El problema no está en el Papa, sino en el papado

Por José María Castillo
Viernes, 24 de abril 2009


No cabe duda de que el ejercicio del papado es extremadamente difícil. Benedicto XVI dice que se siente solo. Y años atrás, Pablo VI y Juan Pablo II habían pedido ayuda a obispos y teólogos para buscar nuevas formas de ejercer el “ministerio de Pedro”, es decir, el papado. Y es que el problema de fondo no está motivado principalmente por la persona del papa (si es conservador o progresista, de tal o cual tendencia...), sino por el cargo en cuanto tal, es decir, el modo y forma en que el papado ha terminado por organizarse. 

Es evidente que una institución de ámbito mundial, como es la Iglesia católica, necesita una autoridad supranacional que pueda coordinar las actividades que trascienden las fronteras y resolver los problemas que no se pueden solucionar localmente. Pero tan cierto como eso, es que una autoridad así, se puede organizar de formas muy distintas. Puede ser una autoridad democrática o, más bien, monárquica. La forma más antigua en la Iglesia fue la democracia.

La misma palabra “Ecclesía” se tomó del lenguaje técnico de la democracia griega y significaba la “asamblea” de los ciudadanos libres, reunidos para tomar sus decisiones. Así funcionó la Iglesia durante más de mil años, hasta el s. XI. Los grandes defensores de la democracia en la Iglesia, en aquellos siglos, fueron precisamente los papas. Es ejemplar el texto de san León Magno (s. V): “El que debe ser puesto a la cabeza de todos, debe ser elegido por todos” (Epist. 14, 4). Por otra parte, en aquellos siglos, el obispo de Roma no tenía el papel que tiene ahora.

Desde Justiniano (s, VI), la Iglesia quedó gobernada por cinco patriarcados: Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén (“Novella” 109). Roma aspiró siempre a la presidencia, basada en la tradición según la cual san Pedro estaba allí enterrado. Pero es notable que san Gregorio Magno se resistió siempre a ser designado como “papa universal”. Además, el gobierno no estaba concentrado en ningún patriarca, ni siquiera en el de Occidente (Roma), sino que era compartido por todos los obispos que, en los sínodos locales, tomaban las decisiones doctrinales y de gobierno. Se sabe también que el texto de Mt 16, 18-19, que ahora se aplica al primado de Pedro, en toda la Edad Media se aplicaba a los doce Apóstoles y se leía como evangelio en la misa de ordenación de obispos. Se tenía la conciencia de que los Apóstoles había recibido el mismo “honor” y la misma “potestad” que Pedro (Y. Congar). 

A partir de 1073, Gregorio VII tomó la decisión más grave en la historia del papado. Este papa decidió concentrar todo el poder en el obispo de Roma. Una decisión que se reforzó en los siglos siguientes, sobre todo a partir de Inocencio III (1196-1216) cuyos teólogos inventaron la teoría de la “plenitudo potestatis”, en la práctica, el papa como dueño absoluto del mundo, una locura, que no se pudo equilibrar ni siquiera a partir del Gran Cisma, cuando desde 1409 la Iglesia se encontró con tres papas, ninguno de ellos dispuesto a renunciar.

El concilio de Constanza (1415) dijo que el concilio estaba sobre el papa, lo que equivalía a defender que el episcopado está sobre el papado. Esta decisión fue ratificada por el concilio de Basilea (1431). Pero duró poco, ya que el concilio de Florencia (1439) definió que “la Sede Apostólica y el Pontífice romano poseen el primado en el universo entero”. Así quedaron las cosas hasta el Vaticano II, que en la Constitución sobre la Iglesia (nº 22) declaró que el papa es el sujeto de suprema y plena potestad en la Iglesia, pero añadiendo inmediatamente que también tiene esa potestad, junto con el papa, el episcopado mundial. Quedó, sin embargo, sin resolver cómo se han de armonizar en la práctica estos dos poderes.

El actual Código de D.C. resolvió este enorme problema teológico por vía jurídica, afirmando el poder supremo del papa sobre todos los obispos y sobre toda la Iglesia (Can. 331 y 333). Con lo que la Iglesia entera a quedado a merced de las decisiones de un solo hombre. Cosa que no se puede demostrar ni desde el Nuevo Testamento, ni desde la tradición de la Iglesia en sus veinte siglos de historia. 

Esta situación tiene, sobre todo, tres consecuencias graves:

1) Mientras el papado siga como está, es imposible la unión de todos los cristianos. Porque las otras confesiones cristianas saben bien la historia que yo he condensado en pocas palabras. Y esos cristianos no se sienten, ni se pueden sentir, motivados en conciencia a someterse a un poder que no se justifica desde la fe cristiana.

2) El papado así organizado, como monarquía absoluta, hace imposible también que la Iglesia haga suyos e integre en su vida (y en sus relaciones internacionales) los Derechos Humanos. Con lo que los problemas y los conflictos con los poderes públicos y con la cultura actual son y serán incesantes, como lo estamos viviendo a diario y por todas partes. El papado continuará exhortando a los demás a aplicar los Derechos Humanos, pero la Iglesia seguirá sin ponerlos en práctica. Lo que lleva consigo agresiones violentísimas a las personas, a los grupos humanos y a las instituciones públicas.

3) Así las cosas, la Iglesia vive y vivirá en constante contradicción con el Evangelio. Jesús no consintió jamás que ninguno de los apóstoles pretendiera ser el primero, el más importante, el que estaba sobre los demás. Este dato, tan fundamental y tan insistentemente repetido en los evangelios, no ha sido integrado por la teología del papado. Y eso es tanto o mas serio que aquello de “Tú eres Pedro....”. No se puede tomar del Evangelio lo que conviene y dejar lo que incomoda. 

Estoy de acuerdo en que Benedicto XVI ha tomado un camino equivocado. Porque es un camino de retroceso, no de progreso. Pero el problema no está en el papa, sino en el papado.

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La Iglesia y los carismas según Pablo

Fuente: http://www.atrio.org/?p=1715

Las cartas de Pablo revelan lo que era la Iglesia en las comunidades fundadas por él más o menos 20 años después de la muerte de Jesús. La comunidad cristiana está comenzando y tiene todos los privilegios de la infancia.

