracia en base a la integración de nuevas formas representativas, donde las minorías sean consideradas y tengan acceso”.

En el encuentro de la Escuela de Ciudadanía cobró especial trascendencia el documento “Diálogo Argentino”, considerado de “plena vigencia en la actualidad”, a más de 8 años de haber sido firmado, ya que comenzó a gestarse poco antes de la crisis del 2001 y formó parte de una de las propuestas vertebrales de la Iglesia Católica para la superación de los conflictos políticos sociales e institucionales.

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QUÍMICA SIN FRONTERAS

KOLDO ALDAI, coordinacion@foroespiritual.org
ZUBIELKI (NAVARRA).


ECLESALIA, 21/05/09.-
Allí donde la química irrumpe, ya sea en la tierra, en el agua, en el aire o en nuestros propios cuerpos, deberemos plantar un tremendo interrogante. Allí donde se vierte una química arrasadora deberemos preguntarnos si ésta pudo o no haberse evitado. La decisión del Gobierno de que la “píldora del día después” se pueda conseguir en las farmacias de todo el Estado sin receta médica, invita también a la reflexión.



La cuestión no es la química por más despiadadamente “eficaz” que se manifieste, el problema no es la píldora postcoital, sino la sexualidad desacralizada, el acto sin magia, los dedos que en sus yemas no llevan amor, es el suspiro sin norte, el ser humano libre de todo compromiso, el placer por el placer elevado a la máxima categoría.
El problema no son los 0’75 miligramos de Levonorgestrel dispensados ya sin necesidad de presentar papel alguno, el problema es una sociedad que elude toda suerte de responsabilidades y que se salta todos los contratos que establece la Madre Naturaleza. Estas pautas y leyes son sabias, pues han emanado de la Fuente de toda Vida. En vez de contravenirlas a base de fórmula de laboratorio, quizás deberíamos explorar su razón de ser.
El problema no es la suspirada píldora a cambio únicamente de 18 euros, el problema es el pedir sin dar, el servirnos sin servir, el lecho vacío de sincero amor, desnudo de todo deber, la filosofía del “todo vale” en pro de un ego insaciable. La condena por más que venga de los purpurados, será también un error, porque constituye gran equívoco todo aquello que cercena libertades. No retornará precisamente el amor al sexo a golpe de excomunión, ni el compromiso se acercará al lecho impelido por el temor. Sólo hombres y mujeres libres, conscientes y responsables pueden abrir futuro al misterio sublime de la vida.
Sí, definitivamente la píldora postcoital debe estar en todas las farmacias, al alcance de todas las mujeres, como alivio de apuro (“Quien esté libre de falta, que tire la primera piedra”), pero si es posible en la última estantería, la más inalcanzable, la que necesite larga escalera. La píldora tiene que estar en todas las boticas, pero ojalá sus cajas un día caduquen por falta de uso, pues una ciudadanía más consciente ya habrá sabido prescindir de ellas.
Sexualidad no tiene por qué equivaler a matrimonio tradicional, pero seguramente sí a un sagrado aro de fidelidad donde arde el fuego sempiterno del amor; seguramente sí a dos corazones, dos voluntades que han establecido el sagrado compromiso de la unión o avanzan hacia él. La naturaleza no nos pide que firmemos ningún papel, mas sí que nos comprometamos con quien consumamos tan íntimo acto. El contrato lo manifiesta, no la tinta en el papel, sino los cuerpos enlazados, los labios encontrados, los líquidos que se hacen uno.
La sexualidad no tiene que implicar boda y cura, banquete y acomodado matrimonio, pero sí predispone a unir vidas, miradas y horizontes, sí invita a la pareja a ordenar juntos el futuro. La sexualidad sagrada llena la vida de amor, colma de energía las baterías del cuerpo y de anhelo de entrega las del alma. Cuando se descargan por el mundo y sus caminos se vuelven a cargar más plenamente si cabe.
Lo “progre” no es tirar de laboratorio para condicionar los procesos de la vida a nuestros pobres intereses y apetitos. El progreso verdadero es asegurar esa vida, ensalzarla, glorificarla. Podemos también morir de la virulenta pandemia llamada “progresía”, que trivializa lo sagrado. La desacralización de la vida es el mayor desafío que el ser humano atiende. El hambre y el cambio climático, la guerra y la contaminación sólo son porque olvidamos la bendición infinita y compartida que representa la vida. La vida venerada siempre es respetada y elevada. El genuino progreso es el compromiso con ésta en todas sus formas y condiciones. El confundido “progresismo” como doctrina social ya imperante, nos tiene demasiado acostumbrados a la apropiación, el sometimiento, la degradación… de todo lo sagrado ante el insaciable altar del hedonismo.
Puede haber un tercer camino, que quizás no sea el del cardenal Rouco, ni el de la Ministra Aído. El Estado probablemente no esté en condiciones de plantear una “Estrategia Nacional de salud sexual y reproductiva”, tal como aspira. La propaganda de banalización del acto sexual lleva demasiado a menudo el sello de algún ministerio. Sin embargo la Iglesia tampoco, pues la vía de la condena y de la anatema nunca será abrazada por hombres y mujeres que desean crecer en libertad.
Hay un altar en el que la vida se glorifica y ése es el lecho marital, allí donde la oración es caricia y la ternura del amado o la amada se extiende a todo cuanto palpita. Allí el gesto íntimo se globaliza con el poder de nuestro pensamiento y espíritu. Allí la alcoba es templo del hombre y la mujer que en su éxtasis abarcan toda la existencia y con su continuidad se comprometen.
Química pues, pero química del abrazo entre ella y él que explota en un goce sin nombre, y en el instante más sagrado reclaman alcanzar más vida para ponerla bajo su protección y cuidado, bajo la égida de su amor en continua expansión. Química sin fronteras del beso que estremece la piel, epidermis conmovida que no se acaba en un cuerpo, sino que se extiende por una geografía más ancha, por una tierra inmensa; labios extasiados bendiciendo toda la vida, de todos los reinos, allí donde asome; labios temblorosos alabando el misterio insondable de la Creación allí donde se manifieste.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Por José Manuel Vidal
Jueves, 21 de mayo 2009


