Enorme expectación por ver y escuchar de cerca al portavoz del Papa. Y el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, de Radio Vaticano y del Centro Televisivo Vaticano, Federico Lombardi, no defraudó. Y dictó esta mañana en la sede de la Conferencia episcopal toda una lección magistral de comunicación teórica y práctica. Con la elegancia de un consumado especialista y la humildad y sencillez de un aprendiz, capaz de reconocer los errores y de invitar a “decir siempre la verdad”.
A medida que el padre Lombardi iba hablando me sentía más y más identificado con el fondo y con la forma de lo que decía y de cómo lo decía. El portavoz del Papa hablaba con conocimiento de causa. Se notaba que lo que decía procedía de alguien con experiencia, alguien que ha pisado una redacción y que sabe perfectamente lo que se cuece en ellas y cómo se desarrolla su dinámica comunicativa.
Y, como broche de oro, cuando todos pensábamos que iba a jugar con red y se iba a escudar en el formato de conferencia para esquivar las preguntas de los informadores, resulta que se sometió a ellas. Sin trampa ni cartón. Eso sí, dijo lo que quiso y sólo lo que quiso. Otra lección práctica extraordinaria.
Vayamos con la parte teórica. Rodeado del Nuncio de Su Santidad, monseñor Monteiro, del obispo de la comisión episcopal de Medios, Juan Del Río, que fue el que le invitó, de Raúl Berzosa, auxiliar de Oviedo, de Joan Piris, obispo de Lleida, del portavoz del episcopado español, monseñor Martínez Camino, y del secretario de la comisión de Medios, José María Gil, el padre Lombardi escuchó primero todo tipo de loas dirigidas a su persona.
El Nuncio de Su Santidad lo presentó como “una persona de todos conocida” y advirtió de que “todos somos pocos para trabajar en la viña del Señor”. Martínez Camino, en nombre de la CEE, le dio la bienvenida a Añastro y dijo que sus “reflexiones vienen avaladas tanto por la ciencia como por la experiencia en la comunicación en el corazón de la vida de la Iglesia”.
Monseñor del Río, brillante como siempre y sin pelos en la lengua, mandó varios recados a algunos comunicadores de la radio de la Iglesia y presentó a Lombardi como “un magnífico primer espada con la alta responsabilidad de dirigir la oficina de prensa de la Santa Sede”. Y, por último, Raúl Berzosa, glosó el currículo del jesuita y sus numerosas aportaciones, teóricas y prácticas, al universo de la comunicación.
En su turno de palabra, Lombardi, comenzó por mostrarse apabullado ante los “cumplidos”, antes de dar lectura de su ponencia. Con un arranque teórico ineludible: “El anuncio forma parte de la misma naturaleza de la Iglesia”. Y desde esa base comenzó a desgranar sus consejos. Por ejemplo, “no tener una actitud temerosa ni de prejuicios ante la comunicación social y sus gentes”. Porque “es un deber de la Iglesia utilizar esta comunicación para el anuncio”.
El vocero de Benedicto XVI abogó por una Iglesia presente en todo tipo de medios. Tanto en los tradicionales como en las modernas tecnologías. “Siempre en tensión y con una sana prudencia”. Y “sin abandonar los medios tradicionales”, apostó por “ser capaces de encontrarnos con las nuevas generaciones en las nuevas tecnologías”.
Porque, a su juicio, la misión de los medios católicos es una “comunicación integral”. No sólo de información eclesiástica o clerical, “porque no hay una comunicación católica separada de la comunicación profana”. De ahí que pusiese de ejemplo al propio Papa como “nuestro principal comentarista de todo tipo de cuestiones”.
La información eclesial –añadía Lombardi y parecía estar pensando en algunos programas de la COPE- tiene que ser “un servicio a la verdad y a la objetividad”. Es decir, “una información no guiada por intereses ideológicos, políticos o económicos”. Y aquí reside, a su juicio, lo que tiene que distinguir a los medios eclesiales de los demás. Abogó, asimismo, por “jerarquizar” las noticias y “ayudar a las personas a poner orden y a distinguir lo más importante de lo menos importante”.
Otra característica de la comunicación católica es la del “servicio a la Justicia”, sobre todo en las áreas más pobres del mundo y en “las guerras olvidadas”. Y también, la del “servicio a la paz”. Para Lombardi, “hay que favorecer la comprensión y el diálogo y no acentuar las divisiones y usar siempre un lenguaje respetuoso hacia los demás”. ¿Estaría pensando en alguien en concreto?
Lombardi reiteró que “la presencia de la Iglesia en los medios no es un lujo, sino un deber” y precisó un poco el lenguaje que la Iglesia tiene que utilizar a la hora de comunicar. “Un lenguaje claro, simple y comprensivo y nunca abstracto ni clerical. Si queremos que el mensaje pase y permanezca, tenemos que extremar la sencillez y la claridad”.
Invitó, asimismo, “a decir siempre la verdad, incluso ante preguntas difíciles”, sin que “ello implique que haya que decir siempre todo. Pero todo lo que se diga tiene que ser siempre verdad”. Esa actitud, además, “genera credibilidad y confianza”. La contraria, “reticencias”.
Y desde su propia experiencia periodística añadió: “Los periodistas tienen que escribir noticias. Y si no hay respuestas, tienden a desarrollar hipótesis o conjeturas”. Además, “la información hoy es continua y en tiempo real. Por eso, cuanto antes se dé la respuesta, mejor”.
A su juicio, “lo ideal para la Iglesia es llevar la batuta de la agenda y lanzar sus mensajes cuando lo cree conveniente”. Esto no exime a los portavoces, cree Lombardi, de tener la cualidad de la discreción y la prudencia ante la comunicación de crisis, momentos en los que nunca se ha de faltar a la verdad y la respuesta ha de ser rápida “para que durante la tempestad no surjan informaciones falsas”.
En esos momentos de crisis, hace falta “mensajes sencillos y claros. Porque la palabra clave es credibilidad. Una sola mentira destruye la credibilidad”. Eso sí, conscientes siempre de que “existe un tribunal de la opinión pública. Si la gente cree que hay crisis, la crisis existe ya”.
Cuando no es el momento adecuado para que salga a la luz una noticia “no hay que contarla ni a los amigos”, dijo Lombardi entre risas de los presentes, momento en el que hizo hincapié en los tiempos correctos o convenientes para que se publiquen determinadas informaciones.
Insistió el portavoz del Papa en otra regla de oro de la comunicación en la Iglesia: “las buenas y estrechas relaciones con los periodistas”. Hasta el punto de pedir que se esté pendiente de sus vidas personales y de sus problemas, para “crear una mayor sintonía y facilitar la confianza recíproca”.
Finalmente, el portavoz vaticano sostuvo en su discurso que "una sola mentira" puede hacer perder definitivamente la credibilidad y recomendó pedir perdón si ha habido errores en la comunicación.
Y, antes de concluir, confesó su propia fuente de inspiración: “la comunicación para la comunión es la que inspira mis trabajos de comunicador. Hablar para unir, no para dividir”, concluyó.
Y de la teoría a la práctica.
El portavoz del vaticano se sometió a las preguntas de los presentes. A las que contestó en italiano, para precisar más su pensamiento. Se alargó especialmente en la explicación de los errores cometidos en la gestión del caso de los lefebvrianos. Señaló a este respecto que “el miedo y el temor son malos consejeros, que nos pueden llevar a encerrarnos en nosotros mismo y a no comunicar lo suficiente”. Eso sí, teniendo siempre en cuenta “que el mundo es el que es”, hay que intentar “establecer relaciones humanas leales”.
Según Lombardi, “una situación de crisis como la vivida con los lefebvrianos se puede experimentar como un desastre o como una situación difícil de la que extraer consecuencias positivas”. Lo que el Opus llama “cambiar el limón en limonada”.
También aseguró, sobre la reciente visita del numero dos del Vaticano, Tarcisio Bertone, a España, que su conferencia sobre los Derechos Humanos es aplicable a “todas las sociedades”, aunque “también tenía connotaciones al caso español”.
Dijo que no podía responder, por no sentirse “competente”, a una pregunta sobre el aborto y a otra sobre el caso del sacerdote español asesinado en La Habana. Pero sí contexto a otras dos preguntas. Una sobre la interactividad de las fuentes vaticanas en Internet. Y otra, sobre las radios de la Iglesia.
Abogó por una interactividad controlada, entre otras cosas por la falta de personal suficiente para poder alcanzar una interactividad total. Y se salió por la tangente en la pregunta sobre las radios, que iba dirigida directamente a la cadena COPE.
Y se fue con la misma sonrisa y la misma humildad en el semblante con la que llegó. Tras recibir un caluroso aplauso no sólo de los delegados de medios de las diócesis españolas, sino también de los profesionales (muchos) allí presentes. ¡Ojalá también en España informadores y fuentes eclesiásticas seamos capaces de tender puentes y establecer cauces veraces y auténticos de comunicación!
José Manuel Vidal

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El Noticiero de Austria dio a conocer esta información sobre un hecho que tendrá graves consecuencias en el gobieno de la Iglesia, porque después de haber sido nombrado Gerhard Wagner, obispo auxiliar de Linz –es decir que fue elegido por el obispo titular de esa diócesis-, el episcopado de ese país, presidido por el cardenal Christoph Schönborn, se reunió y dio a conocer una carta pastoral en la que se hacía alusión al nombramiento. Wagner presentó su dimisión antes de ser consagrado Obispo.

Los obispos diocesanos austriacos se reunieron en una sesión de crisis sobre la situación en la Iglesia católica convocada ya antes de que renunciara sorpresivamente a su cargo el recientemente nombrado obispo auxiliar de Linz, Gerhard Maria Wagner. Este, en un acto inusitado, se vio obligado a pedir al Vaticano que cancele su nombramiento tras la polémica desatada en Austria por sus opiniones ultraconservadoras sobre la homosexualidad, de la que dijo era una “enfermedad curable”, y sobre la legendaria figura de cuentos infantiles Harry Potter, al que calificó de “satánico”. Para Wagner, la devastación de Nueva Orleans por el huracán Katrina fue la consecuencia de una “contaminación espiritual”, y el tsunami en Tailandia e Indonesia algo así como un “castigo” que afectó a miles de personas que estaban de vacaciones en lugar de celebrar la navidad en casa.

En la carta pastoral se pide “mucha sensibilidad” al Vaticano
En la carta pastoral aprobada en la conferencia de los obispos austriacos, se hizo claramente alusión al nombramiento del párroco Gerhard Maria Wagner en un llamamiento indirecto al Vaticano para seguir las directivas oficiales al examinar a candidatos. Wagner no había figurado en la lista de tres candidatos propuesta por la diócesis de Linz, tercera ciudad de Austria. El arzobispo de Viena, cardenal Schönborn, admitió en una conferencia de prensa que en el caso del párroco Wagner se había tratado sobre todo de asuntos de la comunicación. Dijo que se ha tomado nota de la renuncia al nombramiento, e hizo constar que precisamente en tales nombramientos de obispo se necesitará “en lo sucesivo muchísima sensibilidad”.

Se temía una oleada de bajas del censo católico
En Austria, la Iglesia de base y también parte de la jerarquía eclesiástica habían criticado duramente el nombramiento de Wagner, hasta el punto de que la situación amenazaba con transformarse en una oleada de bajas de la Iglesia austriaca, ya afectada en el pasado decenio por escándalos sexuales y de pedofilia. Ya sólo en 2008, más de 40.000 personas abandonaron el registro de fieles, en un país tradicionalmente católico en que de sus 8 millones de habitantes ya solo el 66% se define como católico. Por otra parte, en su pastoral los obispos también se dirigieron a la comunidad lefebvriana pidiéndoles que “tomen la mano tendida“ para buscar la reconciliación.