Debemos considerar las epístolas que son realmente de s. Pablo: Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, 1 Tesalonicenses, Filipenses, Filemón. Las otras fueron escritas después de la muerte de él y varias fueron escritas 30 ó 40 años después de la muerte de él por discípulos de él. Pero estos discípulos cambiaron la eclesiología, con certeza porque las mismas comunidades habían cambiado. El principal cambio es la presencia de ministros permanentes encargados de dirigir la comunidad, presbíteros y diáconos que no fueron establecidos por s. Pablo. De la misma manera los Hechos de los Apóstoles presentan a un Pablo bien diferente del Pablo de las cartas. Es el Pablo al cual se atribuyen todos los cambios que ocurrieron entre la muerte de él y la redacción de los Hechos. El autor de los Hechos no conoció a Pablo ni las cartas de él. Acepta tradiciones populares y agrega discursos y episodios que representan la teología de él y no la teología de Pablo.
1.- El pueblo de Dios
Debemos mantener que el concepto básico de la eclesiología de Pablo es el concepto de pueblo de Dios. El concepto de pueblo no es sociológico. Consulté tratados de sociología y pude ver que en la sociología no se trata del pueblo porque pueblo no es categoría sociológica, no es algo que se pueda observar. Pueblo es una categoría teológica porque es un ideal proyectado como promesa hecha a Abrahán.
Para Pablo los discípulos de Jesús son la continuación del pueblo de Israel. Los jefes de Israel traicionaron las promesas hechas a Abrahán y abandonaron el verdadero Israel. El verdadero y definitivo Israel Está en las comunidades de discípulos de Jesús, judíos y gentiles. Pues las promesas de Abrahán no se dirigen a una pequeña porción de la humanidad separada del resto. La descendencia de Abrahán debían envolver todo el mundo siendo innumerable. Los judíos levantaron barreras e impidieron la entrada de todas las comunidades étnicas separadas de los judíos. Todo eso está en los cap. 9 a 11 de Romanos, exposición fundamental de la eclesiología de Pablo.
Pablo no pretende convertir individuos, quiere extender el pueblo de Dios hasta la extremidad del mundo porque ese es el plan de Dios revelado a Abrahán. Jesús vino para realizar ese plan de Abrahán. Por eso fue muerto. Pero después de él los discípulos rompieron las barreras y fueron al mundo entero y el pueblo de Dios contiene judíos y no judíos. Jesús no vino para salvar almas sino para refundar la descendencia de Abrahán, rompiendo las barreras y asumiendo el mismo la dirección de ese pueblo.
Un pueblo envuelve la totalidad de la vida humana. Jesús no vino a para enseñar una religión o una sabiduría, sino para cambiar toda la vida. Todo forma parte del pueblo: economía, política, cultura, vida corporal desde la comida hasta el uso de los recursos naturales. Todo eso forma el pueblo. Los discípulos tienen por misión inaugurar ese pueblo que será el pueblo de Dios, integrando todos los otros pueblos en la unidad del proyecto de Abrahán. Hay lugar para todos porque no hay más barreras. Jesús suprimió todas las barreras que procedían de una cultura, de una porción de la humanidad, de un modo de vivir, de algunos jefes de los judíos cerrados en sí mismos y separados de los otros pueblos. Los jefes de Israel hacían casi imposible la entrada de los paganos porque levantaban obstáculos casi in transponibles. Ahora el pueblo está abierto y Pablo piensa que en poco tiempo va a envolver a la humanidad entera.
Las comunidades paulinas y los otros discípulos llamados por otros apóstoles constituyen el inicio de este pueblo ahora libre y abierto. Numéricamente son insignificantes pero la fe de Pablo consiste en esto: ver en ellos el comienzo de una nueva humanidad reunida en una única convivencia en que toda la diversidad se une en el amor y en la solidaridad.
2. La “ekklesía” (Iglesia).
En el inicio, los discípulos de Jesús no creían necesario dar un nombre a su reunión. Eran judíos, miembros del pueblo elegido de Israel. Dentro de Israel ellos eran los seguidores del camino de Jesús. Esperaban el reino de Dios anunciado por Jesús. El reino no vino. Apareció más distante que lo previsto. El concepto de reino de Dios fue transferido para el día en que se realizaría realmente el fin de este mundo y el advenimiento del nuevo, esperado como gran milagro de Dios. Aparecía un tiempo intermediario. Los discípulos no podían esperar simplemente ese día bastante distante. Vivían en la tierra, la vida terrestre continuaba. Fue necesario darse un nombre sobretodo cuando entraron paganos convertidos y los discípulos se apartaron de la ortodoxia judaica.
Pablo dio a sus comunidades un nombre que era común a todas y expresaba la unidad entre todas. Pablo adoptó el nombre de”ekklesía”. Era genial porque esa palabra era muy significativa.
La palabra “ekklesía” tenía un solo significado. Era la asamblea del pueblo reunido, del “demos”, para gobernar la ciudad. No tenía otro significado. Tomando esa palabra Pablo sabía muy bien lo que hacía. No escogió ningún nombre religioso. Había asociaciones religiosas de diversos tipos en aquel tiempo en las ciudades griegas. Pero Pablo sabía que no venía a establecer en la ciudad una religión, un culto. La religión, el culto no interesaban. Para Pablo el culto de los discípulos de Jesús era su vida. Pablo venía para llamar a todos para formar un pueblo. Las comunidades de una ciudad representaban un pueblo, el pueblo de Dios en esa ciudad. Eran el verdadero pueblo, formando el verdadero “demos” aunque fuesen todavía una minoría insignificante. Pero Pablo miraba lejos con una fe invencible. Allí estaba el pueblo, en esa asamblea de los discípulos que era la asamblea del pueblo.
Las comunidades eran un pueblo que formaba “ekklesía”, esto es se gobernaban a sí mismo, sin jefes, sin personas que mandaban. Era la verdadera realización del ideal griego de ciudad. Los discípulos formaban entre ellos una auténtica “democracia” realizando el ideal nunca alcanzado por los griegos que admitían la esclavitud y la división de clases.
La verdadera traducción de “ekklesía” debía ser “democracia”. En cada ciudad los discípulos de Jesús forman una democracia. Sin embargo no hubo traducciones: en latín tomaron la palabra griega que perdió su sentido: “ecclesia”, lo que en castellano fue transformado en “iglesia”. La palabra “iglesia” no significa nada, no dice nada. Se transformó en el nombre de una institución.
Quien está en la Iglesia católica puede percibir hasta qué punto nos alejamos de los orígenes cristianos. Hoy quien considera que la Iglesia es y debe ser una democracia, será condenado como hereje. Estamos exactamente en el extremo opuesto de las comunidades cristianas primitivas.
En la “democracia” cristiana todos eran iguales, todos podían hablar, todos podían intervenir en las decisiones tomadas por la asamblea. Era realmente el advenimiento de la libertad, el núcleo de un nuevo pueblo, de una nueva humanidad. Las comunidades no se reunían para hacer un culto, para practicar una religión, sino para convivir unos con los otros en la fraternidad de un pueblo de iguales. Vivir juntos era la razón de esas reuniones. Había naturalmente una comida en común porque vivir juntos es comer juntos.
Lo que más se aproxima a la “ekklesía” de los orígenes, fueron las llamadas comunidades eclesiales de base, una realización de la cual no se tenía más noticia desde la edad media aunque fuese realizada en ciertas iglesias reformadas, sobretodo en Estados Unidos.
3.- Los dones del Espíritu en las comunidades
La Iglesia, esta “democracia” forma una unidad, un solo cuerpo porque es el cuerpo de Cristo. Cada uno es un órgano de Cristo. El propio Cristo reúne todos sus miembros. Él une todos esos miembros por medio de los dones del Espíritu que son diversos. Cada uno recibe un don del Espíritu. El don es una capacidad para servir. Todos sirven a todos, todos están el servicio de todos. Así es la unidad. La unidad es hecha por el Espíritu.
Pablo dejó tres listas de dones o servicios que llama carismas. Las listas no son las mismas. No había catálogo oficial. Las comunidades no debían ser la copia de un modelo uniforme.
1 Corintios 12, 8-10: “A uno, el Espíritu da el mensaje de sabiduría; a otro, la palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro el mismo Espíritu da la fe; a otro todavía, el único y mismo Espíritu concede el don de las curaciones; a otro el poder de hacer milagros; a otro la profecía; a otro, el discernimiento de los espíritus; a otro el don de hablar en lenguas; a otro, el don de interpretarlas.”
1 Corintios 12, 28-30: “Aquellos que Dios estableció en la Iglesia son, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas, en tercer lugar, doctores. Vienen enseguida los dones de los milagros, de las curaciones, de la asistencia, del gobierno y de hablar diversas lenguas”.
Romanos 12, 6-8: “Quien tiene el don de profecía, que lo ejerza según la proporción de nuestra fe; quien tiene el don de servicio, lo ejerza sirviendo, quien el de enseñanza, enseñando, quien el de exhortación, exhortando. Aquel que distribuye sus bienes, que lo haga con simplicidad; aquel que preside, con diligencia; aquel que ejerce misericordia, con alegría.”
No necesitamos aquí investigar cuál era el contenido concreto de cada uno de estos dones. Lo que nos importa es que todos los miembros tienen un papel en la comunidad. Si alguien preside, no es para mandar, sino para reunir. En las comunidades paulinas nadie manda, ninguno impone. Se realiza lo que dijo don Helder cuando llegó a Recife: aquí dos palabras son prohibidas: Mandar y exigir.
Naturalmente esas comunidades eran pequeñas y no necesitaban de mucha organización. Aparecían problemas, conflictos, rivalidades, pero esos problemas no se resolvían por la imposición de un jefe.