Que el Papa aplique con los divorciados vueltos a casar la misma vara de medir que la que utilizó con los lefebvrianos a los que revocó la excomunión. Lo pide el cardenal Carlo María Martini, el Papa soñado por muchos en la Iglesia. En un libro de conversaciones con el sacerdote Luigi Verzé, que anticipó el Corriere Della Sera, el eterno papable va aún más lejos y vuelve a pedir también que se abra en la Iglesia el debate sobre el celibato opcional y sobre la forma actual de elegir obispos.


“Me alegré por la bondad de la que hizo gala el Santo Padre, al revocar la excomunión a los cuatros obispos lefebvrianos”, asegura el arzobispo emérito de Milán. Y saca una conclusión de ello: “Pienso, sin embargo, que hay muchísimas personas en la Iglesia que están sufriendo, porque se sienten marginadas, y en las que también habría que pensar. Me refiero, especialmente, a los divorciados vueltos a casar. No a todos, porque no debemos favorecer la ligereza y la superficialidad, sino promover la fidelidad y la perseverancia. Pero hay algunos que se encuentran en una situación irreversible y sin culpa por su parte”.

Según Martini, “se trata de casos en los que sus protagonistas han adquirido nuevos deberes para con los hijos habidos en el segundo matrimonio, mientras no tienen motivo alguno de volver atrás; más aún, este comportamiento no sería adecuado. Creo que la Iglesia debería encontrar soluciones para estas personas”.

El purpurado reconoce que mostrar entrañas de misericordia en estos casos es algo que no puede hacer un simple sacerdote. “Ni siquiera un obispo”, precisa. Y añade: “Es necesario que toda la Iglesia se ponga a reflexionar sobre estos casos y, guiada por el Papa, encuentre una salida”.

En el libro, titulado “Estamos todos en la misma barca” (Editrice San Raffaele), el cardenal jesuita aborda también el tema del celibato. “Creo que el celibato es un gran valor, que siempre se mantendrá en la Iglesia, porque se trata de una gran signo evangélico. Pero no por eso hay que imponérselo a todos. De hecho, en las iglesias orientales ya no se le exige a todos los sacerdotes”.

Recuerda Martini que “algunos obispos proponen ordenar a hombres casados con cierta experiencia y madurez (viri probati). Creo, sin embargo, que no sería oportuno que se les concediese la responsabilidad de una parroquia, para evitar un ulterior aumento del clericalismo. Me parece más oportuno constituir a estos sacerdotes vinculados a las parroquias en un grupo que opere rotativamente. En cualquier caso, se trata de un problema grave”.

A su juicio, “habrá siempre muchos que optarán por la vía celibataria. Porque los jóvenes son idealistas y generosos. Pero hay muchas situaciones especialmente complicadas, sobre todo en determinados continentes. Creo que les corresponde a los obispos de esos países presentar estas situaciones y encontrarle soluciones”.

El cardenal jesuita se asoma también a otro tema espinoso: la elección de obispos. Y, tras reconocer que “siempre fue un problema en la Iglesia”, recuerda que “en épocas pasadas, cuando el pueblo participaba en la elección de obispos, se producían divisiones y conflictos. Pero hoy, la elección episcopal quizás se haya elevado demasiado”. Y concluye el prelado con rotundidad: “Hay que mejorar la actual forma de elegir obispos”. 


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Ensayo de un análisis espectral de la crisis actual
El teólogo realiza un sesudo análisis del proceso que se llevó con la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y llega a conclusiones que no pueden dejar de ser vistas como muy preocupantes para el gobierno actual de la Iglesia Católica.