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Beato Rosmini: Las Cinco llagas de la Santa Iglesia

Xabier Pikaza Ibarrondo (foto) tiene un blog que contiene artículos de mucha profundidad. Español, ex religioso mercedario, en sus dos últimos artículos se refiere al tema del poder de la Iglesia. El anterior era muy largo pero pueden consultarlo si les interesa; en las líneas siguientes figura el sitio para ubicarlo. En esta ocasión se refiere a un caso emblemático, como es el caso de este sacerdote al que la Inquisición dictaminó como prohibidos dos libros suyo y el año pasado fue beatificado.
Ayer he presentado los trece poderes de la Iglesia y como el texto era largo lo dejó ahí, como base de posible reflexiòn http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2009/02/10/el-vaticano-un-estado-espiritual-y-mater.
Hoy quiero presentar las cinco llagas de la misma Iglesia (y en especial de su Curia y Jerarquía), dejando ya mis palabras y tomando para ello las de un libro famoso de Antonio Rosmini, primero condenado por el Santo Oficio (y metido en el Índice) y luego beatificado. Rosmini ha sido para muchos de nosotros una lectura refrescante, antes y después de haber sido "rehabilitado". Las cinco llagas que él vio en la Iglesia Jerárquica siguen estando ahí, aunque muchos no las vean. Así me lo decía un día C. Nigro, famoso profesor de la Universidad de la diócesis de Roma (el Laterano) .
Antonio Rosmini (1797- 1855).
Escritor, filósofo, teólogo y sacerdote católico italiano.Fue quizá el más significativo de los pensadores italianos del siglo XIX. Escribió diversas obras de espiritualidad, filosofía y eclesiología: Máximas de perfección cristiana, Nuevo ensayo sobre el origen de las ideas, Filosofía de la política, Tratado de la conciencia moral y, sobre todo, Las cinco llagas de la santa Iglesia, un obra del año 1846 en la que denunciaba los peligros que amenazaba a la iglesia. Fue hombre de gran capacidad intelectual y de inmensa autoridad y hubiera sido el más adecuado para dirigir las duras negociaciones entre el nuevo Estado italiano y la Santa Sede.
Pero cayó en desgracia y dos de sus libros, uno ya citado (Las cinco llagas de la santa Iglesia) y otro titulado La constitución civil según la justicia social¸ fueron puesto en el Índice de libros prohibidos. La iglesia jerárquica rechazaba su visión liberal de la política, que se fundada a su juicio en la libertad moral de los hombres (no en un orden sobrenatural, regulado por la Iglesia). Pero lo que más le preocupaba era la crítica incluida en el libro sobre las cinco llagas, que, a juicio de Rosmini, eran las siguientes.
Cinco llagas
(1) La primera llaga era la separación entre el pueblo cristiano y el clero, sobre todo en la liturgia. Rosmini criticaba, especialmente, el hecho de que las celebraciones católicas resultaban con frecuencia iincomprensibles para el pueblo. Además, la distancia existente entre el clero y los laicos no respondía al evangelio. La liturgia era del clero, no del pueblo de Dios.
(2) La segunda llaga era la insuficiente formación cultural y espiritual del clero; a juicio de Rosmini, el clero era incapaz de dialogar con la nueva cultura existente ya en su tiempo. Se había abierto un foso entre el clero y el pueblo en la forma de pensar y de vivir; el pueblo ira por un lado, el clero por otro.
(3) La tercera llaga es la desunión de los obispos entre si y de los obispos con el clero y con el papa. El problema era a su juicio la falta de fraternidad y diálogo en el conjunto del clero, pues cada obispo buscaba su parcela de poder, de manera que unos se enfrenaban con otros. La unión de la Iglesia desde arriba no se reflejaba en la caridad entre los obispos y entre los obispos y el clero.
(4) La cuarta llaga es la injerencia política en el nombramiento de los obispos. En un primer momento, Rosmini deseaa que el papa hubiera libertad para nombrar a los obispos; pero inmediatamente después quería que se volviera al uso antiguo de la Iglesia, de manera que fueran los propios sacerdotes y el pueblo de una diócesis los que nombraran a sus obispos. El nombramiento de los obispos por parte de los reyes o del papa le parecía contrario a la fraternidad y libertad del evangelio y de la Iglesia
(5) La quinta y última llaga es para Rosmini la riqueza de la Iglesia, es decir, los bienes temporales que esclavizan a los eclesiásticos... Junto a la riqueza de la Iglesia estabala falta de transparencia en su administración.
Condena
El año 1887 fueron condenadas por la Iglesia 40 proposiciones tomadas de las obras de Rosmini . Entre ellas se encuentran las siguientes: «(19). El Verbo es aquella materia invisible, de la que, como se dice en Sap. 11, 18, todas las cosas del universo fueron hechas.. (28). En la doctrina cristiana, el Verbo, carácter y faz de Dios, se imprime en el alma de aquellos que reciben con fe el bautismo de Cristo. El Verbo, es decir, el carácter, impreso en el alma, en la doctrina cristiana, es el Ser real (infinito) por sí manifiesto, que luego conocemos ser la segunda persona de la Santísima Trinidad. 29. No tenemos en modo alguno por ajena a la doctrina católica, que es la sola verdadera, la siguiente conjetura: En el sacramento de la Eucaristía la sustancia del pan y del vino se convierte en verdadera carne y verdadera sangre de Cristo, cuando Cristo la hace término de su principio sintiente y la vivifica con su vida, casi del mismo modo como el pan y el vino se transustancian verdaderamente en nuestra carne y sangre, porque se hacen término de nuestro principio sintiente…. El Santo Oficio juzgó que en estas proposiciones “en el propio sentido del autor deben ser reprobadas y proscritas, como por el presente decreto general las reprueba, condena y proscribe... Su Santidad aprobó y confirmó el decreto de los Emmos. Padres y mandó que fuera portodos guardado.» (cf. Decreto Post Obitum, DH 3201-3240).
Rovocación de la condena y beatificación
Pero esa condena fue revocada en el año 2001. «Se debe reconocer que una difundida literatura científica, seria y rigurosa, sobre el pensamiento de Antonio Rosmini, expresada en el campo católico por teólogos y filósofos pertenecientes a varias escuelas de pensamiento, ha demostrado que esas interpretaciones contrarias a la fe y a la doctrina católica no corresponden en realidad a la auténtica posición de Rosmini. La Congregación para la doctrina de la fe, después de un profundo examen de los decretos doctrinales promulgados en el siglo XIX y teniendo en cuenta los resultados obtenidos por la historiografía y la investigación científica y teórica de los últimos decenios, ha llegado a la siguiente conclusión: Actualmente se pueden considerar ya superados los motivos de preocupación y de dificultades doctrinales y prudenciales, que llevaron a la promulgación del decreto Post obitum de condena de las "cuarenta proposiciones" tomadas de las obras de Antonio Rosmini…» (Decreto del 1 de Julio del 2001).
El 18 de noviembre del año 2007, Antonio Rosmini ha sido beatificado por la Iglesia católica.

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El cura Audisio se fue de Villa El Libertador

Llegó con la crisis de 2001, y el viernes lo despidió la comunidad en la que se arraigó.
Por Rosa Bertino

En un primer momento, el alejamiento del médico y sacerdote Oscar Audisio (52), tras ocho años en la parroquia Nuestra Señora del Trabajo, de Villa El Libertador, despertó suspicacias. En una etapa de crisis espiritual y doctrinaria como la que se vive hoy, en la que la Iglesia perdió la preeminencia de otrora, ya no son tan comunes los curas involucrados como el padre Oscar.
El viernes tuvo tres casamientos al hilo, de jóvenes parejas que querían ser unidas por él antes de que partiera a su destino en Villa del Rosario. Recién a la medianoche pudo apersonarse en la fiesta de despedida que un grupo de fieles le había organizado en el club vecinal. Se vivieron momentos muy emotivos. No es fácil separarse de alguien que se hizo carne en la zona. Para muchos, Audisio es el emblema de una comunidad que no se resigna a abandonar la dignidad de la pobreza, y día tras día lucha contra la marginalidad, la droga y la corrupción.
A escasas 20 cuadras, barrio Comercial despedía a Santos Moyano (también de 52 años), quien reemplaza a Audisio en Villa El Libertador por decisión del Arzobispado. El adiós fue igualmente sentido, pero menos efusivo, acaso más acorde con el bajísimo perfil del padre Santos. Éste tampoco se va tan lejos, luego de haber cumplido 17 años de vida y sacerdocio en Comercial. Para todos los que lo conocen, y aún para los que no, el "curita de la bicicleta" es el santo y seña.
A su vez, Moyano es reemplazado por Mario Mangiaterra, un cura de un año de antigüedad que llega a una vecindad problemática y heterogénea.
A título ilustrativo, baste decir que, en una barriada con horarios y enclaves peligrosos (lo cual hoy dista de ser excepcional), como Villa El Libertador, el padre Audisio hacía tranquilamente sus visitas nocturnas a enfermos y afligidos. Entre los buenos recuerdos que se lleva, están las veces que, de regreso a la parroquia y en medio de la oscuridad, "la muchachada me llamaba desde las esquinas, para preguntarme por Jesús". Y no era broma, ni treta, asegura.
Pero acaso el balance más alentador es que quedan "más de 300 laicos, trabajando para la comunidad, y entre ellos hay muchos bolivianos". La colorida bandera precolombina del Tiwanaku es uno de los contados objetos que Audisio se lleva a Villa del Rosario. También deja una relación estable con "cinco o seis pastores evangélicos", con los cuales ha logrado el acercamiento entre la Iglesia Católica y su "principal competencia".

"Conste que lo de ‘competencia’ es cosa suya y no mía", le aclara a la cronista.
Volviendo a las suspicacias, Oscar aclara algunos mitos que rodean a su persona y su traslado.

Nacimiento: "Soy nacido en Los Molinos y no en Villa del Rosario. Somos dos varones y dos mujeres, y nos criamos en Córdoba".

Vocación: "No es verdad que estudié Medicina para darles el gusto a mis padres, y después pude meterme de cura. Me recibí de médico en 1980. Estuve muy de novio, pero sentí que la vocación sacerdotal, que venía desde mi adolescencia, era más fuerte y no podía casarme. La ruptura fue dolorosa, pero inevitable. Tenía 30 años cuando ingresé al Seminario, en 1986. Nunca tuve un conflicto vocacional".

Elección: "Villa El Libertador fue mi elección, y estoy feliz de haberla cumplido. En 2001 le pedí al obispo venir acá. En ese momento la crisis era brutal. En 2002 yo recorría los hogares y me recibía el hombre. Estaba sin trabajo. La construcción ocupó a muchos, y la situación cambió. Pero el trabajo en negro no dignifica, ni resuelve el tema de la pobreza estructural. Con changas no se puede pelear contra la droga y la corrupción. Cuánta alegría hay en la frase: ‘Padre, estoy en blanco, tengo mutual, me hacen aportes, mi señora puede tener familia en una clínica’. Y qué poco se escucha".

Males sociales: "Muchos se podrían solucionar, y rápido. En Villa El Libertador viven más de 60 mil personas. La mayoría trabaja, aunque sea informalmente. Paga tasas e impuestos. Lo que se recauda en el CPC debería ser redistribuido aquí mismo, como fuente de ingreso, pero todo va a parar al centro".

Pecado estructural: "El argentino es solidario, pero suele quedarse en la caridad. Como cristianos, durante siglos nos atuvimos al ‘no fornicar’, como si fuera el único pecado. Todo lo llevamos al terreno del sexo, desatendiendo el peor de los pecados: la injusticia, que viene desde el Antiguo Testamento. Conocemos los mandamientos, pero no las ocho bienaventuranzas de Cristo. Cayó el tabú del sexo, y la injusticia sigue intacta".

Celibato: "La crisis sacerdotal no pasa exclusivamente por ahí, aunque la soledad es difícil de sobrellevar. Creo que la Iglesia debería admitir curas casados. En lo personal, si mañana me dieran permiso para casarme, no sé si lo haría".