Pablo siempre reivindicó su calidad de “apóstol” por haber sido llamado por el propio Cristo, así como los Doce, aunque en circunstancias diversas tienen autoridad para anunciar el evangelio. En su misión itinerante fue el fundador de muchas comunidades. Él reivindica la autoridad del padre de la comunidad, lo que le confiere una autoridad única.
Sin embargo, es importante ver como Pablo ejerce esa autoridad. No manda, no impone. Tenemos un testimonio muy significativo en 2 Corintios. Como es bien sabido, la 2 Corintios no es una sola carta, sino una colección de cartas integradas en un conjunto. Es fácil reconocer las varias cartas. 2 Corintios contiene 5 cartas que todas se refieren a un incidente que ocurrió en Corinto.
Cuando Pablo estaba en Éfeso, estalló una crisis en Corinto. Alguien contestó la autoridad de Pablo y lideró un grupo de opositores ( 2 Corintios 2, 5-6). Pablo corrió a Corinto. La visita de él fue breve y no tuvo ningún resultado. Por el contrario, el jefe de la oposición insultó al propio Pablo y lo desafió abiertamente. Pablo prefirió retirarse y esperar mejores condiciones para iniciar una estrategia diferente en vista a una reconciliación.
Desde Éfeso, Pablo escribió una carta exhortando a los discípulos de Corinto a reconciliarse con él. Esta carta está en 2 Corintios 2, 14 - 7, 4. Era una carta de apología. No era la primera, porque en 2 Corintios 2,3.4.9 Pablo menciona una carta escrita en lágrimas. Algunos pensaron que podía ser 2 Corintios 10-13, pero esta no parece haber sido escrita con emociones tan fuertes. Si no es esa, la carta en lágrimas está perdida. Con certeza la carta en lágrimas fue el momento culminante de la crisis.
Entonces Pablo envió a Tito a Corinto para ver si él conseguía resolver el problema, es decir, que los Coríntios reconociesen la autoridad apostólica de Pablo. La misión de Tito fue un éxito total. Viajó para anunciar esa noticia a Pablo. Este ya estaba tan impaciente que salió de Éfeso para ir al encuentro de Tito. Ellos se encontraron en la Macedonia, probablemente en Filipos. Pablo quedó tan alegre que escribió y mandó a los Coríntios la carta de reconciliación, 2 Corintios 1,1 - 2,13; 7,5-16.
Una vez hecha la reconciliación Pablo quiso retomar el asunto de la colecta para los pobres de Jerusalén, lo que había sido una iniciativa de los Coríntios, pero había sido abandonada cuando estalló el conflicto. Pablo mandó dos cartas para hablar de esa colecta e insistir. Quiso exhortar a los Coríntios para estimularlos. Son los capítulos 8 y 9 de 2 Corintios.
Este episodio es muy interesante. Pablo podía haber invocado su carácter de apóstol para imponerse. Podía haber proferido una sentencia de condenación a los rebeldes, o hasta de expulsión de la comunidad. Prefirió el camino del diálogo con el fin de conseguir una reconciliación.
Hoy en día llama mucho la atención el hecho de que no hay ninguna ordenación. Cada uno recibe su carisma directamente del Espíritu. El carisma es aceptado porque el discípulo muestra su capacidad. Nadie es designado para un oficio particular. La espontaneidad basta para resolver los problemas de la vida comunitaria. No faltan los dones del Espíritu. Las comunidades eran pequeñas. No había ninguna organización formal.
También llama la atención el hecho de que no hay ningún ministerio o ningún carisma de tipo litúrgico o cultual. Hoy en día las ordenaciones y los ministerios litúrgicos o cultuales ocupan el primer lugar en la Iglesia católica hasta el punto de apagar los dones de la comunidad. En Corinto nadie fue ordenado para bautizar. Nadie fue ordenado o designado para presidir la celebración de la eucaristía, ligadas a las comidas comunitarias. Preside la eucaristía, o sea, distribuye el pan la persona que preside la comida. Es la persona que en las comidas hace la oración de acción de gracias.
Esta situación corresponde al hecho de que no hay culto litúrgico en las comunidades cristianas. Todo el culto del Antiguo Testamento desapareció y fue sustituido por un culto hecho de realidad y no de símbolos. De ahora en adelante el templo son los propios discípulos en su cuerpo. En ellos habita Dios (1 Corintios 3,16-17)
No hay más sacrificios cultuales. Los sacrificios son la vida corporal de los discípulos, sus actividades inspiradas por el Espíritu (Romanos 12,1; Filipenses 3,3). Sacerdotes son todos los discípulos que ofrecen su vida de cada día vivida en su cuerpo.
No hay nada litúrgico. La liturgia es la vida real… Más tarde la influencia del Antiguo Testamento y de las religiones paganas hizo que los cristianos se diesen también un culto litúrgico hecho de símbolos. Entonces van a aparecer ministros ordenados para ese culto. Después de Constantino hubo un desarrollo radical de culto litúrgico y de sus ministros. La Iglesia sé clericalizó y los carismas desaparecieron, por lo menos de la conciencia de los cristianos y de las estructuras oficiales de la Iglesia.. En el tiempo de Pablo nadie imaginaba sacerdotes ordenados para un culto. Los ministerios eran servicios reales parar la comunidad o para los pobres.
4. La Iglesia pobre
El tema de la pobreza es fundamental en la eclesiología de Pablo. Digamos luego que el tema de la Iglesia pobre de Pablo no tiene nada que ver con el tema contemporáneo de la opción preferencial por los pobres. Quien hace opción por los pobres sólo puede ser rico. La Iglesia que hace esa opción, es una Iglesia rica. Esta es de hecho la condición de la Iglesia católica hoy en día. Cuando los obispos de Medellín hicieron opción por los pobres, sabían que eran ricos y representaban una Iglesia rica. Querían responder al desafío que representa la condición de obispo rico que se dice sucesor de apóstoles que eran pobres.
Pablo hace una larga exposición de ese tema de la pobreza en 1 Corintios 1,17 - 2,16 y 3,18 - 23. El tema de la pobreza está ligado al tema de la cruz. Pablo anuncia Jesús crucificado y su eclesiología deriva de ese tema básico. La pobreza suprema es la cruz. La cruz es la situación de la peor degradación humana, es la total impotencia. Por eso ella es objeto de vergüenza. Ser crucificado es la mayor vergüenza. Es el desprecio, el rechazo, objeto de escarnio: la cruz reduce el ser humano a una basura.
Ahora bien, Dios escogió la cruz, la basura, el escándalo, la vergüenza para crear la nueva humanidad. Esa cruz está presente en los pobres. Dios escogió lo que es lo más despreciado en la humanidad. Por eso escogió a los pobres. Los pobres son los elegidos para iniciar la caminata de la liberación de la humanidad. Los pobres son escogidos porque son rechazados, maltratados, reducidos a la impotencia. Dios escoge lo que es más débil para mostrar que su fuerza actúa por medio de aquello que es “más débil”. La comunidad de Corinto es un ejemplo de esa manifestación de su poder creador.. En Corinto hay pocos ricos y la comunidad está hecha esencialmente de pobres.( 1 Corintios 1,26).
La Iglesia según s. Pablo es esa Iglesia de los pobres que era el sueño de Juan XXIII.
Hay una insistencia especial en la pobreza cultural. Dios rechazó la sabiduría de los sabios y escogió la locura de la cruz. Locura quiere decir debilidad intelectual, pobreza de cultura. No necesitamos de la ayuda de la filosofía griega. La verdadera sabiduría es la sabiduría de la cruz. Es la sabiduría de los pobres.
Pero la pobreza es naturalmente también material. Tenemos una descripción de esa pobreza material en la descripción que Pablo hace de su vida. Pues él mismo en su misión fue una muestra de la sabiduría de la cruz. “Estuve en medio de vosotros lleno de flaqueza, recelo y temblor; mi palabra y mi predicación no tenían brillo ni artificios para seducir a los oyentes, pero la demostración residía en el poder del Espíritu para que ustedes creyesen, no por causa de la sabiduría de los hombres, sino por causa del poder de Dios” (1 Corintios 2,3-5) Ahora, he aquí la pobreza material: “Nosotros somos locos por causa de Cristo; y ustedes, ¡cómo son prudentes en Cristo! ¡Nosotros somos débiles, ustedes son fuertes! ¡Ustedes son bien considerados, nosotros somos despreciados! Hasta ahora pasamos hambre, sed, frío y malos tratos, no tenemos un lugar seguro para vivir; y nos agotamos, trabajando con nuestras propias manos. Somos maldecidos, y bendecimos; perseguidos, y soportamos; calumniados, y consolamos. Hasta hoy somos considerados como la basura del mundo, el estiércol del universo” (1 Corintios 4-10-13; cmp. 2 Corintios 11,16-12,10).
Si consideramos los 2000 años de la historia de la Iglesia, ¡cómo no quedar asustados por la enorme distancia que nos separa de los orígenes! A pesar de todo, siempre hubo un resto, una pequeña minoría que fue fiel a los orígenes y comunidades pobres que oyeron el mensaje de locura de la cruz. Al lado de ellos hubo tanta riqueza, tanto poder que ocultaban el evangelio!
En la conquista de América hubo algunos misioneros que reprodujeron el modelo de Pablo: los dominicanos de la isla Española, los franciscanos de México central, los jesuitas de las misiones guaraníes. Al lado de eso, todo el poder y la riqueza de una Iglesia ligada a los conquistadores. Hasta hoy, cuántas tentaciones de poder!
Se habla de una gran misión en América latina. Pero esta Iglesia que somos ahora, ¿qué puede anunciar a las masas pobres de América latina? ¿Qué autoridad tiene esa Iglesia que busca tanto el poder? La gran misión sólo podría ser una gran conversión de la Iglesia. Esa conversión sería obra de los pobres de América latina. La Iglesia no tiene nada que enseñar y todo por aprender. La verdadera Iglesia está en medio de los pobres como Iglesia crucificada, sin sabiduría humana, sin prestigio, sin edificios, sin teología, sin diplomas universitarios, realmente el estiércol del mundo, ignorada y despreciada. Allí está la cruz de Cristo que nosotros no sabemos enseñar.
Esta es la gran lección que nos viene de s. Pablo. ¡Es una locura, pero podemos tratar de ser locos!
José Comblin