Presentamos las conclusiones de un largo estudio que realizó Peter Hünermann,
Profesor emérito de teología dogmática en la Universidad de Tubinga
 Presidente de honor de la Asociación europea de teología católica y un hombre allegado a la Argentina por sus trabajo tales como América latina y la doctrina social de la Iglesia: diálogo latinoamericano-alemán (Buenos Aires 1992); La juventud latinoamericana en los procesos de globalización: opción por los jóvenes (Buenos Aires 1998); Formar, educar, aprender: promoción humana integral en una cultura adveniente (Buenos Aires 2002).

El teólogo realiza un sesudo análisis del proceso que se llevó con la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y llega a conclusiones que no pueden dejar de ser vistas como muy preocupantes para el gobierno actual de la Iglesia Católica.

El artículo completo puede verse en http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php

Estas son las páginas finales de su detallado análisis.

El problema teológico de fondo

El levantamiento de una excomunión no puede llegar sino después de una súplica expresa y penetrada de contrición. Pero, una vez más, Fellay confirma la postura de Lefebvre al afirmar alto y claro que él está dispuesto a firmar con su propia sangre el juramento antimodernista y la confesión de Pío V. El sentido de esta frase debía estar claro para todos, tanto para el papa como para los cardenales concernidos. Las conversaciones que se arrastran desde 1970 no cesan de girar alrededor de los mismos puntos. Los otros textos de Fellay que hemos citado y cuyo talante es idéntico antes y después del levantamiento de la excomunión, confirman que no se ha producido ningún cambio de ningún tipo en este dominio. La aprobación previa por el papa de los estatutos del Instituto del Buen Pastor aparecía como un preludio, que ahora se extiende a la Fraternidad Pío X.

Así, el levantamiento de la excomunión representa un acto que equivale a un error de gobierno (Amtsfehler, faute de gouvernement). Esta decisión concede a los obispos de la Fraternidad Pío X, de manera deliberada y sin que se hayan cumplido las condiciones canónicas, la comunión eclesial y el fin del cisma, aunque el estatuto que tendrían en la Iglesia no ha sido previamente determinado. Este error de gobierno se hace más grave por el hecho de que significa una dispensa en lo referente a la recepción global del Vaticano II. La no aceptación de algunas enseñanzas decisivas del concilio queda expresada claramente en la petición de Fellay. Pero este error agravado contraviene la fe y las costumbres, fides et mores, cuya salvaguarda ha sido confiada al sucesor de Pedro de una manera especial por la Iglesia universal.

Se plantea, pues, la cuestión de saber si un papa puede dispensar de un concilio legítimamente convocado, de tal modo que dicho concilio pudiera ser recibido parcialmente, excluyendo algunos enunciados esenciales. La respuesta es un «no» categórico. El papa y los cardenales están obligados por un concilio legítimo y recibido así como por sus decisiones, del mismo modo que cada fiel. Los obispos Lefebvre y Fellay no han dejado en la sombra tal o cual aspecto secundario del concilio. Para ellos no se trataba ni se trata de algunos detalles en la redacción de los textos conciliares, sino de orientaciones centrales en cuanto a la inteligencia de la fe y a la comprensión de la Iglesia tales como el concilio las propone a todos los católicos. Las páginas oficiales de Internet de la Fraternidad Pío X repiten, incluso estos días, que la libertad religiosa y algunas otras enseñanzas del Vaticano II contradicen al Syllabus de Pío IX. La misma reprobación alcanza al decreto conciliar sobre el ecumenismo: «Los protestantes y otros no-católicos no tienen ninguna fe» (mensaje de la Fraternidad Pío X citado por The Tablet el 31 de enero de 2009). Se ve qué crédito puede concederse al testimonio de Fellay a propósito del juramento antimodernista y de la confesión de fe tridentina.

La obra doctrinal del Vaticano II concierne, entre otros temas, a la revelación divina en sus etapas y formas históricas, la Escritura y su interpretación, las perspectivas que derivan del misterio de la Iglesia y fundan el ecumenismo y el pueblo de Dios, las relaciones con las otras religiones y con la sociedad actual. Estas diversas enseñanzas no han sido formuladas en definiciones dogmáticas formales. Por otra parte, no se puede, en mi opinión, resumir una problemática tan elaborada y tan compleja en diez o quince cánones atravesados de anatemas. Se trata, sin embargo, de aserciones esenciales, que son indispensables para la Iglesia en la situación histórica de la modernidad. Estos textos normativos han sido largamente debatidos; han sido discutidos en función de posibles objeciones y dificultades. Los documentos del concilio expresan el consenso eclesial surgido de la invocación al Espíritu, de la escucha de la Escritura, de la eucaristía, de la oración y de la reflexión de los padres conciliares. Llevada de un tal consenso, la Iglesia cree desde los orígenes estar en situación de escuchar la voz del Espíritu de Dios. Poner todo esto entre paréntesis viene a ser como rechazar escuchar lo que el Espíritu dice a las comunidades. La importancia central de esos temas aparece clara desde que se los intenta retirar de la vida de la Iglesia de hoy. ¿Puede un papa dispensar de la adhesión a palabras de fe tan fundamentales, con vistas a levantar una excomunión contraída por causa de herejía? No.