Alejamiento: "La única razón por la cual pedí traslado, y el obispo (Carlos Ñáñez) me lo concedió lo más rápido que pudo, es que sentí que había cumplido un ciclo. El físico ya no me sostiene como antes. Además, quisiera estar con mi madre, en su vejez y enfermedad. Eso es todo. Aquí queda alguien absolutamente comprometido con la dureza de la calle, como el padre Santos. No me van a extrañar".

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Los curas del mañana

Las comunidades de los discípulos de Jesús se reúnen en sus casas.
Con el título “LOS CURAS DEL MAÑANA, una propuesta para comunidades sin Eucaristía”, el obispo Dom Federico Lobinger (foto), nacido en Alemania, pero que ejerce su ministerio desde 1986 en Aliwal Norte, África del Sur, de 78 años, ha escrito un libro que plantea cómo debieran ser los curas del mañana. Está completo en Proconcilio (http://www.proconcil.org/)
Esta es una síntesis realizada por Juan y Gabriel.

LAS COMUNIDADES DE LOS DISCIPULOS DE JESUS DE NAZARETH QUE SE REUNEN EN LAS CASAS DE LA GENTE (Cfr. 1 Co 16, 19)

Existe una convicción de fe profunda de que el liderazgo de la comunidad no solo debe ser apoyado y confirmado por la comunidad sino que, además, la comunidad misma, en el fondo, es la autoridad que fundamenta y legitima este liderazgo. (‘Kerk & Ambt’) Consejo de los Dominicos holandeses en 2007)
Como el documento consta de 104 folios y sería muy extenso un comentario detallado de todo el documento, sólo vamos a subrayar las principales ideas- fuerza que Lobinger aporta y que nos parecen bastante convincentes.
1.- Es evidente que muchísimas parroquias han desaparecido o se han tenido que cerrar por la falta de curas. En ocasiones dos, tres sacerdotes tienen que atender a grupos numerosos de antiguas parroquias. La Eucaristía para muchos fieles es algo a lo que pueden acceder sólo durante 4 ó 5 veces al año.
Lobinger ha visitado personalmente varias de estas parroquias en varias partes del Mundo. De modo genérico, para no señalarlas, las describe así:
1.- Parroquia asiática rural con 69 comunidades desparramadas
2.-En una parroquia urbana de Asia con 86 comunidades
3.-En una parroquia urbana de Brasil, compuesta por 14 comunidades
4.-En una parroquia rural africana con elección de líderes de la liturgia
5.-En una parroquia rural de África, con catequistas de aldeas
6.-En Europa: quince parroquias rurales, con dos curas
7.-En Europa o en América del Norte: un solo cura para cinco parroquias pequeñas
8.-En Europa o en América del Norte: tres comunidades con un solo sacerdote
9.-En Europa o en América del Norte: una sola parroquia grande, urbana
Lobinger apuesta por la ordenación de curas casados, pertenecientes a las mismas comunidades cristianas de esos lugares apartados. Él les llama “curas comunitarios” que coexistirían con los curas diocesanos actuales. Podrían estar casados, estarían vinculados a las mismas comunidades, trabajarían en equipo y se repartirían las tareas entre ellos.
¿Qué decir de esta propuesta?
Para muchos de nosotros que desde hace años nos movemos en las comunidades cristianas de base, podemos decir que esta propuesta nos parece muy interesante para que los responsables de la Iglesia se la vayan planteando con urgencia para llevarla a la práctica de un modo más institucional.
Pero muchos de nosotros ya lo venimos practicando en no pocas partes del Mundo de modo aún más abierto desde hace años y sin esperar la aprobación del Vaticano. Nos parece que la pregunta no debiera ser “Cómo deben ser los curas de Mañana” sino. “Cómo debe ser la Iglesia de mañana”.
Y pensamos que debe ser una iglesia no clerical, donde los curas no tengan protagonismo ninguno. Es la Comunidad la que debe tomar el protagonismo. Es la Comunidad la que organiza y reparte los distintos servicios a realizar entre todos.
Muchas comunidades cristianas hoy celebran la Eucaristía sin ningún protagonismo de los curas. Tenemos conciencia de que es la Comunidad cristiana toda ella la que debe celebrar la Eucaristía, sin protagonismo de ningún cura. Cualquiera de la Comunidad, sea hombre o mujer, soltero o casado, puede asumir la presidencia o coordinación de la Eucaristía donde todos participan en igualdad y donde cada uno de los miembros aporta a los demás lo mejor de ellos mismos.
Hoy las estructuras actuales de tipo parroquial se nos han quedado pequeñas.
Muchas personas nos sentimos hoy muy lejos de una Iglesia que aparece muy jerarquizada, unida a los centros del poder, preocupada en exceso de lo que opine Roma, muy lejos de los problemas reales del Pueblo y excesivamente centrada en los problemas del dinero, del sexo, de la ortodoxia moral y dogmática. Una Iglesia que con frecuencia vemos identificada con las fuerzas conservadoras y que siente cómo se alejan de ellas los jóvenes, los trabajadores, las clases populares…y con presencia casi exclusiva de gente muy mayor en las iglesias, casi todas, mujeres. Con una liturgia aburrida y sosa.
Llevamos muchos años buscando espacios alternativos donde todos podamos expresarnos, participar, convivir humanamente como amigos, no como extraños, y buscar respuesta a nuestras inquietudes de vivir un Evangelio vivo, dando prioridad a la Palabra y a los gestos de Jesús con aplicaciones para nuestra vida concreta y sus implicaciones en la vida social o cívica. Vivimos unas celebraciones festivas, alegres, creativas… Nuestros lugares de encuentro no son los templos, son nuestras casas acogedoras y abiertas para toda la Comunidad o el campo abierto donde podamos sentirnos todos de un modo más familiar.
Sin lugar a dudas la Iglesia del futuro será comunitaria, carismática (en el mejor sentido del concepto- iglesia abierta al Espíritu) y será misionera, porque hablará el lenguaje del pueblo, llorará con sus tristezas y gozará con sus alegrías y será parte de sus luchas. Un presbítero casado, que viva de su trabajo… es la imagen de una Iglesia capaz de trasmitir a la gente de hoy, en su lenguaje, la Buena Nueva de Jesús Resucitado y del Reino ya presente aunque no en plenitud, sobre todo porque como conceptualizaba Pablo Freire en su educación liberadora, al querer liberar somos liberados, al tratar de trasmitirlo, descubrirá junto a todos los hombres, su presencia obrante, en medio de nuestra historia más cotidiana.-
A nivel institucional la Iglesia debería dejar libertad de acción a cada obispo para que cada uno de ellos permitiera este tipo de comunidades con las características que apunta el obispo Lobinger: curas que podrían estar casados, fueran hombres o mujeres, vinculados a las comunidades que los acepten como uno más entre todos.
Sería positivo que las comunidades supieran que su obispo las apoya. Y podrían ir coexistiendo formas plurales de vivir los ministerios en la Iglesia. Presbíteros que ya se han casado y laicos elegidos por la comunidad deben ir abriendo las experiencias ministeriales… destacando el protagonismo de la Asamblea comunitaria, como lugar de discernimiento de aquello que impulsa el Espíritu Santo y destacando la coordinación de las comunidades en red, como lugar de la presencia multicultural de la experiencia eclesial…
La falta de presbíteros es un signo del Espíritu y un llamarnos a volver a las ferméntales comunidades de la primera hora, donde Él suscitaba ministerios llenos de riquezas y novedad. Necesitamos iniciar este proceso del que algunas comunidades ya han marcado camino, un proceso que deberá aprender a respetar el paso de los más lentos y sin embargo no atar la capacidad creativa de los más progresistas.-
Estas nuevas experiencias enriquecerían sin duda la vida de las comunidades en la Iglesia. Y son especialmente necesarias en países del Tercer Mundo y en las comunidades populares de España y en las experiencias nuevas e incluso ecuménicas que se extienden por Europa…y EE.UU. donde participan de la Eucaristía una rica diversidad comunitaria…
La Iglesia del III milenio deberá ser una Iglesia que sepa sufrir, luchar, reír y llorar con los pueblos en los que esta inserta…que al verla actuar en medio de la realidad, puedan evocar el pan que se parte y comparte…

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Impacto


4 Tiempo Ordinario (B) Marcos 1, 21 - 28
UN ENSEÑAR NUEVO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 28/01/09.- El episodio es sorprendente y sobrecogedor. Todo ocurre en la «sinagoga», el lugar donde se enseña oficialmente la Ley, tal como es interpretada por los maestros autorizados. Sucede en «sábado», el día en que los judíos observantes se reúnen para escuchar el comentario de sus dirigentes. Es en este marco donde Jesús comienza por vez primera a «enseñar».
Nada se dice del contenido de sus palabras. No es eso lo que aquí interesa, sino el impacto que produce su intervención. Jesús provoca asombro y admiración. La gente capta en él algo especial que no encuentra en sus maestros religiosos: Jesús «no enseña como los escribas, sino con autoridad».
Los letrados enseñan en nombre de la institución. Se atienen a las tradiciones. Citan una y otra vez a maestros ilustres del pasado. Su autoridad proviene de su función de interpretar oficialmente la Ley. La autoridad de Jesús es diferente. No viene de la institución. No se basa en la tradición. Tiene otra fuente. Está lleno del Espíritu vivificador de Dios.
Lo van a poder comprobar enseguida. De forma inesperada, un poseído interrumpe a gritos su enseñanza. No la puede soportar. Está aterrorizado: «¿Has venido a acabar con nosotros?» Aquel hombre se sentía bien al escuchar la enseñanza de los escribas. ¿Por qué se siente ahora amenazado?
Jesús no viene a destruir a nadie. Precisamente su «autoridad» está en dar vida a las personas. Su enseñanza humaniza y libera de esclavitudes. Sus palabras invitan a confiar en Dios. Su mensaje es la mejor noticia que puede escuchar aquel hombre atormentado interiormente. Cuando Jesús lo cura, la gente exclama: «este enseñar con autoridad es nuevo».
Los sondeos indican que la palabra de la Iglesia está perdiendo autoridad y credibilidad. No basta hablar de manera autoritaria para anunciar la Buena Noticia de Dios. No es suficiente transmitir correctamente la tradición para abrir los corazones a la alegría de la fe. Lo que necesitamos urgentemente es un «enseñar nuevo».
No somos «escribas», sino discípulos de Jesús. Hemos de comunicar su mensaje, no nuestras tradiciones. Hemos de enseñar curando la vida, no adoctrinando las mentes. Hemos de anunciar su Espíritu, no nuestras teologías.

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Del párroco católico latino en Gaza

De la Iglesia de Dios en Gaza a los queridos santos de Palestina Y de todo el mundo:

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros.

Desde el valle de las lágrimas, desde Gaza bañada en su sangre, una sangre que ha sofocado la felicidad en el corazón de un millón y medio de habitantes, os dirijo estas palabras de fe y esperanza. No utilizaré la palabra "amor", esa palabra se ha quedado atragantada incluso en nuestras gargantas de cristianos. Los sacerdotes de la Iglesia levantan el estandarte de la esperanza para que Dios se apiade y compadezca de nosotros dejando para Él un resto en Gaza, y de esta forma no se apague la lámpara del cristianismo que encendió, en los comienzos de la Iglesia, el diácono Felipe. Que la compasión de Cristo eleve nuestro amor a Dios, aunque en estos momentos se encuentre en un "estado crítico".

Desde mi corazón de sacerdote y párroco os pido que recéis por el alma de nuestra hija, nuestra querida hija de la escuela de la Sagrada Familia, la primera cristiana fallecida en esta guerra: Cristina Wadi al-Turk.

Murió la mañana del sábado 2 de enero de 2009 a causa del miedo y del frío. Las ventanas de su casa estaban abiertas para proteger a los niños del efecto de la onda expansiva en los cristales. Los cohetes pasaban por encima de su casa, afectando a todos los vecinos y haciendo que todo se moviera amenazadoramente. No pudo soportar todo eso y se fue a quejarse al Creador y a pedirle una nueva casa y un refugio donde no hubiera llanto ni cohetes, ni gemidos sino alegría y felicidad.