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Otra Iglesia, otra religión

Publicado en el diario Noticias de Alava, de España
POR MIGUEL IZU

AFLIGIDOS y desconcertados, es el sentimiento predominante de muchos cristianos en nuestro país ante la situación de la Iglesia católica ("asamblea universal", significaría la expresión griega original, aunque poco de asamblea y cada vez menos de universal tiene). Sentimiento que se ha volcado en el manifiesto Ante la crisis eclesial recientemente publicado y suscrito por 300 personas que sin duda podrían ser muchas más si se quisieran solicitar más adhesiones. Late en ese escrito el mismo deseo de otra Iglesia ("deseamos una Iglesia mejor") que hace años se contiene en el esperanzado lema "Otra Iglesia es posible" que se impulsa desde movimientos como Siomos Iglesia o Redes Cristianas.
Comparto esas reflexiones, a las que quiero añadir alguna más. Difícilmente veremos otra Iglesia, y menos otra Iglesia mejor, si no extendemos el debate a qué concepto de religión abrazamos los cristianos. Porque muchos de los equívocos y contradicciones internas de la Iglesia pueden venir de ahí.
Durante buena parte de la historia de la humanidad la religión (cualquier religión) ha consistido en buena parte en un instrumento de dominación política. Poder político y poder religioso han ido unidos; el gobernante ha sido también sumo sacerdote, cuando no divinidad. Ejercer el poder sobre una sociedad ha implicado, entre otras cosas, el monopolio de la relación con lo sagrado y el monopolio en la definición de la verdad. Ley divina y ley civil han sido una misma cosa, delito y pecado dos caras de la misma moneda. En estas circunstancias, la religión ha consistido principalmente en una ideología que sirve para legitimar el orden político y social existente, el poder se ejerce en nombre de Dios. Cada comunidad política tiene una religión oficial y castiga tanto la herejía como la apostasía.
Pese a esa imposición obligatoria de unas creencias y unas normas, o precisamente por eso mismo, también ha sido normal la aparición de las disensiones religiosas. De cuando en cuando algún grupo impugna los dogmas establecidos; en unos casos logra tomar el poder y reformar la confesión religiosa a la que pertenece, las más de las veces es expulsado o debe abandonarla para crear una nueva religión. Con frecuencia esa nueva religión adopta la forma de secta; me refiero como secta al grupo religioso minoritario que se basa en la convicción de hallarse en posesión de la verdad y del bien frente al resto del mundo que encarna la mentira y el mal, y que tiende a cerrarse sobre sí mismo en actitud defensiva y habitualmente en torno a un líder carismático al que se otorga la facultad de definir los nuevos dogmas por los que se va a regir.
El cristianismo en origen no respondía a ninguna de estas dos concepciones de la religión. El evangelio que predica Jesús de Nazaret fue completamente rupturista en este sentido. No pretendía dar lugar a una nueva religión confundida con el poder político ("mi reino no es de este mundo"; "dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"), ni impulsar una revuelta política ("guarda tu espada, porque el que a hierro mata a hierro muere"), sino generar una renovación espiritual ("amad a vuestros enemigos, rogad por vuestros perseguidores"; "yo quiero misericordia y no sacrificios"). Pretensión in-compatible con un orden social y político teocrático que le llevó a ser condenado a muerte. Pero tampoco pretendió fundar una nueva secta de personas puras cerrada y excluyente ("no juzguéis y no seréis juzgados"; "yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores") sino anunciar un mensaje abierto a cualquier persona ("la Buena Noticia será proclamada a todas las naciones").
Por desgracia, el mensaje original ha sido adulterado demasiadas veces, y demasiadas veces dentro de la propia Iglesia. La apropiación del cristianismo por el Imperio Romano como religión oficial (y después, por tantos otros gobernantes) lo convierte en una mera ideología religiosa al servicio del poder contra la que periódicamente han de advertir, al igual que los profetas del Antiguo Testamento clamaban contra sus reyes, tantos otros profetas y renovadores que con mayor o menor éxito y acierto apelan a la vuelta a las raíces evangélicas (desde Francisco de Asís hasta Juan XXIII, pasando por Erasmo de Róterdam o Hélder Cámara, sin olvidar a Lutero y otros reformadores separados del tronco de la Iglesia católica). Apelación de la que en buena medida se nutre también el Concilio Vaticano II. Y la tentación de convertirse en nuevas sectas de minorías elegidas y selectas ha arrastrado también a lo largo de la historia a muchos grupos de cristianos y ha estado en la génesis de muchos cismas.
En el mundo moderno, el que surge de la Ilustración, ya no es aceptable una religión con pretensiones de detentar el monopolio de la verdad y mucho menos de que la verdad se pueda imponer por el poder político. Las ideas de libertad y pluralismo que forman parte de nuestra cultura política lo impiden. Pero si bien la Iglesia católica formalmente ha aceptado esas ideas todavía se resiste a ponerlas en práctica y llevarlas hasta sus últimas consecuencias. Parece que le produce demasiado vértigo despegarse del poder político, le da demasiado miedo aceptar el laicismo, le cuesta demasiado imaginar un Papa que deje de ser jefe de Estado y deje de vestir como un emperador romano y de utilizar su mismo título de Sumo Pontífice , le cuesta dejar de funcionar como una monarquía absoluta. Y cuando parece que acepta, como es el caso de la jerarquía eclesiástica española, que tiene que renunciar a constituir no sólo la religión oficial sino también la religión hegemónica y privilegiada, que tiene que resignarse a un escenario de pluralidad ideológica, cultural y religiosa, le asalta la fuerte tentación de comportarse como una secta. Una secta cerrada, excluyente e intolerante. Tanto que está alejando a sus propios fieles por no ser lo suficientemente puros y obedientes.
La Iglesia tiene una gran dificultad para encajar en el mundo moderno, entre otras cosas, porque tiene una gran dificultad para renunciar a un concepto de religión que no sólo no encaja en el mundo moderno sino que ni siquiera encaja en el evangelio. La necesidad de reevangelizar el mundo moderno a la que con tanta frecuencia se apela por el Papa y por otras autoridades eclesiásticas es evidente; pero la reevangelización debería empezar por el Vaticano.
* Católico