A estas cuestiones esenciales concernientes a la fe se añade aquí un aspecto que les está íntimamente ligado y que se refiere a las costumbres. En efecto, no es casualidad que se encuentre entre los cuatro obispos excomulgados un antisemita que niega la Shoah, notoriamente conocido como tal desde hace años. Una persona que niega o minimiza de algún modo la empresa monstruosa que fue el genocidio nazi del pueblo judío, una tal persona es un pecador público que no puede ser admitido al sacramento de la penitencia sin haber dado signos evidentes, constatables en su vida, de arrepentimiento y de conversión, signos que podrían ser tenidos posteriormente en cuenta para un eventual levantamiento de la excomunión. Lamentos enunciados simplemente con la punta de los labios no son suficientes. Cuando el cardenal Secretario de Estado exige el 4 de febrero de 2009 a Richard Williamson una retractación rápida para hacerle beneficiario del levantamiento de la excomunión, parece una farsa y una descalificación pública de la disciplina penitencial.

El resultado es abruandor. Este levantamiento de la excomunión representa un ejercicio de la función episcopal que ofende y se enfrenta gravemente a la fe y a las costumbres. En mi opinión, esta decisión es nula y sin valor, aunque no sea más que en función del canon 126 así redactado: «Es nulo el acto realizado por ignorancia o error cuando afecta a lo que constituye su substancia o recae sobre una condición sine qua non». El editorial de L’Osservatore Romano del 26/27 de enero de 2009 se queja amargamente de los ataques injustificados contra el papa y afirma que la decisión pontificia estaba inspirada por el «nuevo estilo» que hay en la Iglesia y que, deseado por el concilio, prefiere la «medicina de la misericordia» a la condena. A la vista de los hechos, se puede anotar tal discurso en la cuenta de la ingenuidad. El papa mismo no parece medir el alcance de su propia manera de actuar tal como se la observa después de largos años y tal como ella culmina en su más reciente decisión: en la audiencia general del 29 de enero de 2009 declaraba haber actuado por misericordia al mismo tiempo que afirmaba que detestaba la Shoah…

Hermeneútica del Vaticano II

El problema fundamental de la causa actual no reside en el hecho que el trabajo ha sido realizado deprisa y corriendo, que un viejo cardenal torpe se ha encontrado desbordado, que las comunicaciones han funcionado mal o que estamos ante un pontífice que tiene tendencia a tomar decisiones solitarias. Todo esto es evidentemente deplorable, puesto que aquí hay opciones de gran alcance y plenas de consecuencias. Pero lo esencial no está ahí. Tampoco se trata del antisemitismo del obispo Williamson, por innoble y repugnante que sea. El núcleo del problema es de naturaleza teológica; se refiere a la concepción de la Iglesia en sus aspectos tanto institucionales como éticos. Con la manera con la que ha ejercido su mandato, el papa ha quebrantado muy profundamente la confianza de los fieles en el ministerio de Pedro en cuanto testigo de la fe y de las costumbres. Al mismo tiempo, su decisión expone a la Iglesia al peligro de contar entre sus filas con obispos y sacerdotes (actuales y futuros) que no estén de acuerdo con la fe y las costumbres de la Iglesia católica. El papa no puede hacer depender la interpretación auténtica del Vaticano II de negociaciones con un grupo cismático y herético. Se puede pensar que desde ahora una sombra profunda corre el riesgo de planear sobre cantidad de «declaraciones auténticas» de la Congregación de la fe relativas a la interpretación del Vaticano II.

Estas indicaciones, que se refieren a la manera de gobernar, presentan aún otro aspecto. Poco tiempo después de haber entrado en funciones, Benedicto XVI explicaba, en su mensaje de Navidad de 2005 a la curia romana, cómo comprende e interpreta él el concilio Vaticano II. Aborda la problemática que hoy nos preocupa con la ayuda de las expresiones «hermeneútica de la discontinuidad» y «reforma de la continuidad». Con el título de reforma de la continuidad, insiste en el hecho de que la única Iglesia existe continuamente antes y después del concilio, con su identidad fundada sobre la fe. Las mutaciones producidas en el mundo moderno han llevado a la Iglesia, guiada por la fe, a adoptar un nuevo posicionamiento: «Como consecuencia de una nueva definición de las relaciones entre la fe de la Iglesia y algunos elementos importantes del pensamiento moderno, el Vaticano II ha revisado y también corregido algunas decisiones históricas, pero en esa discontinuidad aparente ha más bien preservado y profundizado su verdadera identidad» (AAS 98, 2006, 51). El papa explica esto a propósito de la libertad religiosa, describiendo la situación antigua y oponiéndole la situación nueva. Tales desarrollos solo se pueden aprobar. Lo que irrita es que, en la sección que trata de la hermeneútica de la discontinuidad, el papa no evoca jamás a las tradicionalistas. Cita únicamente a los «progresistas», los cuales, según él, no retienen más que el espíritu del concilio pero minimizando el texto, porque este estaría trufado de fórmulas trasnochadas, que no se habrían conservado más que en atención al compromiso. De ahí resulta que Benedicto XVI aprueba el concilio, pero contempla los riesgos ligados a su recepción desde un punto de vista totalmente unilateral.