Queridos hermanos en Cristo, lo que veis en vuestras pantallas de televisión y lo que oís no es en absoluto todo el sufrimiento real por el que está pasando nuestro pueblo de Gaza. Ni la televisión ni la radio pueden transmitir en toda su amplitud lo que está pasando en nuestra tierra.

Los niños de Gaza, con sus parientes, duermen en los pasillos de sus casas, si es que aún los conservan, o en los cuartos de baño, para protegerse, temblando de miedo por el estruendo y los temblores, los temblores terribles de los cazas F-16...

Os pedimos que elevéis a Dios vuestras más ardientes oraciones y que no se celebre misa ni servicio religioso en que no os acordéis delante de Dios de la tragedia de Gaza. Por mi parte, yo sigo enviando pequeñas cartas a nuestros hijos para alentar la esperanza en sus corazones. Hemos decidido rezar juntos, cada hora, esta oración: «Oh Señor de la paz, danos la paz. Oh Señor de la paz, concede la paz a nuestro país. Ten compasión Señor, ten compasión de tu pueblo y no te enojes nunca con él ». Os pido que ahora os levantéis y que recéis con nosotros. Vuestras oraciones, unidas a las nuestras, moverán a todo el mundo y le enseñarán que el milagro del amor que se ha detenido en el camino y que aún no ha llegado a vuestros hermanos de Gaza, no es el amor de Cristo y de su Iglesia. Para el amor de Cristo y de la Iglesia no son obstáculo las diferencias políticas o sociales, las guerras ni ningún otro tipo de causa. Cuando vuestra caridad llega a nosotros, sentimos que aquí en Gaza, somos una parte que no se olvida de la Iglesia de Cristo, una Iglesia santa, católica, y que nuestros hermanos musulmanes que están entre nosotros forman parte de nuestras familias, de nuestro destino, con los que compartimos todo y con los que formamos, todos juntos, el pueblo palestino.

Pero en medio de todo esto, nuestro pueblo en Gaza no deja de rechazar la guerra como solución para la paz, y está convencido de que el único camino hacia la paz es la paz misma. En Gaza somos pacientes y en nuestros ojos se puede leer: «Entre la esclavitud y la muerte, para nosotros no hay opción ». Queremos vivir para alabar al Señor en Palestina y dar testimonio de Cristo. Queremos vivir para Palestina, no morir por su causa. Pero si la muerte un día se nos presenta, moriremos gustosos, con valor y con fuerza.

Os rogamos que en vuestras oraciones a Dios le pidáis que nuestro Señor Jesucristo nos dé su Paz auténtica, para que «puedan vivir juntos el lobo y el cordero, el buey pueda pacer con el león, y el niño pueda meter su mano en la boca de la serpiente y ésta no le muerda».

La paz de Cristo, esa paz que nos invita a ser un solo cuerpo, esté con todos vosotros y os proteja. Amén. Vuestro hermano.

PADRE MANUEL MUSALLAM
párroco de la iglesia latina de Gaza

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El vaticanólogo italiano Sandro Magister aporta una nueva vision sobre el tema del levantamiento de la excomunión a los obispos lefebvrianos. Mientras las culpas parecen caer sobre el Papa, Magister marca el desorden de la Curia Romana.

ROMA, 4 de febrero del 2009 – Algunos días después de los hechos, en el Vaticano la revocatoria de la excomunión a los obispos lefebvrianos se manifiesta más como una grave error por partida doble: de gobierno y de comunicación.

En el medio del grave error el Papa Benedicto XVI se ha encontrado como el más expuesto, prácticamente solo.

Dentro y fuera de la curia son numerosos los que le cargan la culpa de todo al Papa. En efecto fue suya, del Papa Joseph Ratzinger, la decisión de ofrecer a los obispos lefebvrianos un gesto de benevolencia. La revocatoria de la excomunión era la continuación de otros anteriores gestos de apertura, también estos queridos personalmente por el Papa, el último de los cuales fue el motu proprio "Summorum Pontificum" del 17 de julio del 2007, que libera el rito antiguo de la misa.

Como antes, esta vez Benedicto XVI tampoco ha pretendido de los lefebvrianos nada a cambio previamente. Las suyas han sido hasta ahora aperturas unilaterales. Los críticos del Papa han incidido sobre ese punto para acusarlo de ingenuidad, o de haber cedido, o inclusive de querer llevar a la Iglesia de vuelta al tiempo anterior al Concilio Vaticano II.

En realidad, la intención de Benedicto XVI ha sido explicada por él mismo con absoluta claridad en uno de los discursos principales de su pontificado, el leído a la curia romana el 22 de diciembre del 2005. En aquel discurso el Papa Ratzinger sostiene que el Vaticano II no marcaba rotura alguna con la tradición de la Iglesia, antes bien, estaba en continuidad con la tradición también allí donde parecía marcar un vuelco neto respecto al pasado, como por ejemplo, cuando reconocía la libertad religiosa como derecho inalienable de cada persona.

Con ese discurso Benedicto XVI hablaba a todo el pueblo católico. Pero al mismo tiempo también a los lefebvrianos, a los cuales les indicaba la vía maestra para sanar el cisma y regresar a la unidad con la Iglesia en los puntos por ellos contestados: no sólo libertad religiosa, sino también la liturgia, el ecumenismo, la relación con el judaísmo y las otras religiones.

En todos estos puntos, después del Concilio Vaticano II los lefebvrianos se habían separado de la Iglesia católica progresivamente. En 1975 la Fraternidad Sacerdotal San Pío X - la estructura en la cual se habían organizado - no obedeció a la orden de disolverse y se constituyó en Iglesia paralela, con sus propios obispos, sacerdotes, seminarios. En 1976 el fundador, el arzobispo Marcel Lefebvre, fue suspendido "a divinis". En 1988 la excomunión a Lefebvre y a cuatro nuevos obispos ordenados por él sin la autorización del Papa - a su vez suspendidos "a divinis" - fue el acto culminante de un cisma ya en curso hace años.

La revocatoria de esta excomunión de hecho no ha sanado el cisma entre Roma y los lefebvrianos, así como la revocatoria de las excomuniones entre Roma y el patriarcado de Constantinopla - decidida el 7 de diciembre por Pablo VI y Atenágoras - de hecho no marcó el retorno a la unidad entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas de Oriente. En uno y otro caso, la excomunión revocada pretendía solamente servir como un primer paso para recomponer el cisma, que aún continúa.

Como confirmación de esto existe una nota del pontificio consejo para los textos legislativos, emitida el 24 de agosto de 1996. En ella se lee que la excomunión de 1988 contra los obispos lefebvrianos "ha constituido la consumación de una progresiva situación global de índole cismática" y que "hasta que no haya cambios que conduzcan al restablecimiento de la necesaria 'communio hierarchica', todo el movimiento lefebvriano debe considerarse cismático".

Este era el estado de los hechos, sobre los cuales intervino la decisión de Benedicto XVI de revocar la excomunión a los cuatro obispos lefebvrianos.

Pero de todo esto poco o nada se lee o se entiende en el decreto emanado por la Santa Sede el 24 de enero.

En la "vulgata" difundida por los medios, con este decreto la Iglesia de Roma simplemente acogía en el propio seno a los lefebvrianos.

* * *

Agravando la cuestión estuvo la notoria resonancia de una entrevista de uno de los cuatro obispos agraciados, el inglés Richard Williamson (foto), en la cual sostenía tesis negacionistas respecto a la Shoah.

La entrevista había sido registrada por una TV sueca el 1 de noviembre del 2008, pero fue difundida el 21 de enero, el mismo día en el que en el Vaticano fue firmado el decreto de revocatoria de la excomunión a Williamson y a los otros tres obispos lefebvrianos.

En los medios de todo el mundo la noticia se convirtió en la siguiente: el Papa absuelve de la excomunión y acoge en la Iglesia a un obispo negacionista.

La tempestad que se desató fue tremenda. Del mundo judío, pero no sólo, hubo incontables protestas. Del Vaticano se corrió a remediar afanosamente de varias maneras, con declaraciones y artículos en "L'Osservatore Romano". La polémica se atenuó sólo después de que intervino Benedicto XVI en persona, con dos aclaraciones leídas al término de la audiencia general del miércoles 28 de enero: una sobre los lefebvrianos y sobre su deber de "reconocimiento del magisterio y de la autoridad del Papa y del Concilio Vaticano II" y otra sobre la Shoah.

La pregunta surge natural: ¿no se podía evitar todo ello, una vez tomada la decisión del Papa de revocar la excomunión a los obispos lefebvrianos? ¿O el desastre ha sido producto de errores y omisiones de los hombres que deberían poner por obra las decisiones del Papa? Los hechos se inclinan por la segunda hipótesis.

El decreto de revocatoria de la excomunión lleva la firma del cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la congregación para los obispos. Otro cardenal, Darío Castrillón Hoyos, es el presidente de la pontificia comisión "Ecclesia Dei" que se ocupa desde su constitución, en 1988, de los seguidores de Lefebvre. Tanto uno como otro han declarado haber sido tomados por sorpresa, con hechos consumados, por la entrevista del obispo Williamson y de no haber nunca sabido que él fuese un negador de la Shoah.

¿Pero un examen en profundidad del perfil personal de Williamson y de los otros tres obispos no era acaso el primer deber de oficina de los dos cardenales? Que no lo hayan hecho parece inexcusable. Dicho examen no era ni siquiera difícil. Williamson no ha escondido jamás su aversión al judaísmo. Ha defendido públicamente la autenticidad de los "Protocolos de los Sabios de Sión". En 1989, en Canadá, estuvo en riesgo de ser procesado por haber exaltado los libros de un autor negacionista, Ernst Zundel. Después del 11 de setiembre del 2001 se adhirió a las tesis de complot para explicar el derribamiento de las Torres Gemelas. Bastaba un clic en Google para encontrar estos antecedentes.

Otra grave falla compete al pontificio consejo para la promoción de la unidad de los cristianos. La recomposición del cisma con los lefebvrianos hace parte, lógicamente, de sus competencias, que comprenden también las relaciones entre la Iglesia y el judaísmo. Pero el cardenal que lo preside, Walter Kasper, ha dicho haber sido mantenido fuera de las deliberaciones, cosa tanto más sorprendente en cuanto la emisión del decreto de revocatoria de la excomunión ocurrió durante la anual semana de oración por la unidad de los cristianos y a pocos días de la jornada mundial de memoria de la Shoah.

Hay más. Se presenta del todo deficiente también el lanzamiento mediático de la decisión. La sala de prensa del Vaticano se ha limitado, el sábado 24 de enero, a distribuir el texto del decreto, a pesar de que desde hacía algunos días ya existían claros indicios de la misma y de que sobre ella se estaba armando la polémica encendida por las declaraciones negacionistas de Williamson.

Hay una comparación que ilumina. El día anterior, 23 de enero, la misma sala de prensa había organizado con gran pompa el lanzamiento del canal televisivo vaticano en YouTube. Y pocos días después, el 29 de enero, habría lanzado, siempre con gran despliegue de personas y de medios, un congreso internacional sobre Galileo Galilei en programa para fines de mayo. En ambos casos el objetivo era el de trasmitir a los medios el sentido auténtico de una y otra iniciativa.

Nada parecido, en cambio, fue hecho para el decreto referente a los obispos lefebvrianos. Que sin embargo contaba con todos los elementos para merecer un lanzamiento adecuado. Y también los tiempos eran los justos. Estaba en marcha la semana de la oración por la unidad de los cristianos; era inminente la jornada de la memoria de la Shoah; en Italia había sido pocos días antes, el 17 de enero, la jornada por el diálogo entre católicos y judíos. El cardenal Kasper, el mayor responsable de la curia en ambos rubros, hubiese sido la persona ideal para presentar el decreto, encuadrarlo en la persistente situación de cisma, indicar la finalidad de la revocatoria de la excomunión, recapitular los puntos sobre los que los lefebvrianos estaban llamados a reconsiderar sus posiciones, partiendo de la aceptación plena del Concilio Vaticano II hasta la superación del anti judaísmo que asumen. En cuanto a Williamson, no habría sido difícil circunscribir su caso: manteniéndose firme en sus aberrantes tesis negacionistas, él mismo se sustraía al gesto de "misericordia" del Papa.