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ANTE LA CRISIS ECLESIAL

Alrededor de 300 teólogos y responsables de comunidades de base españoles(entre ellos, Juan José Tamayo, Imanol Zubero, Evaristo Villar, Juan Masiá o Juan Antonio Estrada) han suscrito un documento, titulado "Ante la crisis eclesial", en el que constatan la "pérdida de credibilidad de la institución eclesial", cuya "causa principal es la infidelidad al Vaticano II y el miedo ante las reformas que exigía a la Iglesia".
A su vez, reclaman "la urgente reforma del entorno papal", denuncian la "incapacidad para escuchar" de la jerarquía y la "doble actitud de mano tendida hacia posturas lindantes con la extrema derecha autoritaria (aunque sean infieles al evangelio e incluso ateas), y de golpes inmisericordes contra todas las posturas afines a la libertad evangélica".
Somos conscientes de que este escrito es un procedimiento extraordinario, pero nos parece que también es extraordinaria la causa que lo motiva: la pérdida de credibilidad de la institución católica que, en buena parte, es justificada y que los medios de comunicación han convertido ya en oficial, está alcanzando cotas preocupantes. Este descrédito puede servir de excusa a muchos que no quieren creer, pero es también causa de dolor y desconcierto para muchos creyentes. A ellos nos dirigimos principalmente.
1.- La Iglesia fue definida desde antiguo como santa y pecadora, “casta prostituta”. Crisis graves no han faltado nunca en su historia, y la actual puede dolernos pero no sorprendernos. Toda crisis es siempre una oportunidad de crecimiento, si sabemos en estos momentos “no avergonzarnos del Evangelio” y amar a nuestra madre. Sabiendo que el amor a una madre enferma no consiste en negar o disimular su enfermedad sino en sufrir con ella y por ella. Si deseamos una Iglesia mejor no es para militar en el club de los mejores, sino porque el evangelio de Dios en Jesucristo se la merece.
2.- No hay aquí espacio para largos análisis, pero parece claro que la causa principal de la crisis es la infidelidad al Vaticano II y el miedo ante las reformas que exigía a la Iglesia. Ya durante el Concilio se hicieron durísimas críticas a la curia romana. Más tarde Pablo VI intentó poner en marcha una reforma de esa curia, que ésta misma bloqueó. Es muy fácil después convertir a un papa concreto en cabeza de turco de los fallos de la Curia. Por eso preferimos expresar desde aquí nuestra solidaridad con Benedicto XVI, a nivel personal y a pesar de las diferencias que puedan existir a niveles ideológicos: porque sabemos que los papas no son más que pobres hombres como todos nosotros, que no deben ser divinizados. Y que si algún error grave se cometió en todos los pontificados anteriores fue precisamente el dejar bloqueada esa urgente reforma del entorno papal.
3.- Una de las consecuencias de ese bloqueo es el injusto poder de la curia romana sobre el colegio episcopal, que deriva en una serie de nombramientos de obispos al margen de las iglesias locales, y que busca no los pastores que cada iglesia necesita, sino peones fieles que defiendan los intereses del poder central y no los del pueblo de Dios.
Ello tiene dos consecuencias cada vez más perceptibles: una es la doble actitud de mano tendida hacia posturas lindantes con la extrema derecha autoritaria (aunque sean infieles al evangelio e incluso ateas), y de golpes inmisericordes contra todas las posturas afines a la libertad evangélica, a la fraternidad cristiana y a la igualdad entre todos los hijos e hijas de Dios, tan clamorosamente negada hoy. Otra consecuencia es la incapacidad para escuchar, que hace que la institución esté cometiendo ridículos mayores que los del caso Galileo (pues éste, aunque tenía razón en su intuición sobre el movimiento de los astros, no la tenía en sus argumentos; mientras que hoy la ciencia parece suministrar datos que la Curia prefiere desconocer: por ejemplo en problemas referentes al inicio y al fin de la vida). La proclamada síntesis entre fe y razón se ve así puesta en entredicho.
4.- Pero más allá de los diagnósticos, quisiéramos ayudar a actitudes de fe animosa y paciente para estas horas negras del catolicismo romano. Dios es más grande que la institución eclesial, y la alegría que brota del Evangelio capacita hasta para cargar con esos pesos muertos. No vamos a romper con la Iglesia, ni aunque hayamos de soportar las iras de parte de su jerarquía.
Pero tememos la lección que nos dejó la historia: las dos veces en que el clamor por una reforma de la Iglesia fue universal y desoído por Roma, están relacionadas con las dos grandes rupturas del cristianismo: la de Focio y la de Lutero. Ello no significa que la ruptura fuese legítima: sólo queremos decir que no pueden tensarse las cuerdas demasiado. Tampoco vamos a romper, porque la Iglesia a la que amamos es mucho más que la curia romana: sabemos bien que apenas hay infiernos en esta tierra donde no destaque la presencia callada de misioneros, o de cristianos que dan al mundo el verdadero rostro de la Iglesia.
5.- Durante gran parte de su historia, la Iglesia fue una plataforma de palabra libre. Hoy nadie creerá que un santo tan amable como Antonio de Padua pudiera predicar públicamente que mientras Cristo había dicho “apacienta mis ovejas”, los obispos de su época se dedicaban a ordeñarlas o trasquilarlas. Ni que el místico san Bernardo escribiera al papa que no parecía sucesor de Pedro sino de Constantino, para seguir peguntando: “¿hacían eso san Pedro o San Pablo? Pero ya ves cómo se pone a hervir el celo de los eclesiásticos para defender su dignidad”. Y terminar diciendo: “se indignan contra mí y me mandan cerrar la boca diciendo que un monje no tiene por qué juzgar a los obispos. Más preferiría cerrar los ojos para no ver lo que veo”... Precisamente comentando este tipo de palabras, escribía en 1962 el papa actual (en un artículo titulado “libertad de espíritu y obediencia”): “¿es señal de que han mejorado los tiempos si los teólogos de hoy no se atreven a hablar de esa forma? ¿O es una señal de que ha disminuido el amor, que se ha vuelto apático y ya no se atreve a correr el riesgo del dolor por la amada y para ella?”.
Así quisiéramos hablar: no nos sentimos superiores, pues conocemos bien, en nosotros mismos, cuál es la hondura del pecado humano. La Escritura, hablando de los grandes profetas, enseña que su destino no es el protagonismo sino la incomprensión; y ante eso nos obligan las palabras del apóstol Pablo: “si nos ultrajan bendeciremos, si nos persiguen aguantaremos, si nos difaman rogaremos”. Pero nos sentimos llamados a gritar porque también hay allí una imprecación impresionante que tememos tenga aplicación a nuestro momento actual: “¡por vuestra causa es blasfemado el nombre de Dios entre las gentes!”.
“Fijos los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe” sabemos que podemos superar estos momentos duros sin perder la paciencia ni el buen humor ni el amor hacia todos, incluidos aquellos cuyo gobierno pastoral nos sentimos obligados a criticar. Este es el testimonio que quisiéramos dar con estas líneas.
Juan Antonio Estrada, Imanol Zubero y las firmas que siguen:



Aburto Rike, Juan María 30554294-J 
Adell Ventura, Joaquim 19103075 B 
Aguinaga García Marisa 968970 A 
Aguirre Osacar, Alejandro 15 547 929 K 
Aguirre Martín-Gil Mª Teresa 70553205S 
Alcalde Revilla José Luis 13859081 V 
Alegre Santamaría Xavier 39264949 Q 
Amigot Gracia, José Manuel 15.640.357-N 
Andrea García Calvo, Maite 78924388 
Anta Moldón Argentina 11683869 F 
Aranda Latorre, José Miguel 40916223 M 
Arias Ergueta, Pedro Luís 22.711.607 G 
Arnedo Forcano Ricardo 73917777 E 
Arpide Etxano Xabier 30 671 794-Y 
Arpide Etxano Asier 30672183 G 

Arregui Olaizola, José 15895560 
Askasibar Renobales, Xabier 30.594.377-F 
Apastegui Mangado, Augusto 15 785 712-F 
Ayerra Rodríguez Mari Patxi 16473264 C 
Azilu Sagastuy Jesús 39611688 F 
Azpeitia Bengoa, Miguel Ángel 14538723-D 

Baena Altisent Mª Isabel 280103 E 
Baeza Atienza Javier 5166967 Q 
Barba Pérez Carmen 40857366 H 
Barbazán Díaz Pilar 50272247 C 
Barja de Quiroga Mª Mercedes 32109212 Q 
Barja de Quiroga Mª Dolores 32109211 S 
Beca Mª Pilar 144164T. 
Beltrán de Otalora Goya, José L. 16126115 X 
Beorlegui Rodríguez, Carlos 72624921 Y 
Bérchez González Rafaela 30020366 F 
Bernabeu López José Ramón 23556575 K 
Blanco Ruíz Antonio 39598700 Z 
Blázquez Jiménez Virginia 28358995 
Boedo Osorio Rosa Mª 32278025 
Bofill Portabella Roser 37808430H 
Bosch Sintes Juan José 42436724 E 
Bragulat Bosom Francesc 36886382V 
Bueno González Rafael 2928852 E 

Calle de la Peña, Javier 14.582.378-X 
Carreras Ignasi 37685405 C 
Carrión Mangas, Hipólito 14 509 829 A 
Casas Andrés, Roberto 20180035 L 
Carrasco Macarro Joaquín 76202113 P 
Casasnovas Ana Mª 368367 O 
Castel Branco Mª Ines 3514901 H 
Castell-Ruiz Casado, Ana 16 000 886-Q 
Castelli Hugo 0121318 Q 
Castillo Rodríguez Javier 5354576 S 
Castro Recuero Jesús 35926170 D 
Celigueta Crespo Tere 16213653 X 
Cigüenza Zuazo, Marta 30679172- R 
Claret Corominas Jordi 36606722Z 
Collado Broncano Manuel 6818933 P 
Coloma León, Agustina 18 191 207-R 
Comes Ballester, Josep Antoni 13833407B 
Corera Oroz, Concepción 15.768.514-J 
Corera, Violeta 14403138 D 
Crende Corbera 51852537 A 
Criado Lobato Modesta 12135895 Z 
Cruces Gaitán Timoteo 1154744 Y 
Cuenca Valdivia Pedro 25880655 C 

De Burgos Román Juan 00104125 G 
De Dompablo y B. de Qurirós Jorge 50028132 G 
De Juan-Creix i Bretón Ignasi 46217240 M 
De la Vega Cebrián María 17682192 E 
Del Rey, Charo 14782926K. 
Delgado López Teresa 7695095_P 
De Miguel Rivas Carmen 29812226 Y 
De Sebastián Luis 14138382 Y 
De Tapia Pérez Emiliano 12699456 Y 
Díaz Flor 50 417 463 Z 
Díaz Ortiz José 1239300 Z 
Domínguez Domínguez Matías 75497843 K 
Duato Gómez-Novella, Antonio 19255891 S 

Echávarri Zuazu, Mª Angeles 18.208.322-G 
Echeverría Erro, Jesús 15.528.725- E 
Echeverria Erro, Teresa 15731689 B 
Eizaguirre Díez de Rivera Carmen 727761 H 
Espino Granado José Luis 12971899 
Esquinas Candenas Mercedes 2768657 S 
Estrada Díaz Juan Antonio 28363136 L 
Etxeazarraga Gokikoetxea 14090412 Z 

Fanjul Suárez Gonzalo 834418 R 
Fernández Barberá Carlos 990683 G 
Fernández Benítez, Miguel 31626263K 
Fernández Campoamor Beatriz 1065753 W 
Forcano Cebollada Benjamín 39614473 D 
Forcano Lloveras Antonio Mª 38783531 
Fuster Junquera Patricia 50799973 B 

García-Aguiló Lladó Matilde 00021425 N 
García Albertos José Ramón 50856823 M 
García-Castellano García Ana 50304392 B 
García de Eulate Romanos Mª Jesús 15751977J 
García García José Luis 3191314 
García González Quintín 72110042 
García Monge José Antonio 17234790 Q 
García-Moreno García Catalina 76201561 P 
García Pérez, Rubén 29034601-E 
García Roca, Ximo 19473972 X 
Garrido Amado Mª Victoria 1205123 S 
Garzón Montenegro Elena 2525345 Z 
Gaztambide Roldan, Sagrario 15 781 483 X 
Gil, Carlos 16022785L 
Giménez Meliá Josep 41491831 S 
Ginel Viela Alvaro 03053619 R 
Gómez-Marthino Cortés Ana 07227190 S 
Goikoetxea Iturregui, Marije 30550821J 
Goikoetxea Iturregi, Enrique 14.940.251 A 
Gómez Cañedo, Julio 30581038 P 
Gómez Rodríguez, Enrique 7406551-E 
González González Ana Mª 50663052 D 
González Faus José Ignacio 17242601 F 
González López Guillermo 31.601.905C 
González Tánago Julio 31071000 R 
Goñi Soroa, Javier 14.520.718 
Górriz Latorre, Jorge 37 616 161-Y 
Gorrochategui Oyaneder Carmen 14.998.851 E 
Grande Lorenzo Beatriz 002026875 T 
Gutiérrez del Val, Macrina 51 576 698 A 