Este papa no es un hombre que rechace el Vaticano II o que no lo comprenda. No es un hombre incapaz de consagrar a la fe palabras y meditaciones profundas, un hombre que no intente poner toda su fuerza al servicio del Evangelio. Todo esto es incontestable. Pero el texto citado muestra que el papa, consciente de la crisis que atraviesa la aceptación de la Iglesia en la sociedad moderna, está convencido de que la Iglesia no superará la prueba sino recuperando los círculos decididamente tradicionales.

Conclusión

Por mi parte, pienso –e insisto: salvo un juicio más aclarado– que estamos ante un escandaloso error de gobierno, tomada la expresión en un sentido teológico. ¿Cómo salir de la crisis? No existe jurisdicción que pueda pedir cuentas al papa como a cualquier otro funcionario ni, eventualmente, condenarlo. Esta posibilidad no se da para el papa como para un jefe de Estado en el ejercicio de sus funciones. No hay herejía. Si tal fuera el caso, el colegio cardenalicio es quien sería competente y debería constatar que no tenemos ya papa, porque un papa herético pierde ipso facto su cargo.

Errores de gobierno que han provocado escándalo han sido frecuentes en la historia de la Iglesia y en la del papado. El desenlace de este género de crisis fue lo más a menudo laborioso y difícil. En el caso presente, la salida de la crisis es particularmente delicada porque muchos cardenales y obispos han tenido conocimiento de los hechos desde 1988 y han asumido toda esta evolución con el papa. Es tanto como decir que la situación actual representa un desafío extraordinario: exige de todos los actores sencillez, humildad, renuncia a todo ombliguismo y a toda sed de poder, en resumen un retorno al espíritu del Evangelio. Esta exigencia se impone a todo el pueblo de Dios, a todos los fieles, incluidos el papa, los cardenales, las conferencias episcopales, los sacerdotes, los diáconos y los agentes de pastoral. La Iglesia, el papa y los obispos recuperarán su libertad de actuación pública, solo si se confiesan y corrigen el error de gobierno contra la fe y las costumbres de la Iglesia. Un papa que se deja dictar, a sí mismo y a sus colaboradores, condiciones previas por un grupo cismático y herético, tal papa no es libre. Y si se escamotea esta constatación, se da inevitablemente la impresión de que las autoridades romanas han cedido a presiones exteriores y no son más que marionetas de la opinión pública y de los media. Medios tradicionalistas toman ya posiciones en este sentido.

Es incontestable que las decisiones tomadas están afectadas de nulidad. A la cuestión de saber cómo difundir la información, hay varias respuestas posibles, comenzando por respuestas negativas. Así, no bastaría con que el cardenal Giovanni Re, que ha firmado el decreto de levantamiento de la excomunión, declare su nulidad, `porque el papa ha reconocido públicamente que esta decisión era la suya también. La segunda cuestión urgente que planeta la salida de la crisis concierne a la reparación paso a paso de los daños causados, especialmente de la pérdida de credibilidad que la Iglesia acaba de encajar en el mundo y en su propio seno. Porque la Iglesia se encuentra ante un enorme montón de escombros. Las decisiones justas piden mucha oración, un esfuerzo de conversión en todos los niveles, el consuelo del Espíritu Santo y de sus siete dones. Los pasos concretos a dar y una autocatarsis de la Iglesia se anuncian extremadamente arduos.

(Texto aparecido en Herder Korrespondenz 63, D- Freiburg, mars 2009, pp. 119-125.
Traducido del alemán al francés por Charles Wacknheim.
Traducido del francés al español por Diego Tolsada).

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La empresa más difícil para el Papa en Tierra Santa: conquistar a los cristianos

Los israelíes lo han invitado, los musulmanes lo han querido. Pero sus fieles del lugar no, las mayores oposiciones al viaje han venido de ellos. Los motivos del rechazo. Y las incógnitas.


por Sandro Magister



ROMA, 6 de mayo del 2009 – El domingo antes de partir a Tierra Santa, en una plaza san Pero llena de fieles, Benedicto XVI dijo en pocas palabras cual será el objetivo de su viaje:

"Con mi visita me propongo confirmar y alentar a los cristianos de Tierra Santa, que deben afrontar diariamente no pocas dificultades. Como sucesor del apóstol Pedro, les haré sentir la cercanía y el apoyo de todo el cuerpo de la Iglesia. Además, me haré peregrino de paz, en el nombre del único Dios que es Padre de todos. Daré testimonio del compromiso de la Iglesia Católica a favor de cuantos se esfuerzan por practicar el diálogo y la reconciliación, para llegar a una paz estable y duradera en la justicia y en el respeto recíproco. En fin, este viaje no podrá no tener una notable importancia ecuménica e interreligiosa. Jerusalén es, desde este punto de vista, la ciudad-símbolo por excelencia: Cristo murió allí para reunir a todos los hijos de Dios dispersos".