Y bien, si nada de esto ha ocurrido, no es por culpa de la sala de prensa vaticana y de su director, el jesuita Federico Lombardi, sino de las oficinas de curia de las cuales reciben las indicaciones.

Oficinas de curia que se remiten a la secretaría de estado.

* * *

De Pablo VI en adelante, la secretaría de estado es la cima y el motor de la máquina curial. Tiene el acceso directo al Papa y gobierna la puesta en marcha de cada una de sus decisiones. Las confía a las oficinas competentes y coordina el trabajo de las mismas.

Pues en toda la situación de la revocatoria de la excomunión a los obispos lefebvrianos el secretario de estado, cardenal Tarcisio Bertone, aunque usualmente muy activo y locuaz, se ha distinguido por su ausencia.

Su primer comentario público sobre la cuestión llegó el 28 de enero, al margen de un congreso romano en el cual era conferencista.

Pero más que las palabras, han faltado de su parte los actos adecuados a la importancia de la cuestión. Antes, durante y después de la emisión del decreto.

Benedicto XVI ha sido dejado prácticamente solo y la curia ha sido abandonada al desorden.

Está ya a vista de todos que el Papa Ratzinger ha renunciado a reformar la curia. Pero se planteaba la hipótesis de que él hubiese suplido esta decisión suya confiando la guía de las oficinas a un secretario de estado dinámico y de pulso, Bertone.

Hoy también esta hipótesis se revela defectuosa. Con Bertone la curia parece más desordenada que antes, quizá también porque él nunca se ha dedicado completamente a sanar sus malfuncionamientos. Bertone desenvuelve gran parte de su actividad no dentro de los muros vaticanos sino fuera, en un incesante giro de conferencias, de celebraciones, de inauguraciones. Sus viajes al exterior son frecuentes y densos de encuentros y de discursos como los de Juan Pablo II en plena salud: del 15 al 19 de enero ha estado en México y en estos días está de visita en España. Como consecuencia, el trabajo que las oficinas de la secretaría de estado dedican a estas actividades externas suyas es trabajo que se resta al del Papa. O a veces es una inútil duplicado: por ejemplo cuando Bertone tiene un discurso sobre el mismo tema y al mismo auditorio al cual dentro de poco hablará el Papa, con los periodistas puntualmente a la caza de las diferencias entre ambos.

La personal devoción de Bertone a Benedicto XVI está fuera de toda duda. No así la de otros oficiales de la curia, que siguen teniendo campo libre. Puede ser que algunos sean conscientemente contrarios a este pontificado. Ciertamente la mayoría simplemente no lo entiende, no están a su altura.

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Misa homenaje a Monseñor Zazpe

a 25 años de su muerte.

DESGRABACIÓN DE LA HOMILIA DEL ARZOBISPO DE BUENOS AIRES, CARDENAL JORGE BERGOGLIO EN LA MISA CELEBRADA EN LA CATEDRAL METROPOLITANA EL SABADO 24 DE ENERO DE 2009 AL CUMPLIRSE 25 AÑOS DE LA MUERTE DE MONSEÑOR VICENTE F. ZAZPE, PARROCO PORTEÑO, PRIMER OBISPO DE RAFAELA, ARZOBISPO DE SANTA FE Y VICEPRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA.

El marco de las lecturas de este domingo es la profecía: Jonás que es enviado a anunciar la verdad sobre Nínive; los Apóstoles que escuchan a Jesús y son elegidos para ir a anunciar el Evangelio, la Palabra de Dios, la palabra profética, es decir, la que echa luz sobre la situación de cada momento. Es curioso: escuchan a Jesús cuando El ocupa el lugar de Juan. El evangelio de hoy comienza con esta frase: “… después que Juan Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea”. El gran profeta, el hombre más grande nacido de mujer, según lo dijo Jesús, termina arrestado. Jesús le va a echar en cara al fariseísmo como constitución político-ideológico-religiosa de su tiempo, le va a echar en cara la hipocresía que es, precisamente, el antídoto contra toda profecía. Y les va a decir: ustedes hipócritas, que levantan monumentos a los profetas que mataron sus padres.
El profeta se tiene que jugar la vida y de estos elegidos, todos dieron la vida incluso Juan el Evangelista que no murió en el martirio pero dio testimonio en la persecución. El profeta avala con su sangre la verdad del Evangelio.
Jesús elige a los apóstoles, los primeros obispos de la Iglesia, para que lleven la luz del evangelio, la profecía al momento, a cada situación histórica distinta. Varias veces les va a decir que no se preocupen cuando los persigan porque el Padre los cuida, que no se preocupen cuando los lleven a la cárcel porque el Espíritu Santo les va a inspirar cómo se tienen que defender, pero que perseveren hasta el final. Y hoy esta misa la celebramos en recuerdo, en sufragio y en gratitud a Dios por el alma de un profeta, de un obispo profeta, de un hombre que trató de ser fiel a este llamado de Jesús a ser pescador. Adviertan que Jesús les dice a los apóstoles: vengan conmigo que los voy a hacer pescadores de hombres. No les dice vengan conmigo que los voy a hacer capataces, que los voy a hacer patrones de estancia o ejecutivos de una gran empresa. ¡No! Les dice: ¡vengan conmigo a trabajar, a ser operarios del Reino!
El adjetivo que, según mi juicio, le da más gloria a uno que quiere seguir de cerca a Jesucristo, en el presbiterado o en el episcopado es, precisamente, ser operario del Reino ¡Un trabajador del Reino de Dios! Jesús los invita a eso (a los apóstoles) y monseñor Zazpe con su sencillez fue eso. Preparaba su predicación con la misma sencillez y hondura con que barría la vereda todas las mañanas en su parroquia de Lourdes, en Belgrano. ¡Un trabajador, a disposición del pueblo de Dios! Pero lo que hace señera la figura de Zazpe es que ese trabajar fue creciendo, creciendo… Creciendo hasta que Dios lo puso en una coyuntura difícil. Y Zazpe dijo que sí. Dijo que sí al Evangelio, dijo que sí a la llamada de Dios. Y porque sabía que todo mesianismo es un fraude antropológico, no se dejó enganchar por ningún mesianismo político de su época. El sabia perfectamente que dentro de estos mesianismos anida la mentira, la corrupción, el fraude, la traición, la componenda, la venta de valores.
El se aferró al Evangelio, se aferró a las Bienaventuranzas. Como dijo alguien de él, cuando muchos miedosos que buscaban contemporizar callaban, él habló. Y cuando esos mismos, pasado el peligro se animaron a hablar, él calló: ¡profeta! Y nunca habló desde la política, nunca desde la coyuntura social sino desde el Evangelio iluminando la situación social, iluminando la injusticia que se vivía en cualquier tipo de mesianismo. Zazpe era así: un trabajador del Reino, un operario del Reino.
No era ni de tal teología ni de tal otra teología: era de las Bienaventuranzas. Buscaba ser fiel al llamado de Jesús. Y por eso siguió el mismo camino de Jesús: Zazpe conoció la desconfianza de tantos cristianos e incluso colegas; Zazpe sufrió la difamación y la calumnia. Y él hizo como Jesús: callaba. Nunca se defendió. Puso su defensa en el Señor. Y su figura señera en ese momento, referencial, no porque fuera de tal o cual política o de tal o cual teología sino porque era del Evangelio, esa figura referencial se fue apagando como se apaga la voz de los profetas: cuando Dios quiere. Como se apagó la voz del Bautista… “después que Juan Bautista fue arrestado”.
En ese tramo final, se pareció mucho a Juan Bautista: sabía que se hablaba mal de él; estaba preso de las murmuraciones. Conoció esa soledad del calabozo espiritual de quien no tiene voz para defenderse y Dios le pide paciencia porque El tampoco quiere defenderlo en ese momento. Y Zazpe muere así: en ese calabozo existencial de quien dijo todo lo que tenía que decir y ahora, desde el alma, se le mandaba callar. Una suerte de martirio. Así como el Bautista va a morir por la veleidad de una bailarina y el capricho de una adúltera prostituta.
Le doy gracias al Señor que a esta Iglesia argentina que siempre le tuvo miedo a la Cruz y siempre fue tentada de eludir la Cruz, le haya puesto un obispo señero como él. Que desde el Cielo él nos conceda la gracia de no temer la cruz, de no negociar eludir la cruz. La gracia de no vender la Verdad, de ser prudentes con la prudencia del Evangelio para decirla cuándo y cómo debe ser dicha. Y que nuestra única pertenencia sea siempre al Evangelio y a la Santa Madre Iglesia. Que esta Iglesia argentina mirando a esta figura crezca en valentía ante las cruces que se le presentan y que se le seguirán presentando. Que así sea.


Cardenal Jorge M. Bergoglio, s.j.

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Los lefebvristas ya no están excomulgados. Pero la paz está lejos

El periodista italiano Sandro Magister publicó este artículo sobre la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, con hondas raíces en territorio argentino, donde tienen casas en Buenos Aires; en Martínez , Pilar, Gregorio de Laferrere, Caraza, Mar del Plara y La Reja, Prov. de Buenos Aires; en la provincia de Córdoba en la capital, Alta Gracia, Río Cuarto y Yacanto; en Corrientes, en la capital, Mercedes y Curuzú Cuatiá; en la capital de Jujuy; en Mendoza, Godoy Cruz; en Río Negro, Pichi Mahuida; en la capital salteña y en Tartagal; en la ciudad de San Luis; en Rosario, Santa Fe; y en las capitales de Santiago del Estero y Tucumán.

Los lefebvristas ya no están excomulgados. Pero la paz está lejos
Es más, aumentan los motivos de conflicto, también con los hijos de Israel. Benedicto XVI multiplica los gestos de apertura, pero no consigue nada a cambio. El incidente del obispo negacionista, con un comentario de la docente judía Anna Foa

ROMA, 28 de enero de 2009 – A Benedicto XVI le cabe muchas veces encontrarse en particular dificultad con dos zonas extremas que se entrecruzan: con los lefebvristas y con los judíos.

El 24 de enero el Papa Joseph Ratzinger ha revocado la excomunión a cuatro obispos ordenados ilegítimamente por Marcel Lefebvre en 1988, excomunión en la que habían incurrido "latae sententiae", es decir, en forma automática simplemente por haber llevado a cabo esa acción. De todos modos, los cuatro obispos siguen suspendidos "a divinis", lo que significa que no pueden ejercer su ministerio en la Iglesia Católica y sus comunidades están en estado de cisma.

Uno de los cuatro obispos, el inglés Richard Williamson (foto), es un entusiasta negacionista y recientemente ha vuelto a lanzar sus tesis negadoras del exterminio de los judíos por obra de los nazis. La coincidencia entre estas posturas suyas y la revocación de su excomunión – además a pocos días de la Jornada mundial en memoria de la Shoah, el 27 de enero – ha provocado fuertes protestas de muchos judíos, también de aquellos generalmente más benévolos con la Iglesia Católica y con el actual Papa.

Una análoga suma de circunstancias había hecho estallar en los meses pasados una polémica similar. Cuando Benedicto XVI liberalizó para todos los católicos el rito antiguo de la Misa, baluarte de los lefevbrianos, muchos judíos protestaron porque había en dicho rito una oración considerada por ellos inaceptable y ofensiva, en cuanto apunta a su "conversión". El Papa reescribió el texto de la oración, pero algunos judíos rechazaron también la nueva fórmula.

