Sandro Magister, periodista italiano del diario La Repubblica dio a conocer este artículo
Se le critica que oculte la divinidad de Cristo, para hacerlo más accesible al mundo. En el corazón de la disputa está la Compañía de Jesús. Y también un miembro conocidísimo de ella, el cardenal Carlo Maria Martini.
ROMA, 22 de enero de 2009 – Roger Haight, de 72 años, teólogo, pertenece a la Compañía de Jesús. Pero a juicio de las autoridades vaticanas que velan sobre la recta doctrina, el Jesús de sus escritos está demasiado lejos del que se profesa en el Credo.
Ya en el 2004, el 13 de diciembre, la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida en ese entonces por el cardenal Joseph Ratzinger, había emitido una notificación de condena de las tesis expresadas por Haight en su libro editado cinco años antes: "Jesus Symbol of God [Jesús, símbolo de Dios]". Y había concluido prohibiendo al jesuita "la enseñanza de la teología católica".
Es por este motivo que Haight abandonó la cátedra que tenía en la Weston School of Theology de Cambridge, Massachusetts, dirigida por los jesuitas. Pero no dejó de enseñar teología. Pasó al Union Theological Seminary de Nueva York, un instituto no católico, fundado por los presbiterianos en 1836, en el que enseñaron teólogos protestantes de primer nivel, como Reinhold Niebuhr y Paul Tillich, hoy independiente del control por parte de denominaciones cristianas particulares.
Siguió publicando libros de teología que vuelven a proponer sus tesis de fondo. Publicó dos libros en particular: "Christian Community in History [La comunidad cristiana en la historia]", en tres volúmenes, y "The Future of Christology [El futuro de la cristología]".
Pero ahora las autoridades vaticanas han intervenido nuevamente contra él. Le han ordenado que deje de enseñar teología en cualquier lugar, inclusive en institutos no católicos, y que no publique libros ni ensayos de temática teológica. Esto – al igual que en la notificación anterior – "hasta que no rectifique sus posiciones de modo que sean plenamente conformes con la doctrina de la Iglesia".
La nueva medida fue emitida en el verano pasado, pero sólo en los primeros días de enero de 2009 se ha dado a conocer públicamente. Haight no la ha comentado.
El examen de las posturas de Haight, tanto esta vez como antes de la notificación del 2004, se ha llevado a cabo siguiendo los procedimientos habituales. La Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe ha confiado el caso al prepósito general de la Compañía de Jesús, y ésta a su vez ha activado a la provincia americana de la Compañía, a la que pertenece el investigado. Se le pedido a Haight que envíe aclaraciones y rectificaciones sobre los puntos indicados como erróneos, y él lo ha hecho, pero sin convencer a sus jueces para que lo absuelvan. En el año 2002 hubo también un curioso contratiempo. La respuesta de Haight, arribado al Vaticano con retraso respecto a los tiempos establecidos, generó dudas sobre su autenticidad: no había certeza que hubiese sido escrita por él. Por eso le fue devuelta, exigiéndole que volviese firmada en cada una de sus páginas.
Las razones esgrimidas para sostener la condena de Haight no son de poco valor. La notificación del año 2004 las detalla meticulosamente. A juicio de las autoridades vaticanas, Haight utiliza un método teológico que subordina los contenidos de la fe a su aceptación por parte de la cultura postmoderna. Y sustituye con símbolos las realidades objetivas definidas por los artículos del Credo.
En consecuencia, se vacían de contenido verdades capitales de la fe cristiana, como la pre-existencia del Verbo, la divinidad de Jesús, la Trinidad, el valor salvífico de la muerte de Jesús, la unicidad y universalidad de la mediación salvífica de Jesús y de la Iglesia, la resurrección de Jesús. Sobre cada uno de estos puntos la notificación vaticana dice cómo y por qué Haight contradice a la doctrina católica.
Haight se ha atenido siempre a las sanciones recibidas, aunque dilatando un poco los tiempos. Abandonó rápidamente también la cátedra en el Union Theological Seminary de Nueva York. Y está preparando una nueva respuesta escrita, para enviarla a la Santa Sede.