De estas palabras – ratificadas en la audiencia general del miércoles 6 de mayo – se saca que para promover la paz y el diálogo en Tierra Santa, entre los pueblos y las religiones, el Papa se confía en primer lugar a los cristianos que viven allá.

Una apuesta audaz. De hecho, no sólo en esa región los cristianos están reducidos a una exigua minoría, menos del 2 por ciento de la población judía y árabe. Se debe también tener en cuenta que precisamente los cristianos del lugar han sido más escépticos, en reaccionar al anuncio del viaje del Papa. Muchos de ellos, también sacerdotes y obispos, se expresaron en contra respecto a lo oportuno de su visita.

Se ha debido trabajar mucho por limar las asperezas de este frente de rechazo. El patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal, la ha confirmado en una entrevista: las razones de los opositores han sido expuestas también a Benedicto XVI en persona.

El temor principal de los opositores era que el viaje del Papa – también por sus posiciones muy avanzadas en el diálogo religioso con el judaísmo – resultase una ventaja política para Israel.

Benedicto XVI ha resistido con firmeza. Por parte suya, la diplomacia vaticana ha hecho de todo para tranquilizar a los opositores.

Esto explica, por ejemplo, la benevolencia mostrada por el Vaticano en relación al archienemigo de Israel, Irán, durante y después de la controversial conferencia de Ginebra sobre el racismo: una benevolencia que ha sido considerada por muchos observadores como una exageración.

Y esto explica, quizá, también el silencio de las autoridades vaticanas y del mismo Papa sobre el traicionero ahorcamiento en Teherán para la joven iraní Delara Dalabi. En casos de ese tipo, de resonancia mundial, casi siempre la Santa Sede alza la voz en defensa de las víctimas de las violaciones de los derechos humanos: pero esta vez ha decidido callar.

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Se debe decir que Irán, a su vez, trata a la Santa Sede con inusual benevolencia. Recibiendo, el año pasado en abril, al nuncio apostólico en Teherán, el arzobispo Jean-Paul Gobel, el presidente Ahmadinejad definió el Vaticano como una fuerza positiva para la justicia y la paz en el mundo.

Y poco después envió a Roma una delegación de alto nivel comandada por Mahdi Mostafavi, descendiente directo del profeta Mahoma, presidente del Islamic Culture and Relations Organization de Teherán y ex viceministro del exterior: un hombre de su confianza y "consejero espiritual", con el cual se reúne "al menos dos veces a la semana".

La delegación iraní tuvo con una autorizada delegación vaticana un diálogo a puertas cerradas de tres días, del 28 al 30 de abril, sobre el tema "Fe y razón en el cristianismo y en el Islam", que se concluyó con un encuentro con Benedicto XVI.

En Irán vive una pequeñísima comunidad católica, sometida a un asfixiante control. También esto explica el "realismo" que muestra la diplomacia vaticana, en este y en otros países musulmanes. Para salvar lo insalvable, la reserva es considerada más eficaz que la abierta denuncia.

Una sola vez, por ejemplo, y en forma velada, el Vaticano ha desaprobado con aspereza los repetidos anatemas de Ahmadinejad contra la existencia de Israel. Lo ha hecho con un comunicado de la sala de prensa el lejano octubre del 2005. Después de entonces, silencio.

Pero el "realismo" diplomático no explica todo. A una parte consistente de los cristianos árabes que viven en Tierra Santa los anatemas anti-judíos de Ahmadinejad les suenan familiares. También para ellos es la existencia misma de Israel la causa de todos los males.

Hay que tener en cuenta que pensamientos similares corren no sólo entre los cristianos árabes, sino también entre los exponentes de relieve de la Iglesia Católica que viven fuera de Tierra Santa y en Roma.

Uno de éstos, por ejemplo, es el jesuita Samir Khalil Samir, egipcio de nacimiento, islamólogo entre los más escuchados en el Vaticano, quien en un "decálogo" de su autoría, presentado hace dos años a favor de la paz en Medio Oriente, ha escrito lo siguiente:

"La raíz del problema israelí-palestino no es religiosa ni étnica, es puramente política. El problema surge cuando se crea el Estado de Israel y se divide Palestina en 1948 – a continuación de la persecución organizada sistemáticamente contra los judíos –, decidido por las grandes potencias sin tener en cuenta a las poblaciones presentes en Tierra Santa. Ésta es la causa real de todas las guerras que han tenido lugar. Para poner remedio a una grave injusticia cometida en Europa contra un tercio de la población judía mundial, la misma Europa, apoyada por las otras naciones más poderosas, ha decidido y ha cometido una nueva injusticia contra la población palestina, inocente respecto al martirio de los judíos".