La razón de fondo de estas turbulencias está en la teología antijudía que distingue en general a los lefebvristas. Según muchos judíos, la Iglesia Católica hace muy poco para contrarrestar este antijudaísmo y exigir el arrepentimiento de sus responsables.

* * *

En efecto, los "magnánimos gestos de paz" que Benedicto XVI ha llevado a cabo muchas veces en dirección a los lefebvristas no han sido seguidos hasta ahora, por parte de éstos, con algún paso significativo de arrepentimiento y de acercamiento.

El primero de estos gestos ha sido la audiencia concedida el 29 de agosto de 2005 por Benedicto XVI al sucesor de Lefebvre y cabeza de la comunidad, el obispo – en esa época excomulgado – Bernard Fellay.

El segundo gesto ha sido el discurso del Papa a la curia romana el 22 de diciembre de 2005. Un discurso de importancia capital, porque fue al corazón de la cuestión de la cual ha nacido el cisma lefebvrista: la aceptación e interpretación del Concilio Vaticano II. Benedicto XVI mostró que el Vaticano II no significaba ninguna ruptura con la tradición de la Iglesia, más aún, estaba en continuidad con ella también allí donde parecía significar un giro neto respecto al pasado, con el pleno reconocimiento de la libertad religiosa como derecho inalienable de cada persona.

Hace tres días, "L'Osservatore Romano" ha vuelto a publicar ese discurso del Papa, junto al decreto de revocación de la excomunión de los cuatro obispos lefebvristas. El 25 de enero fue también el quincuagésimo aniversario del primer anuncio del Concilio por parte de Juan XXIII. Pero durante más de tres años, por parte de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, fundada por Lefebvre, no ha habido ningún signo de adhesión a las tesis de Benedicto XVI sobre la interpretación del Concilio.

El tercer gesto ha sido la liberalización del rito antiguo de la Misa, con el motu proprio "Summorum Pontificum" del 7 de julio de 2007. Con esta decisión, el Papa Ratzinger se dirigió ante todo al conjunto de la Iglesia Católica, pero entre sus intenciones se contaba también la voluntad de remediar el cisma con los lefebvristas.

Pero los lefebvristas interpretaron este gesto simplemente como un reconocimiento de sus posiciones. Además, se hizo presente la reacción de muchos judíos por la oración que pide su "conversión", pese a que Benedicto XVI la ha reformulado posteriormente.

El cuarto gesto es el de los días pasados: la revocación de la excomunión. El Papa Ratzinger la ha efectuado unilateralmente, como "don de paz", con la esperanza explícita de alentar una rápida discusión y solución de los puntos que dividen.

Pero hay que decir que el pasado 15 de diciembre, en su última carta escrita a las autoridades de la Iglesia de Roma antes del "don", el superior de los lefebvristas Fellay no dio ningún signo de querer aceptar íntegramente el Vaticano II:

"Estamos dispuestos a escribir el Credo con nuestra sangre, a firmar el juramento antimodernista, la profesión de fe de Pío IV, aceptamos y hacemos nuestros todos los Concilios hasta el Vaticano II, respecto al cual expresamos reservas".

Luego han llegado las declaraciones negacionistas del obispo Williamson, personaje no nuevo en pronunciamientos de este tenor. De él se recuerda, luego de setiembre de 2001, una alucinante explicación de la caída de las Torres Gemelas, atribuida a un fantasmal "estado de policía" destinado a someter América y Europa.

* * *

Respecto a los lefebvristas, la crítica que en la curia romana y entre los obispos se dirige a Benedicto XVI es la de actuar sólo con gestos unilaterales, sin conseguir nada a cambio.

Se observa que todos los gestos tienen nítida coherencia y consistencia teológica. Pero caen en un terreno no cultivado adecuadamente.

También la revocación de la excomunión de los cuatros obispos cae bajos estas críticas. Se observa que también entre Roma y Constantinopla se han derogado las excomuniones, pero este gesto fuertemente simbólico ha sido efectuado dentro de un camino de real acercamiento ecuménico. Un camino que, por el contrario, está ausente entre los lefebvristas, con quienes las divisiones se mantienen intactas.

* * *

Con los judíos ocurre lo mismo. Se reconoce que Benedicto XVI ha elaborado los textos más elevados y más constructivos para el diálogo entre las dos confesiones de fe. Pero se le imputa que contra sus palabras colisionan demasiados hechos.

Un ejemplo de ello es lo que ha ocurrido días pasados. En el Angelus del domingo 25 de enero, Benedicto XVI ha pronunciado palabras audaces sobre la "conversión" del judío Pablo. Inclusive ha dicho que es inapropiado aplicar a Pablo el término "conversión", "porque él ya era creyente, más aún, un judío ferviente que no debía abandonar la fe judía para adherir a Cristo".

Pero el mismo día, un obispo que el mismo Benedicto XVI había absuelto hacía muy poco de la excomunión, inundaba los medios de comunicación de todo el mundo con afirmaciones aberrantes contra los judíos.

Voces católicas autorizadas se han levantado para remarcar que Ratzinger no tenía la culpa de tales afirmaciones, y que éstas no tenían ninguna relación con la decisión papal de revocar la excomunión al obispo que las había pronunciado. Pero en el plano comunicacional el nexo entre las dos cosas se mantuvo inexorable. La noticia era entonces la siguiente: el Papa absuelve de la excomunión al obispo negacionista.

Para algunos ha sido fácil echar en cara a las autoridades vaticanas que hayan callado demasiado también sobre otro negacionismo, inclusive más peligroso, el propugnado públicamente por los líderes de Irán. En efecto, en casi cuatro años de este pontificado, sólo una vez - y con palabras vagas - se ha condenado en un texto oficial vaticano el programa iraní de expulsar a Israel de la faz de la tierra.

Pero ningún silencio se le puede reprochar hoy a la Santa Sede, frente a la negación de la Shoah hecha por el obispo lefebvrista Williamson.

Una prueba está en este artículo publicado con gran evidencia en el "L'Osservatore Romano" del 26-27 de enero. La autora es Anna Foa, judía y docente de historia en la Universidad de Roma "La Sapienza":


El antisemitismo es el único motor de los negacionistas
por Anna Foa

La negación de la Shoah no es una interpretación historiográfica, no es una corriente interpretativa del exterminio de los judíos practicado por el nazismo, no es una forma radical del revisionismo histórico, y no debe ser confundida con éste. La negación de la Shoah es una mentira que se cubre con el velo de la historia, que adquiere apariencia científica y objetiva, para cubrir su verdadero origen, su verdadero motor: el antisemitismo.

Un negacionista es también antisemita. Y es quizás, en un mundo como el occidental en el que declararse antisemita no es tan fácil, el único antisemita claro y evidente.

El odio antijudío está en el origen de esta negacion de la Shoah que comienza en los primeros años de la posguerra, volviéndose a aliar idealmente al proyecto mismo de los nazis, cuando cubrían las huellas de los campos de exterminio, destruían las cámaras de gas y escarnecían a los deportados diciéndoles que aunque llegasen a sobrevivir nadie en el mundo les creería.

El negacionismo atraviesa las formaciones políticas, no está vinculado solamente a la extrema derecha nazi, sino que agrupa tendencias diversas: el pacifismo más extremo, el antiamericanismo, la hostilidad contra la modernidad.

Nació en Francia a fines de los años ´40 por obra de dos personajes: Maurice Bardèche y Paul Rassinier, uno fascista declarado, el otro comunista. Desde ese momento se desarrolló ampliamente, y sus partidarios más conocidos son el francés Robert Faurisson y el inglés David Irving, ninguno de los dos historiadores de profesión.

Los negacionistas desarrollan procedimientos absolutamente fuera de lo común en su negación de la realidad histórica. Ante todo, consideran todas las fuentes judías de cualquier género inaceptables y mentirosas. Sacados así del medio una buena parte de los testigos, toda la memoria expresa de los sobrevivientes judíos y la historiografía obra de historiadores judíos o presuntamente tales, los negacionistas se disponen a demoler el resto de los testimonios, de las pruebas y de los documentos.

Todo esto que es posterior a la derrota del nazismo es para ellos desconfiable, porque pertenece a la "verdad de los vencedores". Siguen repitiendo en forma incansable que la historia de la Shoah la han elaborado los vencedores, poniendo en duda todo lo que ha surgido en sede judicial, desde el juicio de Nüremberg en adelante, como fruto de presiones, torturas y violencias.

Pero queda todavía una parte de la documentación que hay que refutar, la de la parte nazi que precede a 1945. Aquí, los negacionistas han descubierto que ninguna afirmación escrita por los nazis luego de 1943 puede ser declarada como verdadera, porque en esa época los nazis comenzaban a perder la guerra y habrían podido hacer afirmaciones dirigidas a complacer a los futuros vencedores. "Et voilà", el juego está hecho: ¡la Shoah no existe!

El negacionismo se dedica en particular a demostrar la inexistencia de las cámaras de gas, mediante complejos razonamientos técnicos: no habrían podido funcionar, habrían tenido necesidad de chimeneas altísimas y cosas por el estilo. Ésta es la tesis a la que ha dado notoriedad un pseudo-ingeniero, Fred Leuchter, y que domina en los sitios negacionistas de Internet.

Hoy, el negacionismo es considerado un delito en muchos países de Europa, aunque una parte de la opinión pública es reacia - como la autora de este artículo - a transformar a los embusteros en mártires, al llevarlos a la cárcel. No faltan tampoco partidarios del negacionismo en clave antijudía.

Pero es necesario repetir que detrás del negacionismo hay un solo motor, una sola intención: el antisemitismo. Todo lo demás es mentira.

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De este modo respondió Benedicto XVI a las críticas

Comunicaciones al término de la audiencia general del miércoles 28 de enero de 2009
Sobre la revocación de la excomunión de los obispos lefebvristas:

"En la homilía pronunciada en ocasión de la solemne inauguración de mi Pontificado, dije que es obligación ‘explícita’ del Pastor ‘llamar a la unidad’, y al comentar las palabras evangélicas referidas a la pesca milagrosa dije: ‘si bien fueron tan numerosos los peces, la red no se rompió’, continué luego de estas palabras evangélicas: 'Ay de mí, amado Señor, ella – la red – ahora se ha roto, queremos decirlo con dolor’. Y continué diciendo: ‘Pero no – ¡no debemos estar tristes! Alegrémonos por tu promesa que no decepciona y hagamos todo lo posible para recorrer el camino hacia la unidad que Tú has prometido... No permitas, Señor, que tu red se rompa y ayúdanos a ser servidores de la unidad'’.

"Precisamente en cumplimiento de este servicio a la unidad, que cualifica en forma específica mi ministerio de Sucesor de Pedro, he decidido días atrás conceder la remisión de la excomunión en la que habían incurrido los cuatro Obispos ordenados sin mandato pontificio en 1988 por Monseñor Lefebvre. He efectuado este acto de misericordia paterna, porque estos Prelados me han manifestado en forma reiterada el vivo sufrimiento en el que se han llegado a encontrar. Deseo que a este gesto mío le siga el solícito esfuerzo por parte de ellos para cumplir los pasos ulteriores necesarios para realizar la comunión plena con la Iglesia, testimoniando así verdadera fidelidad y verdadero reconocimiento del magisterio y de la autoridad del Papa y del Concilio Vaticano II".

Sobre la negación de la Shoah:

“En estos días en los cuales recordamos la Shoah, vuelven a mi memoria las imágenes que recogí en mis reiteradas visitas a Auschwitz, uno de los lugares en los que se ha consumado el feroz exterminio de millones de judíos, víctimas inocentes de un ciego odio racial y religioso. Mientras renuevo con afecto la expresión de mi plena e indiscutible solidaridad con nuestros Hermanos destinatarios de la Primera Alianza, deseo que la memoria de la Shoah lleve a la humanidad a reflexionar sobre el imprevisible poder del mal cuando conquista el corazón del hombre. Que la Shoah sea para todos una advertencia contra el olvido, contra la negación o el reduccionismo, porque la violencia efectuada contra un solo ser humano es violencia contra todos. Ningún hombre es una isla, ha escrito un conocido poeta. Que la Shoah enseñe especialmente tanto a las viejas como a las nuevas generaciones que sólo el fatigoso camino de la escucha y del diálogo, del amor y del perdón conduce a los pueblos, a las culturas y a las religiones del mundo a la ansiada meta de la fraternidad y de la paz en la verdad. ¡Que nunca más la violencia humille la dignidad del hombre!".