Haya Oteiza Margarita 13730352 L 
Hernández Rey Carmen 76223632 E 
Hernández Zubizarreta Antonio 14861528 
Hernández Martínez Antonio 1465593 Q 

Ibáñez Pastor Luis 19471762 P 
Iglesias Meilan, Jose Luís 15.360.721 X 
Iragui Aguinaga, Sixto 15 766 039-E 
Iribarren Echarri Mª Teresa 15596795 N 
Iribarren Lizarraga, Jesús 15.736.229- C 
Iruretagoyena Sánchez, Javier María 30674429 L 
Isusquiza Yarritu, Luís Ignacio 14.912.963 Q 
Jiménez Larrea, Marta 14.507.051 V 
Jiménez Urbano, José Luis 16 009 788-V 
Joya Castellano Blanca 51593264 D 
Juan Herranz Gema 208055475 T 

Laborda Hernández, Joaquin 15 775 813 K 
Lanao Clavera Jesús 40788930 V 
Largo Macho Otilio 01319397 V 
Larraya Zaragüeta Manuel 15707721 D 
Linaza Antonio 14165671 V 
Llano, Ana 14579510V 
Llorente Mingo, Javier 30.621.557 R 
Lobo Alonso José Antonio 6479974 T 
Lois Fernández Julio 35125497 N 
López Bruñet Trinidad 98868 Z 
López López Juan Francisco 707874835 
López Yebra Emilio 34583988 S 
Lunar Hernández Carmen 50785987 D 

Madariaga Garamendi, Iosu 14.599.599G 
Maestrojuan Correcher, Pilar 15717077G 
Malla Escofet Pilar 36184813 V 
Marone Borbón Mª Teresa 2190621 D 
Markina García, Nerea 78876552 F 
Martí Félix 37112869 T 
Martín de la Concha José Luis 11983287 - B 
Martín Martínez, Vicenta 16 485800 K 
Martínez de Ag. Ortiz de Zárate, Javier 14 139 890- L 
Martínez Flórez, Ángel 71392933 J 
Martínez Genique Alberto 2130434 J 
Martínez García Salvador 22483478 N 
Martínez González Manuel 03792458 A 
Martínez Gordo Jesús 14686667 
Martínez Lalmolda, Carmelo 13198059S 
Martínez Rodamiláns, Ana María 14826565 Y 
Martínez Sola Mª Mercedes 74955417 G 
Masiá Clavel, Juan 22309570 F 
Mateo de Miguel Felícitas 16491613 S 
Mendezona, Mikel 78887981 
Mendia Gallardo, Rafael 14841641 V 
Mendoza García Salvador 22483478 N 
Merino Paz Dolores 5375651 E 
Merino Pérez Lorenzo 1322162 F 
Mesperuza Rotger, Eskolumbe 30.564.326 V 
Miaja de Sarrazo Ana María 1397997 B 
Mirena Bakaioa Joseba 15772534 P 
Mora Moracho, Natividad 00.847.177-H 
Moreno Domingo Carmen 646822 Q 
Moreno Muguruza Carmen 06366099 K 
Moreno Muguruza Mercedes 6364954 A 
Moreta Ignasi 46242631 G 
Mostazo Alava, Ana Carmen 16 008 254-R 
Muerza Serra, Javier 15.740.517-F 
Múgica Munárriz, Guillermo 15689652- H 
Mujal Lluis G. 36878831X 
Muñoz Barrera, Francisco 16000254-M 
Murillo Urcelay Isabel 15763426 
Mutiloa Goldáraz, Mª del Carmen 15.701.608- Z 

Oiz Ibarrola, Roberto 15.760.741-Z 
Oliveres Sanvicens Mª Lluisa 36239218 G 
Onrubia Javier 680616 T 
Ontañón Carrera Guillermo 344083 A 
Oñate Lamas Joan 37734599V 
Oñate Landa M Carmen 14.883.099- Y 
Oñate Landa Javier 14929191 Y 
Oroz Echarri, Ramón 33 434 823 E 
Orradre Esáin Miguel 15740047 
Ortega González Ascensión 1766466 C 
Ortega Rodríguez Álvaro 50861982 N 
Ortuzar Arines Bingen DNI 78871090L 
Osés Serda Mª Asunción 46114153 G 
Oyarzabal Elena 15526983 

Pagola Lorente, Javier 15 750 374 C 
Paradinas Riestra Luis 02468380 C 
París Aristy, Patxi 15 735 961- M 
Pasto Bodmer Alfredo 41067519 F 
Pastor Blancou Sofía 30.669.555 k 
Peña Herrero Julia 12310446 C 
Peña Vázquez Manuela 8737190 L 
Perea, Joaquín 16.125.942-K 
Pereda Olarte Carlos 14873105 B 
Pérez de los Santos Héctor 2777781 E 
Pérez Hernández Rafael 002487815 
Pérez González Mª José 21649246 J 
Pérez- Soba Baró Pilar 613500 
Pérez Tapias Juan Antonio 28506131 T 
Pico de Coaña de Valicourt Yago 2803833 H 
Pizarro Segundo 13866250 X 
Prudencio Morales Mª Luisa 8778516 Z 
Pujol Lago Pura 3169145 K 
Queralt Llaudert Eulalia 37743123 Z 
Quirós Saíz José Luis 13777691 R 

Raguer Hilari 36275058 F 
Ramirez de Olano Egurbide, Maria Begoña 15758661 G 
Reino Prada Miren Estibalitz 14596982 D 
Renedo, Heraclio 03051744 N 
Riega Riega, Mª Isabel 15.722.441- D 
Ríos Villanueva Marta 13074321 X 
Rodríguez Aguado Eubilio 12667060 V 
Rodríguez Fernández, José Miguel 12.214.414 B 
Rodríguez García, Micaela 12 141 667 J 
Rodríguez Gómez Franco 11044077 Y 
Rodríguez Sánchez Antonio 23634228 A 
Rodríguez Teso Agustín 393291 Z 
Rosende Paz, Emilia 14 859 851B 
Ruiz Fernández Cristina 50319088 X 
Ruiz Orbezua Elena 30685524M 
Ruiz Torres Tomasa 50138939 A 

Sacristán Gárate Pilar 29338910 
Saenz de Cabezón Anitua Miguel 6125695 G 
Sáenz de Ugarte Eguskiza, Luis 72.255.704 -P 
Saenz Novales Patricia 30658405A 
Sagaseta Castaño, Juan José 15.701.248- E 
Sala Canela Magda 37888416X 
Salamero Duaso, Mª Cruz 36 490 309-G 
Sánchez Maus Jesús 4954960 S 
Sánchez Menéndez Pedro 10973133 V 
Sánchez Monroy, Ignacio 03868781 C 
Sánchez Torrado Santiago 2463199 Z 
San Martín Picabea, Inés 16 009 563-E 
San Martín Oncea, Vicente 15.527.960- Q 
Sasia, Peru 14.960.491 A 
Sastre García Jesús 13286399 N 
Seguí Martí Anna 78320263 L 
Sobrino Aranzabe, Itziar 30659250C 
Sol Bachs Salvador 36225628F 