Dicho esto, el Padre Samir sostiene de todos modos que la existencia de Israel es hoy un dato de hecho que no puede ser ignorado, independientemente de su pecado de origen. Ésta es también la posición oficial de la Santa Sede, desde hace tiempo favorable a los dos Estados, el israelita y el palestino.

No sólo. Para el padre Samir los cristianos árabes que viven en Tierra Santa, aunque pocos en número, son "los únicos que pueden promover la paz en la región, porque no quieren afrontar la cuestión religiosamente, sino según la justicia y la legalidad.

Según el padre Samir, el conflicto árabe-israelí no cesará mientras siga siendo una guerra religiosa entre judaísmo e Islam. Sólo podrá encontrar paz si se reconduce a sus connotaciones políticas y "laicas". Y los cristianos son los más preparados para ese fin.

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A la víspera del viaje de Benedicto XVI en Tierra Santa, el padre Samir ha desarrollado sus ideas sobre el rol de los cristianos en la región en una entrevista al semanario italiano "Tempi".

Entre otras cosas ha dicho:

"Ya la Nahdah, el renacimiento árabe que se ha verificado entre el siglo XIX y la primera parte del XX fue esencialmente fruto de los cristianos. De nuevo, hoy, un siglo después está sucediendo lo mismo, si bien los cristianos son minoría en los países árabes. Hoy lo 'nuevo' en el pensamiento árabe llega del Líbano, donde la interacción entre cristianos y musulmanes es más viva. Hay allí cinco universidades católicas, además de las islámicas y de las estatales. Funcionan radio, televisión, diarios y revistas de matriz cristiana, en las cuales escriben todos, musulmanes, laicos, cristianos. Hoy el impacto cultural de los cristianos en Medio Oriente se da a través de los medios de comunicación: el Líbano se ha convertido en el primer centro de publicaciones de libros de todo el mundo árabe, donde son impresos libros sauditas, marroquíes… También los musulmanes entienden que los cristianos son el grupo más activo y los elementos culturalmente más dinámicos, como frecuentemente ocurre con las minorías. Los cristianos libaneses o de los otros países del Medio Oriente tienen también vínculos con Occidente, y por esto su rol cultural es fundamental. Muchos musulmanes, también autorizados líderes, tanto en el Líbano como en Jordania, pero también en Arabia Saudita, lo han declarado públicamente: no queremos que los cristianos se vayan de nuestros países porque son una parte esencial de nuestra sociedad".

A esta visión optimista, el padre Samir acompaña naturalmente la advertencia que en los países musulmanes los cristianos están amenazados casi por todas partes. Comenzando por Arabia Saudita, otro estado con el cual la Santa Sede mantiene una política "realista" libre de prejuicios, que el 6 de noviembre del 2007 culminó en la acogida con todos los honores en el Vaticano de su rey, teniendo a la sombra las sistemáticas violaciones de los derechos humanos en aquel país.

Más pesimista, regresando al escenario palestino-israelí, es el juicio que da del rol de los cristianos otro profundo conocedor de la región, el Custodio de Tierra Santa, el franciscano Pierbattista Pizzaballa. Según su parecer, en el conflicto palestino-israelí hoy "los cristianos no cuentan más nada, políticamente".

Y por demás son los más fríos en acoger la visita del Papa, no obstante los haya puesto en primer lugar entre los objetivos de su viaje.

Difícil empresa, la de Benedicto XVI en Tierra Santa. Más que los israelíes que lo han invitado, más que la monarquía de Jordania que le ha abierto las puertas de par en par, deberá ante todo conquistar a los cristianos del lugar.

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AMERINDIA – ENCUENTRO-TALLER APARECIDA 2009
Información-Invitación - 2ª Comunicación

Van a cumplirse ya dos años de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño, realizada en Aparecida-Brasil, y nos preguntamos qué es lo que ha pasado y su repercusión en la marcha de nuestra Iglesia argentina.
Queremos retomar, desde la tradición teológica-pastoral que nos marcaron Medellín y Puebla, el soplo del Espíritu que nos dejó la reciente V Conferencia General, aún con sus debilidades. Y ver sus consecuencias para nuestras vidas, como discípulos misioneros de Jesucristo, en la tarea y desafío de la construcción del Reino y su Justicia.
Por tal motivo, invitamos a quienes quieran participar de este espacio de reflexión y discernimiento que tendrá su acentuación en la identidad misionera de la Iglesia. De allí su título de: “Aparecida: La Misión como nuevo Paradigma”, cuyo abordaje tendrá una mirada crítica y proyectiva desde nuestra realidad socio-eclesial argentina.
He aquí una primera aproximación a su contenido y organización:

. Ejes temáticos:
• Compartir vivencias y prácticas de los participantes en relación a la Misión de la Iglesia, en una actitud de escucha y de discernimiento en el Espíritu. Que sea un espacio de revelación del Espíritu.
• Evento y Documento de Aparecida.
• Qué pasa con la Misión en América Latina y el Caribe?
• Qué prácticas de Misión hay en Argentina?
• Mirada crítica y proyectiva en relación a la Misión: no como una actividad de la Iglesia sino como su identidad-actitud de vida esencial.
• Desde Aparecida hacia la Misión como nuevo paradigma…Y qué Misión?
• Hacia un nuevo paradigma de la Misión. Cómo tendría que ser hoy?
• Discernir los signos de los tiempos en la conflictividad de la Globalización, marcada por la hegemonía neoliberal, y qué caminos abrir-profundizar para la vida digna de nuestro Pueblo.
• Una Misión que tiene como centro el Reino de Dios y la nueva espiritualidad que ello supone. Qué consecuencias traería a la vida y pastoral de la Iglesia en Argentina, en el contexto de América latina y el Caribe?
• Asumir, para no quedar en un mero voluntarismo, los cambios institucionales, pastorales, ministeriales que necesitamos procesar en la Iglesia para vivir la Misión como nuevo paradigma.
. Fecha del Encuentro: Del jueves 30 de julio (17 hs.) al sábado 1º de agosto (18 hs.) 2009
. Lugar: Casa Nazaret, Carlos Calvo 3121, Capital-Bs. As. (Tel. 011-4932 8372).
. Inscripción y Costos: Comunicarse con la Secretaría:
E-mail: amerindiaargentina@gmail.com
. Isabel Iñiguez, Cel. 011 15 37034428
. Juan Albaytero, Tel. 011 4257-4832
. Modalidad: Encuentro-Taller
. Participantes: Abierto, en perspectiva nacional, a todos los que tengan interés
y quieran participar. Se recomienda haber leído el Documento de Aparecida para un
mayor provecho del Encuentro.
. Convocante: Equipo de Animación Teológica de América Latina y el Caribe-Amerindia
. Coordinación: Amerindia Argentina y Equipo de Animación Teológica
. Programación y Expositores: ver pág. 3

Esperamos que esta información-invitación sea de su interés y podamos juntos participar de este caminar de la Iglesia argentina al servicio de la vida digna de nuestro pueblo. Para mayor información y/o realizar su inscripción dirigirse a la Secretaría del Encuentro-Taller.
Cordialmente.

Amerindia-Equipo de Animación Teológica de América Latina y el Caribe
Amerindia Argentina*

Buenos Aires, Abril 2009

* Telmo Meirone – tmeirone@hotmail.com
Isabel Iñiguez - isa-jok@speedy.com.ar
Juan Albaytero - albayte@fibertel.com.ar
Antonia Scarpati – antoniascarpati@hotmail.com
Juan Carlos Scannone – jcscannone@hotmail.com
Esteban de Nevares – estebandenevares@fundapaz.org.ar
Marcelo Trejo – escteologia@ucse.edu.ar
Fernán Gustavo Carreras – fgcarreras@yahoo.com.ar
Daniela Cannavina – danielacannavina@hotmail.com
Angel Caputo – tcp@sion.com

PROGRAMACIÓN GLOBAL DEL ENCUENTRO-TALLER
Casa Nazaret, 30 de Julio al 1º de Agosto - 2009

- Jueves 30 de julio:
. 17 hs. Inicio… Presentación del Encuentro-Taller
- Integración Grupal
- Motivaciones y expectativas
. 20 hs. Cena

- Viernes 31 de julio:
- Temática y Expositores:
. Por la mañana:
• “APARECIDA: LA MISIÓN COMO NUEVO PARADIGMA”
Mirada crítica y proyectiva desde una perspectiva global de América Latina y el Caribe. A cargo de Pablo Bonavía (Uruguay), Coordinador del Equipo de
Animación Teológica-Amerindia de A.L y el Caribe.
• “LA MISIÓN EN APARECIDA, DESDE LA PRAXIS Y PERSPECTIVAS ESPECÍFICAS DE LA IGLESIA DEL BRASIL” A cargo de Don Demetrio Valentini, Obispo de Jales-Brasil.
. Por la tarde:
• “APARECIDA Y LA MISIÓN HOY…

COMO NUEVO PARADIGMA”
Mirada crítica y proyectiva desde Argentina.
A cargo de los Teólogos argentinos Marcelo González y Marcelo Trejo

. Por la noche: Reunión con todos aquell@s (Instituciones o personas) que tengan interés en formar parte del Grupo de Amerindia-Argentina.
Diálogo, intercambio, consensos, lo mínimo de organización como para la constitución del grupo-espacio.

- Sábado 1º de agosto:
. Por la mañana:
• Continuidad del Equipo de Teólogos argentinos
• “LA MISIÓN HOY EN ARGENTINA

A LA LUZ DE APARECIDA”
Experiencia y visión personal de Mons. Marcelino Palentini, Obispo de Jujuy, Argentina.
. Media Tarde: Redondeo, Conclusiones, Evaluación y Proyección
. 18 hs. Clausura y Despedida.


Buenos Aires, Abril 2009

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