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Mártires de una Iglesia perseguida

por JUAN JOSÉ TAMAYO
Juan José Tamayo Acosta es un teólogo español nacido en 1946. Vinculado a la Teología de la Liberación, sobre la que ha trabajado abundantemente. Dirige actualmente la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Ignacio Ellacuría de la Universidad Carlos III y es fundador y actual Secretario General de la progresista Asociación de teólogos Juan XXIII.

L a Asociación Pro Derechos Humanos de España (APHE) y el Centro de Justicia y Responsabilidad de San Francisco (CJA, EE UU) presentaron el pasado 13 de noviembre una querella en la Audiencia Nacional contra catorce militares del batallón Atlacatl que participaron en el diseño de la operación de ejecución de seis jesuitas y dos mujeres salvadoreñas hace diecinueve años y contra el entonces presidente de El Salvador, Alfredo Cristiani, por encubridor de tan horrendo y calculado crimen. La querella se acogía al principio de Justicia Universal por crímenes de lesa humanidad que no prescriben nunca ni pueden quedar impunes. La decisión de estimarla, hecha pública ayer por la Audiencia Nacional -aunque rechaza inculpar al ex presidente salvadoreño -, supone un paso hacia la esperanza de que aquellos hechos no quedarán impunes, tras los juicios-farsa celebrados en el país centroamericano y tras la ley de amnistía de 1993 que dio el Gobierno de Alfredo Cristiani poco antes de hacerse público el informe de la Comisión de la Verdad y que no permitió la realización de procesos judiciales por los casos de asesinatos y violaciones de los derechos humanos perpetrados entre 1980 y 1992.
Aquel asesinato fue la crónica de una muerte anunciada. ¿Razón? El compromiso de las comunidades cristianas, sacerdotes, religiosos y religiosas en favor de la justicia y de la paz en un país sometido a la injusticia estructural y a la violencia institucionalizada, ambas legitimadas política y militarmente por los Estados Unidos. Pronto empezarían la represión y el martirio. En la campaña electoral de 1977 circularon pasquines con la siguiente leyenda: 'Haga patria, mate a un cura'. Ese mismo año fueron asesinados en Aguilares el jesuita Rutilio Grandes y dos campesinos que le acompañaban. ¿Delito? Trabajar por la promoción y la concientización de los campesinos frente a la explotación salvaje a la que eran sometidos por los terratenientes.
Era el comienzo de la persecución contra decenas de sacerdotes, religiosos, religiosas, líderes de comunidades cristianas, asesinados en la cruzada anticomunista para la defensa de la civilización cristiana. Una cruzada que buscaba el apoyo del Papa, quien recibió informes contra Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, a quien se acusaba de apoyar a la guerrilla. «¡Cuidado con el comunismo, que está entrando en la Iglesia católica!», dijo Juan Pablo II a Romero durante la visita que hizo al Vaticano para informar de la persecución de que era objeto la Iglesia católica en su país «¡Santidad, quien persigue a la Iglesia en El Salvador no es el comunismo sino los gobernantes cristianos!», le respondió Romero. En otra visita el Papa le pidió: «Trate de estar de acuerdo con el Gobierno». La reacción de Romero fue de desolación: «El Papa no me ha entendido, no puede entender, porque El Salvador no es Polonia».
El 24 de marzo de 1980 fue asesinado monseñor Romero mientras celebraba la eucaristía en la capilla de un pequeño hospital de la ciudad por orden del mayor Roberto d' Abuisson, dirigente del partido ARENA, acusado de crímenes de lesa humanidad e identificado por la Comisión de la Verdad de las Naciones como uno de los líderes de los Escuadrones de la Muerte. El domingo anterior el arzobispo salvadoreño había pedido a los militares que cesara la represión y que no dispararan contra sus hermanos. Monseñor Romero se había convertido al Dios de los pobres ante el cadáver de Rutilio Grande y era la conciencia crítica y la voz profética que denunciaba la represión llevada a cabo por el Ejército con el apoyo del Gobierno presidido por el político demócrata-cristiano Napoleón Duarte contra poblaciones enteras, que caían inermes bajo el impacto de las balas militares salvadoreño-estadounidenses.
En diciembre de 1980 fueron secuestradas, violadas y asesinadas por miembros de la Guardia Nacional las misioneras estadounidenses Ita Ford, Maura Clarke, Dorothy Kazel y Jean Donovan. ¿Reacción de Estados Unidos? Suspender la ayuda militar al Gobierno militar para reanudarla un mes después. La embajadora en Naciones Unidas acusó a sus compatriotas de estar implicadas en actividades subversivas contra el Ejecutivo salvadoreño.
Por esas mismas fechas la Universidad Centroamericana 'José Simeón Cañas' (UCA), dirigida por los jesuitas, iniciaba una nueva andadura bajo el signo de la opción por los pobres con el objetivo de iluminar y transformar la sociedad desde una pedagogía de la liberación. «La Universidad -dijo Ignacio Ellacuría, rector de la UCA cuando recibió el doctorado 'honoris causa' en la Universidad de Santa Clara, California, en 1982- debe encarnarse entre los pobres intelectualmente para ser ciencia de los que no tienen ciencia, la voz ilustrada de los que no tienen voz, el respaldo intelectual de los que en su misma realidad tienen la verdad y la razón, aunque sea a veces a modo de despojo». En un mundo donde reinan la falsedad, la injusticia y la represión, proseguía, una universidad así «no puede menos de verse perseguida».
El acto de barbarie que conmocionó al mundo entero se consumó la noche del 16 de noviembre de 1989 con la ejecución de ocho personas de la Universidad Centroamericana 'José Simeón Cañas' (UCA). Seis eran jesuitas: Ignacio Ellacuría, rector de la Universidad, filósofo y teólogo de la liberación; Ignacio Martín-Baró, profesor de psicología social, vicerrector de postgrado y director del Instituto de la Opinión Pública; Segundo Montes, estudioso de la situación social de los desplazados salvadoreños en Centroamérica y EE UU y fundador del Instituto de Derechos Humanos de la UCA; Joaquín María López, fundador de la UCA y director de la obra latinoamericana de promoción social 'Fe y Alegría'; Amando López, teólogo y formador de sacerdotes; Juan Ramón Moreno, director de ejercicios espirituales de San Ignacio y alfabetizador en Nicaragua. Dos eran mujeres: Elba Ramos, que trabajaba en la residencia de los jesuitas, y Celina, su hija de quince años. Cinco de ellos eran españoles y tres salvadoreños, personas pacíficas todas ellas que trabajaban por la reconciliación y la justicia en su país. Unos días antes la UCA había sido objeto de un cuidadoso registro. La tarde anterior a la matanza una vecina había oído decir a un soldado: «Esta noche vamos a matar a Ellacuría y a todos esos hijos de puta que están ahí dentro». La mujer no dio crédito a tales afirmaciones por considerarlas bravuconadas soldadescas.
Durante al menos tres lustros la Iglesia de los pobres en El Salvador fue una Iglesia perseguida, y los líderes de comunidades, sacerdotes, religiosos, religiosas asesinados deben ser considerados mártires porque murieron por dar testimonio de la fe cristiana a través de la lucha por la justicia. Sin embargo, ni la jerarquía católica salvadoreña ni el Vaticano los reconocen como tales. Peor aún, los jesuitas asesinados fueron acusados por la propia institución eclesiástica de haberse alejado de su misión evangelizadora y de ser políticamente subversivos. La jerarquía católica no ha dado un solo paso para su rehabilitación. A esto cabe añadir que las actuaciones judiciales que se han sucedido hasta ahora han fracasado y que la Ley de Amnistía de 1993 fue en realidad una ley de impunidad.La decisión de la Audiencia Nacional da aliento a quienes, con la presentación de la querella, pretenden reavivar la memoria histórica, rehabilitar, reparar y hacer justicia a ocho víctimas inocentes que no pueden caer en el olvido.
La decisión de la Audiencia Nacional de investigar el asesinato de seis jesuitas y dos mujeres en 1989 en El Salvador permitirá «hacer justicia a ocho víctimas inocentes que no pueden caer en el olvido» y a las que, según el autor, ni la jerarquía católica salvadoreña ni la Iglesia reconocen como tales

Los jesuitas salvadoreños prefieren que el caso se resuelva en su país

Ante la admisión del Juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, de la querella presentada el pasado 13 de noviembre por la asociación pro Derechos Humanos de España (APDHE) y el Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA), sobre los asesinatos de los mártires de la UCA (Universidad Centro Americana José Simeón Cañas), los jesuitas españoles manifiestan el apoyo a las posiciones de sus compañeros del país latinoamericano que preferirían, en solidaridad con el pueblo salvadoreño, que el caso siguiese su curso legal en su país y no en España.
El Provincial de Castilla de la Compañía de Jesús, Juan Antonio Guerrero, tras hablar con sus compañeros salvadoreños avala sus tesis: "Nosotros no somos partícipes de la apertura del caso en España. Si los familiares por voluntad propia quieren abrirlo, están en su derecho y en ese caso, si nos piden datos, opiniones técnicas, experiencias habidas, se las brindaremos con gusto. Pero como una colaboración ante gente a la que queremos y respetamos. Pero nuestra decisión es sólo trabajar el caso con los instrumentos legales y de diálogo de El Salvador".
Según Guerrero "aunque sabemos que es más difícil hacerlo en El Salvador, también es cierto que los pobres sólo pueden hacerlo allí. Y al menos haciéndolo allí es posible ir abriendo caminos y posibilidades para ellos. No se trata sólo de abrir un caso, sino el camino para otros posibles, ya que nuestros compañeros jesuitas salvadoreños están trabajando no sólo en este caso de los jesuitas sino en muchos otros".
Así, el primer caso que los jesuitas salvadoreños ganaron en la Corte Interamericana de Justicia, con el jesuita Jon Cortina, se ganó gracias a la actividad de la UCA.
En la Comisión Interamericana han ganado un caso que ha obligado al Gobierno de El Salvador a iniciar conversaciones con ellos y tienen otro introducido.
Es por eso que, afirma Juan Antonio Guerrero : "Nosotros no queremos que lo hecho en otro país, como España, pueda entorpecer o quitarle fuerzas para lo que deben hacer nuestros compañeros en El Salvador. Aunque, es verdad que si los familiares desean hacer algo, les respetamos y apoyamos".

Trabajar en las fronteras

El 16 de noviembre de 1989, los jesuitas españoles Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín-Baró, Segundo Montes, Joaquín López y López, Amando López y Juan Ramón Moreno, junto con la trabajadora de la universidad Julia Elba Ramos y su hija Celina, de 15 años, fueron asesinados en el campus de la UCA, en un contexto de conflicto civil en el país.
Los llamados 'mártires de la UCA' son la consecuencia del trabajo en las fronteras que caracteriza a los miembros de la Compañía de Jesús, y al que el Papa Benedicto XVI les animaba a proseguir en su pasada audiencia del 21 de febrero, con estas palabras: "La Iglesia necesita con urgencia personas de fe sólida y profunda, de cultura seria y de auténtica sensibilidad humana y social; necesita religiosos y sacerdotes que dediquen su vida precisamente a permanecer en esas fronteras para testimoniar y ayudar a comprender que existe, en cambio, una armonía profunda entre fe y razón, entre espíritu evangélico, sed de justicia y laboriosidad por la paz. Sólo así será posible dar a conocer el verdadero rostro del Señor a tantos hombres para los que éste permanece hoy oculto o irreconocible. A ello debe dedicarse, pues, preferentemente la Compañía de Jesús".
Desde 1973, cuando se iniciaba el Generalato del Padre Arrupe, casi 50 jesuitas en todo el mundo han muerto violentamente.