En el Vaticano están seriamente preocupados por este caso. No lo consideran en absoluto circunscrito a los ambientes académicos. Haight es un teólogo de reconocida capacidad comunicativa, es apreciado por la cultura "liberal" tan presente en los medios de comunicación, y goza de conocidos apoyos dentro de la Iglesia, en particular en la Compañía de Jesús.
De los últimos siete teólogos investigados por la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuatro son jesuitas. Además de Haight, los otros han sido Anthony De Mello, Jacques Dupuis y Jon Sobrino, éste último exponente de relieve de la teología de la liberación.
No sorprende que un año atrás, mientras la Compañía de Jesús se reunía para elegir a su nuevo prepósito general, las autoridades vaticanas reclamaran a sus numerosos teólogos y exégetas una mayor fidelidad doctrinal y un más efectivo "sentire cum Ecclesia".
Naturalmente, no todos los teólogos jesuitas están bajo sospecha. Para convencer a Haight que corrija sus posturas, la provincia americana de la Compañía de Jesús pidió ayuda también al cardenal jesuita Avery Dulles, teólogo de reconocida grandeza y de indudable ortodoxia, a pesar de su avanzada edad y su precaria salud. El cardenal Dulles falleció en Nueva York el pasado 12 de diciembre.
Pero es indudable que la teología de Haight encontró dentro de la Compañía de Jesús un ambiente en general hospitalario. Él vive en Nueva York, en la casa de los jesuitas que publican "America", revista de vanguardia del catolicismo progresista. En marzo de 2008, cuando ya le habían prohibido enseñar y estaban por llegar sobre él las nuevas sanciones, publicó en "America" un amplio reconocimiento de la teología católica de fines del siglo XIX, con los principales teólogos clasificados en siete corrientes eficazmente descriptas y evaluadas. Todo esto para mostrar que el futuro de la teología católica se juega en su capacidad para representar los artículos del Credo en una forma comprensible para la cultura dominante en Occidente.
Otra revista católica americana dispuesta en apoyo de Haight es "Commonweal". En enero de 2007 publicó una apasionada apología de su pensamiento, bajo el titulo: "Not So Heterodox. In Defense of Roger Haight [No tan heterodoxo. En defensa de Roger Haight]". El autor fue un teólogo muy citado, Paul Lakeland, docente en la Fairfield University, en Connecticut, una de las 28 universidades gestionadas por los jesuitas en Estados Unidos, y primer titular de la cátedra de estudios católicos, a cargo en esta universidad del teólogo jesuita Aloysius P. Kelley.
A su vez, otros teólogos americanos han expresado severas críticas respecto a Haight, quien durante algunos años fue también presidente de la Catholic Theological Society of America. Entre los críticos se cuentan William Loewe, de la Catholic University of America, en Washington, D. C., y John Cavadini, de la Notre Dame University de South Bend, Indiana, también consejero de la comisión doctrinal de la Conferencia de Obispos de Estados Unidos.
Otro crítico de las posturas de Haight es también jesuita y también enseña en una universidad de la Compañía de Jesús, la más importante del mundo. Es Gerald O'Collins, profesor de teología sistemática en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, especialista en cristología.
De O'Collins se recuerda esta embestida, luego de la primera condena de Haight: "Por el Jesús de Roger Haight no daría jamás la vida. Es un triunfo del conformismo sobre la ortodoxia".
En síntesis, Haight preocupa tanto más a la cúpula de la Iglesia en tanto expresa la difundida tendencia a someter la figura de Jesús a los cánones interpretativos de la cultura secular, exaltándolo como un hombre insigne y ejecutor de la justicia, pero eclipsando su divinidad.
Una expresión eficaz de esta tendencia – menos teológica, más discursiva – se ve en el último libro de otro jesuita famoso, el cardenal Carlo Maria Martini: "Conversazioni notturne a Gerusalemme. Sul rischio della fede [Conversaciones nocturnas en Jerusalén. Sobre el riesgo de la fe]".
El Jesús trazado por el cardenal Martini tiene el éxito asegurado, de acuerdo con las ventas de su libro. En todo caso, está muy lejos del Jesús verdadero Dios y verdadero hombre del libro "Jesús de Nazaret" de Benedicto XVI.
Una vez más, Jesús salvador es el gran signo de contradicción a partir del cual se mide la fe católica. Y es llamativo que un epicentro de esta disputa sea precisamente la Compañía de Jesús.
Etiquetas: Temas en debate
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