Tamayo Acosta Juan José 12676077 H 
Tascón Fernández Julio 1906644 J 
Terribas Alamegó Jaume 37442904P 
Tito Lloret Amelia 21315613 
Tojo Menéndez José Ramón 537071 K 
Toña Guenaga, Ángel 15774823- C 
Torrens Viladecans Josep 46325751W 
Torres García, Carmen 00552153 
Torres Pérez, Mª José 387338-H 
Torres Queiruga, Andrés 33093065 K 
Tortosa Alarcón José María 52519136 D 
Tostado Sánchez Pedro 00770712 M 
Totosaus Josep Mª 37024795 Q 
Turias Dancausa, María Isabel 15763023 L 

Ulibarri Fernández, Florentino 72561233 M. 
Ulloa Edith 79052729 G 
Uraga Laurrieta, Bittor 14.942.299 G 
Urda Alguacil Antonio 39511 C 
Uribarri, Juanto 14555991-G 
Urrutia Gómez, Javier 16052384 V 
Vázquez Torres, Magdalena 15.358.313R 
Velasco Criado Demetrio 14848881 N 
Velasco Martínez Rufino 163602247 W 
Vélez Sáez, Mª Soledad 72 761 805 V 
Vicente Martín Mª Antonia 7762336 C 
Vila Despujol Ignacio 17242669 Y 
Villar Villar Evaristo 03383420 M 
Vitoria Cormenzana, F. Javier 14823659 K 
Zabalo Gómez, Francisco Javier 14206499 C 
Zubía Guinea Marta 16217365 L 
Zubero Beascoechea, Imanol 30554782 H 
Zumalde Otegui, Ana María 30.552.642-V 
Zugasti Martínez, Mª Jesús 15 148 264 G 



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CARDENAL DE NUEVA YORK PIDE EL FIN DEL CELIBATO

fuente Reflexión y Liberación


Diversas reacciones tanto en los EEUU como en el Vaticano han generado las declaraciones del Cardenal de Nueva York, Edgard Egan, referidas a que la Iglesia Católica debería considerar el fin al Celibato.

A punto de su retiro, el cardenal y arzobispo de la arquidiócesis Nueva York hasta el próximo 15 de abril, Edward Egan, dijo que la Iglesia católica debería considerar el fin del celibato y permitir que los sacerdotes se puedan casar. “Es una discusión perfectamente legítima”, afirmó el cardenal desde Albany, la capital de Nueva York, durante una entrevista en la estación radial Talk 1300.

“Creo que se tiene que considerar”, dijo el cardenal Egan al locutor Fred Dicker: “No estoy seguro si no sería una buena idea tomar una determinación [si los sacerdotes puedan casarse] que no haga un cruce de frontera con base en la cultura y la geografía”. Y, continuó. ;“Hay muchas iglesias orientales, católicas, católicas romanas, en las cuales se permite el matrimonio sin ningún problema”, agregó el cardenal.

En la entrevista del 10 de marzo también agregó que no era una ligera sugerencia para su sucesor, el arzobispo de Milwaukee, Timothy Dolan.

La Iglesia católica se ha opuesto por siglos a que los sacerdotes contraigan matrimonio, incluso los últimos tres Papas se han rehusado a hablar del tema.

La controversia ha crecido en Estados Unidos. En el 2003, cerca de 200 sacerdotes en la arquidiócesis de Milwaukee pidieron en la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos considerar la idea, ya que el número de sacerdotes estaba disminuyendo y el delicado tema debería debatirse.

La idea fue rechazada por Timothy Dolan, quien comenzará sus funciones como el nuevo arzobispo de Nueva York el mismo día que Monseñor Egan se retire. Sin embargo, varias organizaciones laicales y Comunidades religiosas han valorado los comentarios del cardenal ya que reconoció una dolorosa y complicada realidad al interior de la Iglesia.

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Mensaje de los curas en la Opción por los pobres

"La situación actual nos invita a decir una palabra"

Creemos que la situación actual nos invita a decir "una palabra". Pero ¿qué palabra? La crisis internacional sin precedentes, el nuevo reclamo de los sectores de las patronales agropecuarias, el adelantamiento de las elecciones, la ley de radiodifusión. Todo parece entremezclarse, y sabemos que cualquier palabra puede ser usada por unos o por otros en un sentido o el otro, a favor o en contra.
Entre nosotros tenemos miradas diferentes. A veces, ¡muy diferentes!, y lejos de ser motivo de conflicto, son temas que nos unen y acercan. Hay entre nosotros algunos que se sienten muy cercanos al gobierno (nacional, o provincial) y otros que se ven totalmente en oposición; algunos quieren palabras claras y firmes ante una actitud o decisión, y otros no tienen claro qué decir o hacer, o prefieren no hacerlo.
Entonces, ¿cómo decir 'una palabra' ante esta situación? Pero veamos algunas cosas:
1. Los problemas nacionales como el conflicto con el autodenominado "campo", o el "adelantamiento" de las elecciones nos hacen ver estupefactos "desde afuera" cómo unos y otros pelean por carroña sin que los pobres sean el tema central y principal, y a veces sin que parezca que importen. Unos estaremos más cerca de un lado, otros de otro, pero sí tenemos claro que los pobres no se ven beneficiados en esto. Y es allí donde queremos estar. Invariablemente.
2. La enorme crisis internacional es fruto exclusivo del capitalismo; y parece que se la pretende solucionar con "más capitalismo". Se inyectan miles de millones de dólares en los bancos y compañías que fueron "las madres de la crisis". ¡Qué distinto sería si ese dinero se destinara directamente y sin intermediarios a los pobres, a lo que los beneficia claramente. ¿No es impúdico escuchar que se dan miles de millones de dólares al banco tal o la aseguradora cual mientras millones y millones de hermanos y hermanas entran diariamente en el "universo de la pobreza"? ¿No es impúdico y criminal el hambre, la falta de salud, y de trabajo, o los subsidios que nunca llegan a los pobres?
3. Proyectos de leyes como los de radiodifusión parecerían ajenos a los problemas fundamentales de la gente; pero a su vez es cierto que los medios de comunicación pueden crear ánimos sociales, insoportables sensaciones de inseguridad, ser amplificadores de voces menores, o hasta gestar golpes de Estado. Y eso repercute en la vida de la sociedad y de los pobres en especial (no olvidamos la responsabilidad de muchos medios en el clima de descontento que terminó apoyando el golpe de estado genocida de 1976). Por esto nos parece fundamental que se modifique esta ley de la Dictadura militar y que se diversifique lo más posible el universo de las comunicaciones ya que monopolios u oligopolios sólo perjudican la mirada diversa o la lectura de la realidad más profunda.
4. No olvidamos, también, la actitud frecuentemente intolerante de pretender ser dueños de la verdad, intérpretes autorizados y exclusivos del sentir y ser popular que terminamos, tantas veces, viendo a los que no piensan "como yo" como verdaderos "enemigos", incluso a aquellos que tan honestamente como nosotros, pretenden priorizar a los pobres y defender sus intereses, contribuyendo de esa manera al desconcierto de la gente. En este sentido, nos parece indispensable una actitud de sincero diálogo y respeto que nos permita ver con la mayor claridad posible quiénes son los que defienden con sus palabras y su vida a los pobres, y quienes se desinteresan de su suerte, ¡o la provocan!
Insistimos en un tema que nos parece fundamental: aun con diferentes miradas, pretendemos mirar lo que nos parece -humilde y honestamente- que más beneficia, o perjudica a los pobres. Y queremos invitar a todos, en especial a los que tienen responsabilidad pública a cambiar el enfoque, a abandonar actitudes de discordia y -especialmente- a recordar que sólo donde los pobres se ven beneficiados Jesús se hace presente, y Dios reina. Es desde allí que pretendemos decir nuestra palabra.
Grupo de Curas en Opción por los pobres, Marzo 2009

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