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«Si tengo que morir por mis ovejas, voy a morir»

EL OBISPO NAVARRO, JOSÉ LUIS AZCONA, AMENAZADO DE MUERTE EN BRASIL POR MAFIAS DE TRATA DE MUJERES

Cuenta Iñigo Salvoch en Diario de Navarra que José Luis Azcona Hermoso, obispo navarro de la diócesis de Marajó, un archipiélago de islas en la desembocadura del río Amazonas, en Brasil, ha sido amenazado de muerte junto a otros dos obispos del estado amazónico de Pará por su defensa de los derechos humanos y sus críticas a las mafias de tráfico de mujeres y explotación sexual de menores. Uno de los seglares que trabaja con Azcona, también amenazado, ha sido asesinado. Dice que la idea de la muerte le envuelve cada día, pero no va a cejar en la denuncia de los ataques a los derechos humanos en el delta del Amazonas: "Si tengo que morir por mis ovejas, voy a morir".
Las llamadas telefónicas, mensajes anónimos y cartas de amenaza se vienen produciendo desde tiempo atrás debido a las denuncias llevadas a cabo por los religiosos. Incluso ha salido hace unos meses a la luz pública una conversación telefónica grabada por la policía en la que se ponía precio a la cabeza de uno de los obispos: un millón de reales (375.000 euros). Las amenazas han continuado, tal y como explicaba telefónicamente el obispo navarro, de 68 años de edad y natural de Dicastillo, "después de la participación en una comisión de investigación parlamentaria del Estado de Pará".
Hasta le fecha, el obispo navarro ha rechazado el servicio de escolta que le ha ofrecido el Gobierno brasileño "porque es una seguridad relativa. Además estamos marcados para morir muchos más y no todos pueden recibir protección policial", indicó. Azcona ha denunciado también a los narcotraficantes y los "biopiratas" de la fauna y flora de la Amazonía, que usan su diócesis, en el delta del Amazonas, como puerta de entrada y salida.
En la "lista de la muerte" Según el periódico El Liberal de Belém do Pará, el obispo de Marajó, José Luis Azcona (de la orden de los Agustinos Recoletos) se encuentra entre los nombres de la "lista de la muerte" del Estado de Pará. Junto a él también aparecen como amenazados otros dos obispos del mismo estado brasileño de Pará: monseñor Erwin Kräutler, obispo austriaco de la diócesis de Xingu, y Monseñor Flavio Giovenale, obispo italiano de Abaetetuba. La situación ya ha motivado la condena de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil. El episcopado expresó su solidaridad "con los prelados amenazados y con las personas que ellos defienden: "los pueblos indígenas, las mujeres, niños y adolescentes que el tráfico de seres humanos instrumenta, que la explotación sexual vende y las drogas matan".
La diócesis de Marajó comprende la isla de Marajó y varias islas colindantes. El territorio está dividido en nueve parroquias. Monseñor Azcona cuenta con la ayuda de 25 religiosos y 7 sacerdotes.
José Luis Azcona Hermoso (Pamplona, 28 de marzo de 1940) vivió su infancia en la localidad de Dicastillo. Estudió enseñanza media y filosofía en San Sebastián e ingresó en la orden de los Agustinos Recoletos. Fue ordenado sacerdote el 22 de septiembre de 1961 en Roma. En el año 1985 acudió a la misión de Marajó y dos años después fue nombrado obispo en Belem do Pará de la diócesis de Marajó, que abarca una superficie de 83.000 kilómetros cuadrados de islas en el delta del Amazonas. "Es casi la extensión de Portugal. No hay carreteras y las comunicaciones son todas fluviales. Al integrar la Prelatura de Marajó la desembocadura del Amazonas tenemos una de las parroquias más peligrosas del país por sus condiciones geográficas". Cuenta con 500 comunidades de base aunque la distancia desde la sede a alguna de ellas es de hasta 16 horas por barco.
"Si tengo que morir por mis ovejas, voy a morir"
¿Sus denuncias en el Parlamento sobre explotación de menores y tráfico de mujeres están detrás de las amenazas que ha recibido?
Habíamos denunciado hace tiempo en los medios de comunicación la explotación y abuso sexual de menores y el tráfico humano, también de menores. Fui convocado para oficializar esas denuncias en la primera sesión de la Comisión Parlamentaria de Investigación sobre explotación sexual de menores en el Estado do Pará. Con relación a Marajó denuncié la extensión y profundidad de estas prácticas, sobre todo en Breves y Portel, dos municipios muy pobres de la región. La condición pública de estas actividades, de día y de noche en los dos municipios, especialmente en la orillas de los ríos.
¿De qué prácticas está hablando?
Un fenómeno inquietante que denuncié fue la acción de grupos especializados en sacar a las chicas menores de la escuela y orientarlas para estos degenerados sexuales. En muchos casos la responsabilidad directa o indirecta de jueces, policía, fiscales, etc. agrava aún más la situación y la hace muy difícil de ser extirpada.
La repetición de actividades criminales contra los niños y adolescentes en determinado río de la región, Tajapurú, fue también denunciada como lo había sido hace tres años, sin compromiso de nadie para arrancar esta raíz podrida de la sociedad. Adolescentes, ellos y ellas, subiendo en las balsas de transportes que circulan por ese río día y noche para ejercer prácticas de prostitución, vendiendo su cuerpo por unos kilos de carne y unos litros de gasolina... Da un poco la idea de este problema entre nosotros.
¿No es algo que ocurra en el resto del Estado de Pará?
Con relación al Estado de Pará, en general, expuse el parecer de todos los obispos de la región. Según ellos, existe una proliferación creciente de este tipo de abusos en todas las diócesis de la Amazonía oriental. De hecho somos tres los obispos de esta región que estamos marcados para morir. En los tres el motivo es el mismo: haber denunciado esta llaga de la explotación y abuso sexual de menores.
¿Había sufrido amenazas por su trabajo antes de declarar?
Sí, yo sabía que me estaban buscando para matarme por este trabajo. De hecho, otro de los amenazados de muerte, un seglar, ya está muerto.
Han denunciado a las mafias que trafican con mujeres para su explotación sexual ¿Hacia qué destinos o países va dirigido ese tráfico?
Las mujeres que salen de nuestra misión para el extranjero, entre ellas también menores de edad, van para la Guayana francesa, Suriname, o España. Supimos, por ejemplo, por la Policía Federal, que en noviembre de 2007 una chica de nuestra misión de 16 años había sido presa en el aeropuerto internacional de São Paulo en el momento que se disponía a tomar a tomar el avión que la llevaría a Madrid. Interrogada por la policía, dijo que después de algunos días otro grupo de mujeres de su ciudad y otra vecina irían a hacer el mismo recorrido para Madrid. Desgraciadamente según investigaciones de la Policía Federal Brasileña España es un punto de destino de tráfico humano y explotación sexual de brasileñas, tal vez el más frecuentado. ¡Una vergüenza!
¿Cómo concienciar a los ciudadanos de aquí de la gravedad de esta vulneración de derechos? Divulgando abundantemente y sin miedo en los medios de comunicación. Creando conciencia de que es humanamente intolerable esta práctica abominable y denunciando abiertamente, especialmente a los jefes de esta mafias. Además, presionar fuertemente a las autoridades a tomar las responsabilidades que les corresponde con firmeza y radicalidad.
¿En qué condiciones de pobreza viven las personas sometidas a este tráfico?, ¿saben a lo qué se someten cuando viajan?
Viven en condiciones de miseria absoluta, sin un futuro laboral mínimo, provenientes de poblaciones con índices de desarrollo muy bajos, incluso ínfimos. Existe también la miseria cultural y educacional en estadísticas alarmantes. Por ejemplo, uno de los municipios donde más intensa es esta explotación sexual, Portel, tiene un índice de 45% de analfabetos y un elevado número de leprosos. La mayor parte no sabe a lo que las van a someter, van engañadas por promesas falaces.
¿Por qué ha rechazado usted medidas de seguridad como un guardaespaldas?
Sí, no he aceptado guardaespaldas a pesar de ofrecimiento explícito de las autoridades brasileñas. Es algo que aún estoy reflexionando. Por ahora pienso que el tipo de protección que algunas veces ofrecen, como por ejemplo, a uno de los hermanos Obispos de esta región, es deficiente y de poca confianza. Y el riesgo que corren los que ofrecen seguridad es también para ellos muy grande y hasta qué punto se puede pedir protección de quien muerto, va a dejar mujer, hijos. Además, lo que el Estado debe hacer y no hace es investigar quiénes son los que están por detrás de estas amenazas. En nuestro Estado somos 200 personas marcadas para morir. Falta casi completamente investigación.
¿Teme la muerte?
Como nunca, el pensamiento de la muerte me envuelve a toda hora. Es un pensamiento que me ayuda a ver las cosas bajo la luz de lo definido. Por otra parte es un pensamiento sin angustia, ni ansiedad. Gracias a Dios no he perdido un minuto de sueño con este grave problema.
¿Cree que además de las mafias hay intereses políticos?
En la Comisión Parlamentaria de Investigación se vio claramente el interés de los partidos políticos por controlar estas investigaciones en cuanto fue denunciado de pedofilia un Diputado del Parlamento. Hay grandes intereses políticos y económicos. Sí. De ahí la dificultad de una investigación eficiente.
¿Ha recibido apoyo del Gobierno de Lula da Silva?
Lo he recibido en cuanto se me ofreció protección oficial. También por parte de la Comisión que determinó pedir oficialmente protección a mi vida. Veremos cuando llegue el momento oportuno. Sobre Lula, tendríamos mucho que hablar. En concreto, él no se ha manifestado lo más mínimo sobre la situación de los tres obispos amenazados en la Amazonía Oriental. Por otra parte, siendo la Gobernadora de Estado de su partido, él se ve muy condicionado. Le falta ética ciudadana y coraje para superar la dependencia de su partido, el Partido de los Trabajadores (PT).
Habiendo tantas personas señaladas, ¿hay miedo a hablar en el estado de Pará?
Sí, además de los obispos hay más personas amenazadas. No sé cuántas. Existe mucho miedo a que le callen a uno la voz. La ley del silencio prevalece en muchos casos sobre la conciencia y el compromiso con el hermano desvalido. Mucho miedo.
¿Qué le ha aconsejado hacer su orden de los Agustinos Recoletos?
Unánimemente seguir defendiendo los pequeños cueste lo que cueste. Está muy claro para la orden de Agustinos Recoletos que el final del seguimiento de Cristo en nuestras misiones puede ser el de la cruz. Al mismo tiempo, todos ofrecen sus oraciones para que no sea cobarde. Junto con eso, vienen las recomendaciones fraternas a tener cuidado, mucho cuidado.
¿Cómo transmite esta situación a sus familiares de Dicastillo?
Al principio ni les comuniqué nada para no perturbarlos. Cuando ya se hizo público les llamé por teléfono diciéndoles lo que había. Ahora, de vez en cuando los llamo para tenerlos al tanto.
Estos días se juzgaba a algunos de los culpables del asesinato de Ignacio Ellacuría y sus compañeros jesuitas de El Salvador. Ha pasado mucho tiempo. ¿Teme la impunidad de quienes lo amenazan a usted?
La impunidad en este caso y en casos semejantes es un crimen contra la humanidad. La sociedad que la tolera no tiene ya más razones para existir. Supone una desmoralización generalizada del género humano.
¿Qué es lo que les anima a seguir allí, al pie del cañón?
Es Jesucristo. Por él estamos dispuestos a todo. Venga lo que venga. Yo amo a este pueblo. En este rebaño hay muchas ovejas heridas y abandonadas. Si tengo que morir por ellas, yo con la ayuda de Dios, voy a morir.

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